Bajo el título de «Protocolo de preparación para la respuesta ante la contingencia de Enfermedad por coronavirus 2019», el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires dio a conocer este jueves todos los puntos clave a la hora de proceder antes, durante y después de la detección y tratamiento de la gente con sospecha o confirmación de contagio. Con 30 casos confirmados -y una muerte- en territorio bonaerense de los 117 en todo el país, la cartera conducida por Daniel Gollan detalló las pautas a la hora de trabajar con los infectados.

El objetivo es el de «implementar las medidas de prevención, detección temprana y control que permitan brindar la respuesta sanitaria integral necesaria para la atención y protección de la población susceptible de COVID-19, reduciendo las complicaciones y posible mortalidad debidas al mismo y procurando además limitar la propagación de este nuevo virus, en el territorio provincial y nacional», detallaron.

Todo está basado en las recomendaciones para el equipo de salud del Ministerio de Salud de la Nación, al 23 de marzo de 2020; y que se encuentran en revisión permanente en función de la evolución de la pandemia y la nueva información que comienza a conocer sobre la enfermedad. «La Provincia se encuentra actualmente en fase de contención e implementando estrategias para la detección de transmisión comunitaria. En esta fase se espera un incremento en la detección de casos y pasaje a un escenario de transmisión comunitaria con aumento de consultas, internaciones y muertes por infecciones respiratorias agudas», explicaron las autoridades sanitarias bonaerenses.

La evidencia actual sugiere que la propagación de persona a persona está ocurriendo, incluso entre los trabajadores de la salud que atienden a casos confirmados de COVID-19. En ese contexto, en el protocolo se vuelven a repetir los síntomas que ya se han dado a conocer en reiteradas oportunidades, como «fiebre y tos, malestar general, rinorrea, odinofagia, asociados o no a síntomas graves como dificultad respiratoria, taquipnea. Pueden presentarse como neumonía intersticial y/o con compromiso del espacio alveolar». Así, «la vigilancia de COVID-19 se inscribe en la vigilancia de las infecciones respiratorias agudas (ETI, bronquiolitis, neumonía, IRAG, IRAGI y sospecha Virus emergente)», explicita el documento.

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Desde Salud se elaboró un punteo con las distintas maneras de proceder ante un caso sospechoso, caso probable, caso confirmado y caso descartado de coronavirus. Además hablan de la «vigilancia centinela», que se establece con el objetivo de detectar en forma oportuna la transmisión comunitaria de la enfermedad y por lo tanto es una estrategia de aplicación transitoria de acuerdo con el contexto epidemiológico.

Así, ante el aumento esperado de consultas, internaciones y muertes por enfermedades respiratorias agudas y de acuerdo con la experiencia de otros países y las recomendaciones emanadas de la Organización Mundial de la Slud, la preparación de los servicios debe centrarse en varios puntos, como por ejemplo en reforzar la capacidad de los sistemas de atención médica para garantizar la detección y el diagnóstico rápidos de los casos; limitar el número de visitas para pacientes ingresados; y conformar un Comité de control de Infecciones para asegurar las precauciones estándar y adicionales, así como es seguimiento de medidas adoptadas; entre otros.

La organización de los servicios de salud se divide en etapa prehospitalaria y etapa hospitalaria y para cada una de ellas hay pasos a seguir, así también como el manejo de los casos sospechosos, que incluye la recepción del caso, el manejo de pacientes en internación y el seguimiento de los pacientes que se recuperan.

También se detallan las acciones según tipo de contacto y algo fundamental, el seguimiento de contactos, que consiste en un período de incubación estimado de 1-12 días, con lo cual se recomiendan 14 días de seguimiento en contactos.

Por otro lado, las principales acciones para control de contactos estrechos de un caso sospechoso, probable o confirmado, son las del aislamiento domiciliario estricto a partir del último contacto con el caso. A partir de ahí se realiza un monitoreo diario de las autoridades sanitarias durante 14 días (signos y síntomas, incluida fiebre, tos o dificultad para respirar) en donde debe cumplirse lo siguiente: no salir del domicilio, no recibir visitas, no tener contacto estrecho con otras personas (distancia mínima de 1 metro) y lavarse las manos con agua y jabón o alcohol en gel periódicamente, entre otros puntos. Al mismo tiempo se enumeran las indicaciones de aislamiento preventivo en otros grupos, como las personas que arriben provenientes de viajes fuera del país.

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«Todas las personas deberán cumplimentar las presentes medidas en ejercicio de su responsabilidad social y el interés público superior de salud pública comprometido en el marco de la Pandemia por coronavirus COVID-19», se vuelve a remarcar. Y las indicaciones para el distanciamiento social son, entre otras, distancia interpersonal mínima de 1 metro; no más de una persona cada un metro cuadrado; no realizar eventos y/o reuniones; utilizar medios electrónicos para la realización de gestiones, trámites, etc.; trabajar a distancia, en la medida que sea posible; no utilizar el transporte público, salvo extrema necesidad y evitar viajar en horas pico.

Por su parte, las personas mayores de 60 años además deberán permanecer en el domicilio la mayor parte del tiempo y minimizar el contacto social; evitar contacto con personas con síntomas respiratorios o personas que volvieron de zonas afectadas en los últimos 14 días; y no asistir a actividades sociales, lugares de alto tránsito y aglomeración de personas.

Y por último, en el protocolo se explica también cuáles son las pautas para la comunicación, en donde hay que tener en cuenta que «los medios de comunicación masiva se convierten en este tipo de escenarios en la principal fuente de información para la ciudadanía sobre el estado de situación, su impacto sobre la salud y las acciones de respuesta. Si el tratamiento mediático es adecuado, la incertidumbre se reduce, lo que favorece la adherencia a las recomendaciones oficiales de cuidado de la salud en relación con la problemática en cuestión, además de contribuir a consolidar la confianza en general en el sistema de salud».

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