Expectativa por los ensayos en Reino Unido y Estados Unidos. El gobierno británico anunció que unas 30 millones de dosis de vacuna covid-19 estarían listas en septiembre luego de un acuerdo entre la Universidad de Oxford y la farmacéutica Astrazeneca. El médico a cargo de la investigación de la farmaceútica Moderna en EE.UU. prenuncia un resultado en enero. 

La promesa de una vacuna para la covid-19 puede operar milagros. La fórmula es simple. Una población global amenazada por un virus letal, gobiernos sedientos de popularidad y multinacionales farmacéuticas que disparan su cotización bursátil. En medio de los espectaculares anuncios en el Reino Unido y Estados Unidos, cabe recordar que en el listado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay cerca de 80 investigaciones en curso: solo ocho se encuentran en la fase de experimentación humana. La pregunta es: ¿estamos realmente más cerca de una vacuna?

El domingo el gobierno británico anunció que unas 30 millones de dosis de vacuna covid-19 estarían listas en septiembre luego de un acuerdo entre la Universidad de Oxford y la farmacéutica Astrazeneca. Los ensayos en humanos comenzaron hace un mes y, según señaló la jefa del proyecto de la Universidad, Sarah Gilbert, hay un 80 por ciento de posibilidades de éxito.

Casualidad o no el anuncio en la conferencia de prensa diaria británica sobre el coronavirus, lo hizo Alouk Sharma, el Business Secretary (Ministro de Negocios) del atribulado gobierno de Boris Johnson, país que lidera el número de muertes en Europa. “Con este acuerdo, si llegamos a la vacuna, protegeremos las vidas de miles de personas en el Reino Unido. Pero además podremos producir vacunas al más bajo costo para los países en desarrollo”, dijo Sharma. Con este pase de magia científica, el gobierno se libraría de la actual hecatombe y las acusaciones de incompetencia y se proyectaría frente a su opinión pública y la del mundo como la vanguardia de la lucha contra la pandemia.

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Dos pasos adelante, uno atrás

El lunes las noticias no fueron tan promisorias. La prueba en nueve monos macacos rhesus, realizada por el Rocky Mountain Laboratory en Montana, halló que los seis que habían sido vacunados tenían síntomas más leves que el grupo de control, pero no habían desarrollado inmunidad. Especialistas en el Reino Unido indicaron que, de todas maneras, era un avance. “El resultado muestra que la vacuna evitó la neumonía y otros síntomas. Es un avance. Muchas vacunas funcionan porque evitan las graves enfermedades concomitantes más que porque evitan la infección”, dijo el catedrático de Virología Molecular de la Universidad de Nottingham Jonathan Ball.

Con la humanidad entera expectante, Estados Unidos encendió otra vez la ilusiónEl primer resultado de pruebas humanas de la farmacéutica Moderna mostró que los ocho participantes desarrollaron anticuerpos contra el virus. El médico a cargo de la investigación, Tal Zaks, le dijo a la cadena CNB que podría haber una vacuna en enero. “Hemos demostrado que estos anticuerpos, esta respuesta inmunológica puede bloquear el virus. Es un primer paso muy importante”, señaló Zaks.

Este “primer paso” disparó las acciones de Moderna y la fortuna de Moncef Slaoui, principal asesor científico del programa de lucha contra la vacuna que lanzó a fines de abril el presidente Donald Trump, la operación Warp Speed. El alza de más de cuatro puntos del índice Dow Jones, que mide a las 30 compañías más importantes del país, reflejó un creciente optimismo ante una vacuna que liberaría al mundo de confinamientos y dispararía otra vez la actividad económica. Para Trump, que en abril había anunciado una inversión de 483 millones de dólares en Moderna, fue la primera noticia positiva en semanas, aunque le costará mucho más repuntar sus alicaídas acciones de cara a las elecciones de noviembre.

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El tema es que la prueba clínica de una vacuna consta de cuatro pasos. El «primer paso» de la farmacéutica Moderna en colaboración con el estatal National Institute of Health, no ha pasado por la revisión de los pares científicos ni ha sido publicado en una revista médica. La compañía tiene la autorización del regulador estadoundense, la US Food and Drug Administration, para pasar a la fase dos que prueba la vacuna en cientos de personas. El plan de Moderna es que en julio se pueda dar el salto a la tercera fase que es experimentación en decenas de miles de personas, antesala del éxito o fracaso de una vacuna.

¿Quiénes más?

Según la OMS hay otras seis compañías además de Moderna y Astrazeneca que han comenzado con la fase de experimentación en humanos. En todos los casos, se encuentran en la fase 1 o entre la fase 1 y 2 de la investigación.

Con la excepción de la investigación de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, a la que se agregará el Imperial College de Londres que realizará en junio los primeros experimentos humanos, las otras compañías son chinas o estadounidenses, parte de una rivalidad que recuerda la competencia en todas las áreas con la Unión Soviética durante la guerra fría.

El proyecto más avanzado de los cuatro que lleva adelante China es de la compañía biotecnológica CanSino Biologics en colaboración con la Academia de Ciencia Médica del ejército chino. En abril el Trial Site News, un medio digital sobre investigación clínica, alertaba sobre “una competencia en marcha entre los dos países como se ve en este desarrollo chino o en la decisión del gobierno federal de invertir 483 millones de dólares en Moderna”

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La pandemia ya esta enfrentando dos modelos de competencia sobre gobernanza en casos de crisis: el asiático (China, Taiwán, Singapur, Corea del Sur, etc) y el de las democracias occidentales. Esta competencia se extiende ahora a la investigación.

La OMS procura impulsar un modelo más cooperativo y que prevalezca el concepto de la salud pública sobre el de la ganancia. El mismo Tal Zaks, que capitanea la investigación de Moderna, señaló que solo tenía dos competencias: el virus y el reloj. “Espero que los que compiten con nosotros tengan éxito porque es lo que necesitamos todos como sociedad”, dijo Zaks.

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