Patricia Bullrich y Gerardo Milman, con el protagonismo de la exMiss Argentina Carolina Gómez Mónaco, designaron 18 supuestos espías en la Dirección de Inteligencia Criminal del Ministerio de Seguridad. De esos 18, hay 15 que ni siquiera se sabe el domicilio, sólo que son vecinos de dos municipios que administra el PRO, Tres de Febrero y San Miguel. De los otros tres, dos desconocen haber sido contratados por el Ministerio de Seguridad y el tercero, después de eludir una explicación, reconoció la contratación, pero no que haya trabajado en Inteligencia Criminal. Todo indica que es un puntero político. El perjuicio para el estado fue de unos 35 millones de pesos, pero queda la duda del trasfondo de las contrataciones. Una hipótesis es que Milman se quedó con parte del dinero si es que efectivamente hubo quienes ni siquiera se enteraron que los contrataron: les usaron el nombre. La otra hipótesis es que se usó la plata para financiar a punteros políticos. Los fondos de Inteligencia Criminal los administraba la hermana de la exMiss Argentina, Daniela Gómez Mónaco, y no hay registros. El argumento es que eran fondos reservados.

La causa judicial contra la ministra, el viceministro y la exMiss

La denuncia fue presentada por el ministro de Seguridad Aníbal Fernández y la secretaria de la cartera, Mercedes La Gioiosa. El expediente será instruido por el juez Daniel Rafecas y la fiscalía a cargo de Carlos Stornelli. Como también informó este diario, esta semana Stornelli impulsó tímidamente otra denuncia contra Milman por el uso de un Peugeot 2008 Sport perteneciente a una empresa privada con contratos con el estado, Metalúrgica Oliva Hermanos. La mano derecha de Bullrich tenía a su nombre la tarjeta azul de ese vehículo y lo manejaba otra de sus jóvenes colaboradoras, que fue sorprendida con un registro trucho. El delito que Stornelli le imputó a Milman fue el de dádivas.

Esta vez, las actuales autoridades del Ministerio de Seguridad acusan a Bullrich y Milman de una larga serie de delitos: defraudación por administración fraudulenta, defraudación en perjuicio del estado, asociación ilícita, abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, negociaciones incompatibles con la función pública.

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La palabra la tiene Stornelli que es quien debe impulsar la acción.

Agentes que ni sabían la dirección del ministerio

La Dirección de Inteligencia Criminal es un organismo clave. Analiza las grandes bandas, entrecruza datos, estudia los modos operandi, las zonas en que actúan, por ejemplo, las organizaciones de narcos, de secuestradores, de piratas del asfalto. Como es lógico, en esas investigaciones se paga a agentes encubiertos que no pueden figurar en las planillas públicas del Ministerio.

En el caso del gobierno de Mauricio Macri, la ministra era Bullrich y el viceministro, encargado de Inteligencia Criminal, fue Milman. A raíz de que habría dicho aquella frase “cuando la maten voy a estar camino a la Costa” (adelantando que iban a intentar matar a Cristina Kirchner), los focos se pusieron no sólo en el diputado del PRO sino en las dos jóvenes muchachas que lo acompañaban ese mediodía en la confitería Casablanca. Así cobró notoriedad Carolina Gómez Mónaco, la exMiss Argentina 2012. Y se supo que la chica fue designada en su momento como directora de la Escuela de Inteligencia Criminal, sin tener el menor antecedente.

En el Ministerio de Seguridad la recuerdan porque no era para nada amable con el personal. Y la hermana de Carolina, Daniela, otra chica Milman, aterrizó como jefa administrativa de Inteligencia Criminal. Daniela es contadora, pero lo que dicen en el Ministerio es que no tenía poder: la que resolvía todo era Carolina.

Los 18 espías fantasmas

A raíz del salto a la fama de Carolina y Milman, se aceleró el proceso de revisión de todo lo actuado por el dúo en Inteligencia Criminal. No es sencillo porque los sueldos de los 18 espías se pagaron con fondos reservados. Hoy en día, Aníbal Fernández y La Gioiosa decidieron que se presente, mes a mes, una rendición de los actuales gastos reservados en la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia.

Pero no fue así con el trío Bullrich-Milman-Carolina. Por lo tanto, se siguió adelante con una revisión en la que saltaron tres datos notorios. El primero, que los espías nunca trabajaron en Inteligencia Criminal. Aparecen cobrando dos meses, pero sin prestar ningún servicio. El segundo, que todos provenían de dos distritos manejados por el PRO, Tres de Febrero y San Miguel. El tercero, que en la mayoría de los casos (15) ni siquiera figuraba una dirección o una forma de contactarlos.

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El Ministerio se comunicó con los tres que estaban identificados. Dos de ellos negaron haber trabajado nunca para la División de Inteligencia Criminal y aseguraron que ni siquiera saben dónde queda el ministerio. Juraron y perjuraron que no cobraron nunca nada. El tercero no aceptó ser entrevistado personalmente. Sólo dio explicaciones por teléfono. Al principio negó haber trabajado, pero luego dijo que hizo algunas tareas, aunque no detalló nada. El hombre es conocido como un puntero de Juntos por el Cambio.

A los otros 15, por ahora, no hay forma de contactarlos. No se sabe si existen. El ministro Fernández evalúa publicar la lista esta semana para ver si alguien los conoce.

El camino de los fondos

Milman designó a Carolina al frente de la Escuela de Inteligencia Criminal en septiembre de 2017. Los fondos ordinarios y los reservados quedaron en manos de Daniela en el mismo mes.

Justito en ese momento se puso en marcha, en Corrientes 1135, a metros del Obelisco, Luxa Estética, dedicada a tratamientos integrales de modelación corporal. El centro está puesto a todo lujo y, por supuesto, es presidido por Carolina.

En el mismo local empezó a funcionar Luxa Models, escuela de moda, modelos profesionales, protocolo y ceremonial. Para redondear, también en ese espacio se inauguró Top Studio Obelisco, centro de danzas y fitness. Hay una sociedad con María Mroue, que tiene un espacio en Crónica TV. Justo allí fueron entrevistados por primera vez Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, entrevista groseramente pactada.

Los abogados de Cristina Kirchner, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, pidieron que se investigue toda la trama por posible enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, además de los vínculos con la tentativa de homicidio. Respecto de los fondos, la hipótesis, obviamente, es que la plata para el centro de estética salió de las maniobras en Inteligencia Criminal.

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Todo cobra más fuerza a la luz de los 18 espías, una parte de los cuales parece que figuraban, pero nunca cobraron.

Nombramientos y más nombramientos

A esta altura de las investigaciones ya se podría hablar de la industria Milman de los nombramientos. Tiene 34 asesoras -muchas chicas jóvenes- por un total de cinco millones de pesos mensuales. Su esposa, Florencia Retamoso suma otros 14 asesores, por un total de cuatro millones de pesos mensuales.

A todos estos escándalos se agrega el del auto de una empresa privada conducido por una colaboradora. Milman mintió dos veces: dijo que el vehículo era suyo y que la chica era su esposa. Todo eso a las dos de la mañana, patoteando a la agente de tránsito y en un estado bastante extraño, según surge del dictamen del fiscal Augusto Troncoso.

En los últimos diez días se conocieron, además, diez facturas de Milman, ocho a la empresa dueña del Peugeot Una de factura por 667.000 pesos a una chica venezolana que ni remotamente puedo pagar esa cifra: vive en una humilde vivienda y en los informes de créditos figura como irrecuperable. Milman miente en la factura diciendo que le brindó servicios de seguridad. Y, para colmo, hay una factura destinada a proveer asesoramiento al Instituto de Estudios Estratégicos de Seguridad que preside Patricia Bullrich. O sea, la candidata pagándole a su jefe de campaña 357.000 pesos. Otra falsedad.

Nada de todo esto mereció hasta ahora una explicación del PRO o de Juntos por el Cambio. La única respuesta fue correr a Milman, lo más discretamente posible, del papel de jefe de la campaña presidencial de Bullrich. Tal vez la estrategia del silencio se debe a que Milman sabe demasiado. Entre otras cosas sabe de estas maniobras económicas, pero sobre todo de las relaciones con los grupos de ultraderecha que trataron de matar a la vicepresidenta el 1 de septiembre pasado. A tal punto, que anticipó el ataque con un proyecto parlamentario y una frase en Casablanca.

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