Como antes de cada decisión importante, el presidente Alberto Fernández convocó para esta tarde a la Quinta de Olivos a todos los gobernadores para ponerlos al tanto de la propuesta de reestructuración de la deuda que Argentina presentará mañana a los bonistas. La iniciativa contemplará una quita importante y para el Gobierno es clave mostrar el respaldo político de todos los mandatarios, incluyendo los de la oposición, en medio de una situación tan crítica como la que plantea la pandemia. En la Casa Rosada esperaban asistencia perfecta aunque en el caso de Córdoba, Juan Schiaretti anticipó que mandará a su vice porque es grupo de riesgo. Algunos podrían participar por teleconferencia.

Alberto Fernández había prometido ser el presidente «más federal» que haya tenido el país. En los pocos meses que lleva de gestión no pudo mostrar demasiado al respecto, pero sí se preocupó siempre en incluir a los gobernadores en la toma de las principales decisiones. Por ejemplo, cuando anunció el inicio de la cuarentena obligatoria en Olivos. Incluso subió al escenario a dos opositores como el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta y al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

La cita es a las 17 en la quinta presidencial, donde hay espacio de sobra para que se encuentren manteniendo la distancias. Algunos mandatarios todavía debían definir la manera de llegar a Buenos Aires, con los vuelos de líneas suspendidos, pero en la Rosada imaginaban que todos podrían acercarse. Schiaretti no viajará por recomendación médica y estará representado por su vice, Manuel Calvo. Rodríguez Larreta y Morales ya habán confirmado su presencia, lo mismo que el neuquino Omar Gutiérrez. «Vamos a acompañar lo que se haga en materia política», adelantó el gobernador de Corrientes, el radical Gustavo Valdés. 

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Junto a Fernández estarán el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el ministro del Interior, Wado de Pedro, y obviamente, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien quedará a cargo de dar los detalles de la propuesta, que se anticipa será agresiva en cuanto a la quita y período de gracia que se planteará. En Gobierno están convencidos que el escenario internacional de caída generalizada y alta volatilidad de los mercados los beneficia porque los acreedores verán con mejor predisposición cualquier propuesta de pago. A los gobernadores les dirán que si se consigue un acuerdo luego se destrabaría la situación con el FMI, lo que permitiría contar con fondos para recuperar la economía tras la emergencia. La preocupación de los gobernadores está puesta en las cuentas provinciales en rojo por la caída de la recaudación que les significa el parate.

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