La mayoría de los nidos que encontraron estaban ocupados por un solo pez adulto que custodiaba más de 1700 huevos. El cuidado parental de nidos y la protección de los huevos es un comportamiento que ya se había observado de forma aislada en la familia de los peces de hielo. Los nidos estaban claramente diferenciados del fondo marino circundante por la ausencia de cualquier tipo de detritus en el interior de los propios nidos. En la sección superior del nido se aprecia sedimento liso y pequeños fragmentos de rocas del tamaño de un guijarro, de diversas litologías y coloraciones. La deposición de huevos en la grava es una estrategia conocida de los peces de hielo para ayudar a mantener la aireación y limpieza. A ello hay que añadir que la forma de cuenco evita que los huevos sean llevados fuera del nido por las corrientes bentónicas (del fondo del mar).

El equipo también pudo observar numerosos cadáveres de peces adultos dentro y fuera de la colonia de anidación, lo que sugiere que juegan un papel importante en la red trófica del entorno. En algunas fotografías se pueden observar estrellas de mar alimentándose de estos peces muertos, además de pulpos y varias especies de peces que se alimentan de forma oportunista. Aunque se necesitan más estudios, sospechan que la colonia puede servir de sustento a depredadores como las focas de Weddell (Leptonychotes weddellii), que se encontraban en la fase posterior a la reproducción y engordaban para el próximo invierno durante la expedición COSMUS. Otras especies de focas buceadoras como los leons marinos machos adultos (Mirounga leonina) también han sido observados en el área de Flichner.

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“Muchas focas de Weddell pasan gran parte de su tiempo en las proximidades de los nidos de peces”, afirma Purser. “Sabemos esto por el histórico de los datos de seguimiento y por los datos de nuestra embarcación. Los nidos están exactamente donde surge el agua más cálida. Estos hechos podrían ser una coincidencia, por lo que se necesitan más estudios, pero los datos registrados de las focas muestran que estas se sumergen hasta las profundidades de los nidos, por lo que podrían estar comiendo estos peces”.

Los hallazgos revelan un ecosistema único a nivel mundial y brindan apoyo al Área Marina Protegida en el Océano Antártico, bajo el paraguas de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos.

Los investigadores ahora han desplegado dos sistemas de cámaras para monitorear los nidos de dracos hasta que regrese otro barco de investigación. Han volcado esperanzas en que las fotografías que se tomadas varias veces al día brinden nuevos conocimientos sobre el funcionamiento de este ecosistema recién descubierto.

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