En la localidad jujeña de Libertador no hay lugar en el cementerio

Un concejal apuntó al Ingenio Ledesma por la concentración de tierras ociosas frente a un pueblo sin más espacio para enterrar a sus muertos, tener un mercado o dar alivio al déficit habitacional.
En el medio de un cementerio con tumbas recién abiertas y tapadas, amontonadas entre los mausoleos, un hombre cava una fosa. Pide a quien lo filma que se acerque para decir lo suyo: “acá en Ledesma, Libertador General San Martin, en Jujuy, así tenemos que enterrar a nuestros seres queridos. Tenemos que traer la pala y el pico y enterrar como muchos de los que están acá… para que no digan que mentimos esta es la realidad en Ledesma y Jujuy”. Es José Domingo Ramírez, quien el martes enterró a su madre, Paula Pereyra, una de las fallecidas a causa de la Covid-19 en esa ciudad jujeña.
Uno se tiene que guardar las lágrimas, la rabia, y estar en esta situación”, dijo en una entrevista realizada por Christian Ariel Rodríguez, periodista de Canal 7 de Jujuy. Por su relato se pudo conocer que la situación tuvo como origen la falta de pago a la funeraria. Lo cual había ocurrido, a su vez, por la cuarentena estricta que hay en el pueblo donde la Covid-19 está descontrolada. Tras llegar a un acuerdo, la funeraria reconoció a Ramírez el cajón y el traslado, pero él debía encargarse de la excavación. “Acá el asunto es el negacionismo (…), esto es algo que se debería haber previsto”, dijo Ramírez, con la voz quebrada de a tramos.

Con la pandemia nada quedó invisible. Y la situación de Ramírez mostró algunos problemas que son preexistentes y otros que prometen mostrarse a futuro.

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El concejal por el PTS-FIT, docente de artes plásticas y periodista Miguel López, afirmó ante Salta/12 que el único cementerio público y municipal está ubicado en el barrio 9 de Julio. “Se encuentra abarrotado de cajones, y de tumbas desde hace tiempo ya. Pero se profundizó con la situación actual de propagación del virus y letalidad en la localidad”, sostuvo. Afirmó que en Libertador ya se contabiliza un total de 801 contagios y que hay más de medio centenar de fallecidos. En el Ingenio Ledesma, en tanto, suman ya 10 los trabajadores fallecidos (la empresa sólo reconoce 8), y 305 los contagiados, dijo. Sin embargo, aclaró que solo los trabajadores que presentaron síntomas fueron testeados y no la totalidad del personal, como solicitó en su momento el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (SOEAIL).

Déficit y concentración de tierras

López afirmó que además de que es necesario contar con un espacio para un nuevo cementerio, en la ciudad de Libertador General San Martín hay reclamos para que haya un predio ferial tipo mercado central, por una parte, y para resolver problemas de déficit habitacional, por el otro. “El ejido urbano quedó muy pequeño”, dijo al sostener que el Ingenio Ledesma tiene 160 mil hectáreas y explota sólo 42 mil hectáreas con plantación de caña y 3 mil con plantación de frutas pomelo naranja y limón. Entonces “la población queda asfixiada en un cinturón de caña de azúcar y no puede crecer cuando el Ingenio se niega a otorgar” mayor extensión de tierras.

(Gentileza Christian Ariel Rodríguez)

López citó al filósofo y sociólogo Federico Engels para hablar de “crimen social”. “Cuando las instituciones exponen a la población y sus trabajadores en particular a estas situaciones de riesgo de muerte o de muerte, sin cubrir ni siquiera servicios esenciales se puede llamar crimen social dado que si bien no se puede encontrar al homicida hay responsables que podrían haberlo evitado”.

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Pablo Lazarte, presidente de la Asociación Civil de Sepelio Azucarero de Ledesma (ACSAL), por su parte, afirmó que hay ocasiones en las cuales el Ingenio ofreció tierras pero que quedan a 10 kilómetros del pueblo. Otra situación que dijo, se presentó, es que los gobiernos dejan pasar los años sobre tierras que la empresa dio en comodato sin que se hagan las obras, y se cumplirá el plazo en que deben volver al Ingenio.

Un problema a futuro

En Libertador, además de ACSAL hay otros tres servicios de funerarias. Lazarte dijo que en lo que va de agosto solo la entidad a su cargo dio diez servicios funerarios. Indicó que el cavar la fosa suele quedar en manos de la funeraria, que que paga a trabajadores que se encargan de preparar el lugar para las inhumaciones. “Toda persona que fallece por Covid-19 debe ir a la tierra”, dijo. “Acá las funerarias están a full y no sé si van a dar abasto”, añadió al plantear un posible conflicto a futuro.

Un servicio actual, que es sin sepelio por las mismas condiciones que impone la pandemia, tiene un costo de 40 mil pesos. Antes de la pandemia “había uno o dos muertos por día”, y en la actualidad “hay entre 7 y 10 muertos por día”, calculó Lazarte“A este ritmo las funerarias pueden llegar a quebrar”, dijo.

Con anterioridad, pobladores de Libertador afirmaron que otro problema con el que se encontraron fue la falta de lugar en la morgue. Lazarte lo ratificó: “ayer (por el martes) había cinco cuerpos en la morgue y jamás pasaba eso. La morgue es chica. Entonces había que sacar los cuerpos afuera para poder sacar el que correspondía”, al servicio fúnebre, relató.

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