A partir de medio millón de años…

Por su parte, dentro de 500 millones de años los animales que aún existan tendrán que enfrentarse a la falta de nutrientes y al calor. Cuando la temperatura global del planeta supere los 38º empezarán a morir en el ecuador y los animales emigrarán hacia los polos. Por encima de los 40º de media, o han aparecido nuevas especies capaces de soportar semejante calor o la vida animal se enfrentará a la extinción: por encima de los 45º grados las mitocondrias celulares dejan de trabajar. La vida, acorralada cerca de los polos, deberá ser nocturna, escondiéndose del peligroso Sol. A medida que suba la temperatura, la vida animal subsistirá enterrándose. En superficie únicamente podrán encontrarse bacterias. Cuando se alcancen los 50º de media la extinción será prácticamente total en tierra firme. La vida en el mar aún durará algo más.

Dentro de 1 200 millones de años el sol será un 15% más brillante, lo que hará que la temperatura en superficie alcance los 70º C de media y prácticamente todo el dióxido de carbono habrá desaparecido de la atmósfera. El sistema global de circulación de los océanos se habrá detenido con lo que el termostato planetario estará apagado. En el mar no habrá peces; estaremos ante un mar muerto, salvo por las algas verdeazuladas. Fueron las primeras y serán las últimas en la historia de la vida. El color del mar habrá cambiado será marrón debido a la gran cantidad de sedimentos arrastrados por las aguas y las tormentas de polvo.

Las montañas se irán erosionando lentamente debido a los vientos y los pocos riachuelos que aún persistan, medio sepultadas por su propia grava. Imaginarse los deltas del Ebro, del Nilo o del Amazonas recorrido por hilillos de agua es una buena imagen de ese lejano futuro. La radiación ultravioleta de un Sol cada vez más brillante romperá la molécula del agua. La gravedad terrestre no podrá impedir que el hidrógeno se escape al espacio, mientras que el oxígeno será absorbido por las rocas metálicas, sometidas a una presión de cientos de atmósferas. La Tierra se habrá convertido en un planeta oxidado, como Marte en la actualidad. La atmósfera se parecerá más a la de Venus, con nubes de ácido sulfúrico. Quizá la temperatura alcance los 1 000º C, suficiente para convertir la mayoría de la superficie rocosa en ríos o mares de magma. De este modo la Tierra se enfrentará a su irremediable final.

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Referencia:

Ward, P.; Brownlee, D. (2004) The Life and Death of Planet Earth: How the New Science of Astrobiology Charts the Ultimate Fate of Our World, Holt

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