El juicio por el crimen del médico Daniel Casermeiro sumó este viernes un nuevo capítulo al desarrollarse la segunda audiencia en el edificio de Tribunales de San Francisco. El jueves fue el inicio de las audiencias.

Esta vez pasaron cinco testigos por la sala y se escucharon algunas historias referidas a deudas que Gerardo Gette, único imputado, mantenía con el médico, móvil al que apuntaron los investigadores en su momento.

El hecho sucedió el 19 de diciembre de 2019 y el acusado responde por un supuesto homicidio calificado por alevosía. Si es condenado por ese delito, le corresponde perpetua.

Uno de los testigos fue Guillermo Comba (42), de María Juana (localidad santafesina cercana a San Francisco), quien contó sobre su amistad con Gette, a punto tal que éste le puso a su nombre un terreno en 2013, en una época donde el imputado se habría encontrado agobiado por deudas y temía perderlo.

Aparentemente se quedó con este terreno por una deuda que habrían tenido con él y para obtenerla –según la investigación- utilizó el método del “apriete” a través de integrantes de una reconocida familia de Frontera, de apellido Gallardo.

Los problemas vinieron más tarde, no solo para Gette sino además Comba. A este último le empezaron a llegar deudas por impuestos impagos. Por este motivo pidió desprenderse de este compromiso y en una escribanía volvió a ceder el terreno a quien correspondía verdaderamente.

Daniel Casermeiro, la vpíctima del homicidio en San Francisco.
Daniel Casermeiro, la vpíctima del homicidio en San Francisco.

Al enterarse las personas que en su momento habrían cometido el apriete de una nueva venta, fueron hacia Gette para pedirle el 50 por ciento del valor del lote. Para hacerlo, según marca la investigación de la fiscalía de Delitos Complejos, lo apretaron no solo a él sino también a un familiar directo. Fue allí que el imputado habría recurrido a la ayuda de Casermeiro para volver a comprar ese lote.

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Un arma en sus manos

Según la autopsia y los peritajes, a Casermeiro le extrajeron un proyectil de un arma de calibre 22, la que nunca fue hallada. Sí en un momento de la investigación, con Gette ya detenido, la fiscalía conoció que un familiar, años atrás del asesinato, le había provisto de un arma de este tipo a quien hoy enfrenta el juicio.

Se trata de Juan José Careglio (74), carpintero e instructor de tiro, quien reconoció haberle dado un arma a la cual calificó como “arruinada”, por su estado de conservación. Según aportó era de un tío fallecido y agregó que no recordaba por qué se la entregó.

“Yo no la usé, no sé si funcionaba”, señaló y aclaró que se la dio a Gette con la condición de que la registre si es que la arreglaba.

Audios reclamando dinero

El comisario inspector Diego Rodríguez participó en 2019 de la investigación. Al igual que los efectivos policiales que declararon el jueves, se basó en las cámaras de seguridad cercanas al Sanatorio Argentino –donde tenía su consultorio Casermeiro- que ponen en el centro de la escena en la mañana del 19 de diciembre de 2019, al médico y a Gette yéndose juntos en el auto del primero con dirección a la zona norte y tomando como vía de salida la Av. Maipú camino a la localidad de Luxardo.

Tras ello recordó que el imputado en su momento había sostenido que si bien había visto al médico esa mañana, no se había marchado con él sino a desalojar un salón –ubicado por calle Echeverría- que el mismo Casermeiro le habría solicitado.

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Otro dato que dejó Rodríguez está relacionado al teléfono de Gette y los audios que el ginecólogo le envió entre el 18 y 19 de diciembre, donde le reclamaba un dinero que le había prestado para la compra de una camioneta. El médico lo necesitaba para cerrar un negocio inmobiliario ese mismo día.

Por otra parte, el policía aportó que Gette tuvo activo su teléfono ese día hasta las 10, luego ya no fue detectado por ninguna antena, y recién a las 19.41 apareció enviando un audio al doctor a quien lo consultaba sobre la mudanza que supuestamente tenía que hacerle en ese salón de calle Echeverría.

En el tramo final de su declaración, Rodríguez avaló la hipótesis del móvil económico en el crimen hablando de deudas que el acusado tendría en ese momento con el ginecólogo, entre ellas por la compra de la camioneta, de un departamento en Brasil y del terreno anteriormente mencionado.

Además pasaron por la sala un amigo de Casermeiro, Damián Terraf (39), quien lo definió como ávido para hacer negocios: “Si le gustaba un auto iba y lo compraba, lo mismo una casa”, remarcó.

También una amiga, Marisa Macello (60), quien destacó que en el último mes antes de su desaparición “los encuentros y llamadas entre el doctor y Gette eran más frecuentes” y resaltó que Casermeiro era “un apasionado de los negocios”.

Sigue la próxima semana

El juicio seguirá el próximo lunes con más testigos. El martes serán los alegatos y se espera sea la resolución del caso.

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