Un día de 1876, Sandford Fleming perdía un tren cuando viajaba por Irlanda por culpa de un error de imprenta: el horario de trenes indicaba que su tren salía por la tarde (pm) cuendo en lugar había salido por la mañana (am). Este hecho hizo que, poco tiempo después, este ingeniero canadiense nacido en Escocia propusiera un reloj único de 24 horas para todo el mundo, conceptualmente ubicado en el centro de la Tierra y sin estar vinculado a meridiano superficial alguno: lo llamó «Tiempo Cósmico». Ese mismo año de 1876 escribió un memorando titulado «Terrestrial time» donde propuso dividir el planeta en 24 husos horarios, cada uno con una anchura de una hora (o 15 grados) de longitud. Estaban etiquetados de la A a la Y, excluyendo la J, y los vinculó al meridiano de Greenwich, que designó como G. De este modo, todos los relojes dentro de una misma zona marcarían la misma hora, y entre las zonas, las etiquetas alfabéticas podrían utilizarse como notación común. Así por ejemplo, el tiempo cósmico G:45 se traduciría al tiempo local como 14:45 en una zona y 15:45 en la siguiente.

Sandford Fleming, el inventor de los husos horarios. Foto: Wikimedia Commons

Llegan los husos horarios

El 8 de febrero de 1879 presentó dos artículos en una reunión del Instituto Canadiense en Toronto, «Time reckoning» y «Longitude and Time Reckoning«. En ellos sugería elegir un meridiano principal y como punto de referencia propuso el que pasa por Greenwich. Esos dos artículos se hicieron tan famosos que en junio de 1879 el gobierno británico envió copias no solo a diferentes organismos del país, sino también a dieciocho países.

Sus ideas calaron en la mente de políticos y científicos y en octubre de 1884, en la Conferencia Internacional del Meridiano celebrada en Washington se acordó adoptar sus recomendaciones. Esta reunión fue el comienzo de la estandarización global del tiempo. Ese mismo año Estados Unidos y Canadá la aplicaron a sus territorios y las ciudades y regiones comenzaron a ajustar sus horarios; lo mismo hizo Gran Bretaña al año siguiente. Así, para 1900 la mayoría de las naciones habían adoptado los husos horarios.

Así se distribuyen los husos horarios por el mundo. Foto: Wikimedia CommonsGetty Images/iStockphoto

Cambios polémicos y decisiones controvertidas

A principios del siglo XX, con Alfonso XIII como monarca en España, se estableció el huso horario que definiría el compás temporal del país: el 1 de enero de 1901 las Islas Baleares y la península adoptaron la hora del Meridiano de Greenwich. En esta decisión las islas Canarias quedaron fuera de la norma. Fue en 1923 cuando otro Real Decreto arrojó luz sobre la situación canaria, estableciendo que debía existir una diferencia de una hora con respecto al resto de España. La consecuencia de todo este ajuste temporal es que Alemania iba una hora por delante de Francia, España, Reino Unido o Portugal.

Bajo el reinado de Alfonso XIII España aplicó los husos horarios. Foto: Wikimedia Commons

La Segunda Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en la sincronización horaria europea. En 1940, Francia decidió adelantar una hora su reloj mediante una orden ministerial. Este cambio provocó que países como España, Portugal y Reino Unido siguieran ese mismo camino. Un fragmento de la orden ministerial dictada por Franco rezaba: «Considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos, y las ventajas de diversos órdenes que el adelanto temporal trae consigo, dispongo: 1- El sábado 16 de marzo, a las veintitrés horas, será adelantada la hora legal en 60 minutos».

No obstante, algunos años después, y por motivos de «salud pública», Portugal y el Reino Unido regresaron a su huso horario original; España y Francia optaron por mantenerse con la hora de Alemania.

¿Problemas de salud?

Un caso particular ha sido Portugal. En 1992, el primer ministro portugués, Aníbal Cavaco Silva, tomó una decisión audaz y unilateral y volvió a cambiar el huso horario de Portugal para alinearse con Europa Central. Aunque a muchos les gustó la idea de tener la misma hora que otros países europeos, la realidad es que la nueva hora oficial no guardaba relación con la hora solar, generando un desfase de hasta dos horas y media: en invierno, a las nueve de la mañana todavía era de noche, mientras que en verano, a medianoche, el cielo aún no se había oscurecido. Este desfase se convirtió en un tema tan candente de discusión pública que llegó a influir en las elecciones legislativas portuguesas de 1995, cuando António Guterres, actual Secretario General de la ONU, asumió el poder: Portugal volvió al tiempo de Greenwich. Curiosamente, cuando Portugal regresó a su huso horario original hubo una disminución del 15% en las tasas de suicidio.

Portugal es el país europeo que más veces ha cambiado de huso horario. Foto: Istock

Otro caso notable es el de China, un país enorme que ha optado por utilizar una única franja horaria, la Hora Estándar de China, que es la del huso horario de Beijing. Esto significa que hay áreas en el oeste de China donde se crean situaciones inusuales: en la ciudad más occidental del país, Ürümqi, el sol va dos horas y 10 minutos por detrás de la hora oficial.

El país con más husos horarios

En el contexto de los husos horarios, Rusia es un país único y notable. Dada su vasta extensión geográfica Rusia abarca once husos horarios diferentes, más que cualquier otro país en el mundo. Desde Kaliningrado en el oeste hasta Kamchatka en el este, la diferencia de tiempo puede ser de hasta 11 horas. Sin embargo no es el país del mundo que tiene más franjas horarias; quien gana la partida es Francia con doce franjas horarias debido a sus territorios de ultramar dispersos por todo el mundo, desde la Polinesia francesa hasta el Pacífico Sur.

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