La pandemia del coronavirus parece el primer culpable ante el hecho de que Londres se está quedando sin gente. Sin embargo, la razón es aún más oscura.
Desde la Segunda Guerra Mundial, Londres no había visto un descenso en su densidad poblacional tan importante. Y podría no estar relacionado —directamente, por lo menos— con la tasa de mortalidad de la pandemia por coronavirus: la gente sencillamente ya no quiere vivir ahí. Ésta es la razón.
“Un éxodo sin precedentes”
Desde el segundo trimestre de 2019, cerca de un millón 300 mil de personas extranjeras han abandonado la capital inglesa. El mismo fenómeno se observó durante el mismo periodo de 2020, según datos del Centro de Excelencia de Estadística Económica (ESCOE, por sus siglas en inglés).
Los economistas Jonathan Portes y Michael O’Connor, alarmados por este fenómeno social, cruzaron datos oficiales recabados sobre el empleo y la población. Al enfrentarse con las cifras, los expertos señalaron a la BBC: “Es un éxodo sin precedentes”.
Un éxodo más allá de la pandemia
Esta salida nunca antes vista tiene como catalizador, sin duda, la emergencia sanitaria por Covid-19. Sin embargo, de acuerdo con los expertos que hablaron con la BBC, ésta podría ser únicamente la gota que derramó el vaso.
Como muchas de las grandes capitales del mundo, Londres se ha gentrificado y sobrepoblado. Los costes de vivir al ritmo del Big Ben se habían vuelto francamente impagables para muchos trabajadores clasemedieros. Para Portes y O’Connor, el Reino Unido está mal parado en términos económicos y sanitarios para hacer frente a las oleadas fuertes de contagios.
Además, muchos de los foráneos que tenían que mudarse a la ciudad lamentaban gravemente la distancia con sus familias, que vivían generalmente no sólo fuera de la capital, sino fuera del país. Aunado al sentimiento de aislamiento decantado por los encierros masivos, las condiciones de vida urbanos se volvieron insostenibles.
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La renta, el desempleo, la pandemia
La pandemia vino solamente a acentuar algunos de los inconvenientes inherentes a vivir en una capital tan ocupada como lo es Londres. La falta de empleo que produjo la emergencia sanitaria dejó a muchos sin la posibilidad de pagar las rentas elevadas y los servicios necesarios para vivir.
La decisión no fue difícil: mudarse fuera de Londres resultaba mucho mejor en términos económicos. En algunos casos, volver a su país de origen parecía una opción más accesible que perder la mayor parte de sus salarios ahí. Aquellos que han logrado conservar sus trabajos pueden llevarlos a cabo a distancia, sin la necesidad de pisar una oficina en la ciudad en meses.
En contraste, más de un millón 700 mil personas están desempleadas. La tasa de desempleo no promete mejorar en lo sucesivo. Por el contrario, según las proyecciones del Banco de Inglaterra, la tasa podría moverse entre el 7 % y el 10 %. Mientras tanto, Londres se queda cada vez más sin gente.
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