La eficiente investigación de los fiscales de Chaco avanzó en casi todos los terrenos, pero todavía hay incógnitas que no se pudieron resolver. La primera es que no está claro el móvil por el cual mataron a Cecilia Strzyzowski. ¿Celos enfermizos de César Sena? ¿Una guerra de poder con Marcela Acuña, la madre de César? ¿Una cuestión económica que todavía no conocemos, como piensa uno de los fiscales? Es cierto que en un homicidio-femicidio el móvil pasa a segundo lugar: lo fundamental es quién mató. Sin embargo, es una cuestión pendiente y podría apuntar a complicidades indirectas. La otra incógnita, no develada del todo, es el exacto momento del homicidio y quién fue el autor material. Todo indica que el femicida fue César Sena, pero no termina de estar claro si fue con sus padres presentes o no. La tercera incógnita tiene más que ver con los medios más alineados con el macrismo: les parecen una prueba decisiva, categórica, las últimas búsquedas de Google de César después del crimen. Por ejemplo, César buscó ¿qué pasa con el alma del ser querido que muere de forma violenta?. En cambio, esos mismos medios desecharon las últimas búsquedas de Alberto Nisman, antes de dispararse a sí mismo. “La muerte digna”, “el regreso de la muerte”, fueron algunas de esas búsquedas del fiscal.

¿Por qué mataron a Cecilia?

Los fiscales –Jorge Cáceres Olivera, Jorge Gómez y Nelia Velázquez– lo admiten de manera expresa. No saben el móvil del crimen. “Este plexo probatorio me lleva a concluir que a fines del mes de mayo del año 2023, mediante un acuerdo de voluntades, César Sena, junto a sus padres, Emerenciado y Marcela Acuña, por motivos que aún se desconocen, idearon un plan para dar muerte a Cecilia Marlen Strzyzowski”. Eso está en la página 213 de la prisión preventiva dictada por los fiscales.

Dicen que en la Facultad de Derecho enseñan que, si hay un homicidio, cuando se ve a una persona matando a otra, el móvil es secundario: está claro que hay un asesinato y quién lo cometió. Se perita el arma, la mano del sujeto y está listo para la condena. Eso contestan los fiscales: “el móvil, por ahora, es secundario”.

El móvil de los celos enfermizos

Está claro que Sena era violento con Cecilia. “Estábamos discutiendo por una pavada y me dijo cerrá el orto y yo me quise bajar de la camioneta y me metió de nuevo por la fuerza. Es la primera vez que fue violento conmigo y me dio miedo. Hoy vi mi vida delante de mis ojitos”, le dijo Cecilia a un testigo de identidad reservada denominado Ciervo (página 221)”.

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La evidencia más importante que sostiene esta hipótesis son las lesiones de Sena. “Cicatrices transversales, alargadas, paralelas entre sí, separadas por piel sana, que miden entre 7 y 4 cm de largo, compatibles con heridas superficiales, de dos semanas de evolución, sin descartar regueros ungueales ” (página 197). Regueros ungueales son marcas de uñas y, por supuesto, la idea es que fueron defensivas de Cecilia. También hay marcas “en el tercio medio del brazo derecho, con una cicatriz en proceso de curación, transversal, de 5 cm”. Entre el día del crimen y la fecha en que le hicieron el examen médico habían pasado seis días y aún así tenía rastros de la defensa de Cecilia.

Gustavo Obregón, mano derecha de Emerenciano Sena, declaró que cuando César fue al barrio Emerenciano, el mismo día del crimen, la directora del colegio, Rita Romero, le dijo “lo vi todo arañado, las chicas de allá lo tuvieron que curar”. Y Melani Mansechuk contó que Cesar le confesó que se peleó con Cecilia y que ella le tiró con todo.

O sea, si se observan estas evidencias, surge la idea de que se trata de un tremendo femicidio, pero más producto de una pelea, que de una planificación. El criminalista Raúl Torre arriesga: “Hay un típico ciclo de violencia doméstica. Incidente-calma-perdón-reconciliación-nuevo incidente”. O sea, desliza la posibilidad que había una planificación en marcha, pero se precipitó el femicidio.

El viaje a Ushuaia

Lo que desenfoca la hipótesis de la pelea es el viaje a Ushuaia. Supuestamente César y Cecilia irían a Corrientes a tomar un avión a CABA y de allí a Tierra del Fuego. Según contó Cecilia, tendrían casa y un trabajo con sueldos de 350.000 pesos, todo conseguido por Marcela Acuña.

Está claro que no existía tal viaje, nunca se sacó ningún pasaje ni se hizo ninguna reservación. Se trató de un armado pensado de antemano para ocultar la ausencia-asesinato de Cecilia. Es más, César tomó el celular de la chica y simuló contestar mensajes como si estuviera en Buenos Aires diciendo qué lindo el Obelisco y qué felices que eran. Después siguió el juego supuestamente en Ushuaia, diciendo que estaban trabajando y que a la tarde les pasaría el nuevo teléfono para hablar con Cecilia, algo que –obviamente– nunca hizo porque ya ese día, lunes 5 de junio, la joven había sido asesinada.

Para los fiscales, está claro que todo el plan fue armado por César y sus padres, pero no hay una evidencia tajante. César y Cecilia decían que las cosas las había arreglado Acuña, la madre de César, pero no hay pruebas categóricas. No se puede descartar que César les haya hecho el cuento a Cecilia y a todos los demás. O sea que él sí ya tenía claro que iba a matar a la chica. En este terreno, igualmente, hay que esperar más análisis de los celulares. Puede haber mensajes entre Marcela y César que denoten que la madre estaba en el armado del plan.

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¿Quién mató a Cecilia?

Si uno analiza la secuencia presentada por los fiscales, también hay un margen de duda.

*César y Cecilia entran en la casa el 2 de junio a las 9.14. En ese momento, hay dos mujeres que están limpiando. Emerenciano y Acuña no están. Cecilia nunca volvió a salir.

*A las 10.11 se van las dos mujeres que limpian. O sea, César y Cecilia están solos en la casa. Una de las mujeres vuelve 20 minutos más tarde, pero sólo a buscar unos documentos.

*César vuelve a salir de la casa a las 10.46.

*El hijo de los Sena volvió a las 11.41 y sus padres regresaron a las 12.16.

*O sea, que César y Cecilia estuvieron solos de 10.11 hasta 10.46 (35 minutos) y luego de 11.41 a 12.16 (35 minutos). En esos horarios, César pudo haber asesinado a la chica.

*Sin embargo, para los fiscales, el homicidio fue al mediodía. Piensan que los padres volvieron a las 12.13 y César terminó saliendo a las 13.01: en ese lapso (48 minutos) fue el crimen. Con la presencia de los tres.

Hay un margen de duda. Sigue planteada la contradicción entre un asesinato improvisado, seguramente por estrangulamiento, peleas y golpes, con Cecilia peleando por su vida, y un homicidio planeado.

En lo que hay ninguna duda es en que todos participaron del siniestro plan de llevar el cuerpo al Campo de Rossi, quemarlo, luego utilizar una pala para poner restos en dos bolsas y al final tirar las dos bolsas en el Río Tragadero. Las declaraciones de Acuña, diciendo que vio un bulto que casi seguro era un cuerpo y no hizo nada, o de Emerenciano afirmando que no vio nada, pero que sabe que algo “terriblemente aberrante” sucedió en su casa, no se sostienen. Falsedad pura. En un grupo familiar verticalista como el de los Sena, es evidente que ellos tomaron las decisiones.

La hipótesis del móvil económico

Está claro que a Cecilia no la mataron porque, como esposa de César, tenía derechos hereditarios. Hubo un divorcio firmado por la jueza Laura Varela el 21 de diciembre. De manera que ella ya no tenía derechos en esa materia.

Pero no se puede descartar que haya historia económica, manejos de dinero ilegal, no blanqueado. Tal vez el clan la consideró una amenaza por eso. Es evidente que hubo una enorme presión para el divorcio –se casaron el 16 de septiembre y el divorcio fue el 21 de diciembre– de manera que parece razonable sospechar que hay una cuestión vinculada al dinero. El padre de Cecilia fue condenado y estuvo en la cárcel por lavado de dinero, que consistía en que se realizaban depósitos en efectivo en cajas de ahorro, luego se hacían supuestas compras en el extranjero –en Paraguay– con débito automático, aunque no había compras reales, sino ficticias. Con las transferencias se quedaban con los dólares en Paraguay y luego los ingresaban al país para venderlos en el mercado blue. Habrá que ver si los Sena tenían vínculo con esa maniobra que, a valores actuales, implicaron posiblemente varios miles de millones de pesos.

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Una hipótesis que no se puede descartar es que planearon el homicidio –“Cecilia era un obstáculo para los planes familiares de los Sena”– y, por alguna razón, se precipitaron los hechos. Pero es una cuestión abierta todavía.

De César Sena a Alberto Nisman

Las búsquedas en YouTube de César Sena, después del asesinato, dejan mucho en claro. Así lo transcribieron los fiscales: ”puede un revólver usar silenciador”, “qué pasa con el alma del ser querido que muere de forma violenta”, “muertes violentas que pasa con el alma”, “un asesino siente remordimiento”.

Lo notable es que los medios alineados con el macrismo, que tratan de politizar el femicidio de Cecilia para ver si se lo endilgan al gobernador Jorge Capitanich, consideran que esas búsquedas son palabra santa, una evidencia demoledora, final, de culpabilidad de César Sena. Tienen razón: son una prueba fuertísima.

Pero esos mismos medios desvalorizaron la misma prueba en el caso de Alberto Nisman. En la mañana de aquel domingo 18 de enero de 2015 ingresó en una nota de Claudio María Domínguez, en Infobae, sobre “la muerte clínica digna”. Se trataba de una transcripción de un texto de un médico norteamericano que afirmó haber regresado de la muerte. El galeno hizo mención a que en el viaje vio colores psicodélicos, por lo cual Nisman googleó el significado de la palabra psicodelia. Todo exhibía su coqueteo con la muerte. Después de googlear piscodelia, no hubo más nada.

La prueba que es buena ahora, fue valorada de manera distinta hace ocho años. Cosas de la utilización de la justicia y los medios para la persecución política.

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