El domingo 14 de marzo de 2010 marcó un antes y un después en la vida de muchas familias de Los Hornos y de la comunidad educativa del Colegio San Benjamín de esa localidad. La revelación de una nena de 4 años de lo que pasaba aulas adentro del jardín de infantes generó un cimbronazo en la ciudad de La Plata. Ese día la menor contó el calvario de agresión sexual que estaba padeciendo. Doce años después un tribunal de La Plata condenó a 35 años de prisión al profesor de música Lucas Manuel Puig al encontrarlo culpable de aberrantes delitos como abuso sexual con acceso carnal agravada y corrupción de menores (entre otros delitos). Los jueces dieron por probado que violó a una nena y a un nene. Por esto mismo se ordenó la apertura de una investigación sobre la docente Silvina Díaz, como presunta cómplice.

El caso tuvo dos juicios orales. En el primero y por mayoría en base al beneficio de la duda, dos jueces lo absolvieron. Pero la jueza Carmen Palacios Arias entendió que era culpable. Con ese voto en minoría, más la apelación de las fiscales de juicio Silvina Langone y Helena de la Cruz, una sala del Tribunal de Casación Penal bonaerense ordenó realizar un nuevo juicio, que terminó en una dura condena para el docente, quien se llamó a silencio durante todo el debate. La única vez que habló fue ante la fiscal Virginia Bravo, cuya investigación se coronó con la sentencia. Fueron cuatro mujeres que creyeron en los chicos.

El fiscal de juicio, Martín Chiorazzi, amplió la acusación durante el juicio y pidió 25 años de cárcel. Los abogados de las familias denunciantes solicitaron una condena a 40 años de cárcel. La condena fue finalmente por 35 años.

Cecilia de León es la mamá de la nena que hoy ya es una adolescente y se atrevió a contar lo que le pasaba con su exprofesor de música. Tras 12 años de silencio aceptó una entrevista en exclusiva con 0221.com.ar para contar cómo fue su lucha y, lo más importante, cómo está su hija. La dramática experiencia que dejó huellas en la salud de la menor y la formación de una ONG para ayudar a víctimas de abusos sexuales infantiles. El silencio del colegio y los ataques de un sector de la docencia.

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-¿Qué es lo primero que pensó al escuchar la condena?

-Cuando escuchamos 35 años, fueron estos 12 años, fueron todas las imágenes juntas, desde el primer momento que la nena cuenta lo que le pasa, cuando fuimos al pediatra, a la psicóloga, cuando fuimos para hacer la denuncia a la DDI, nunca nos imaginamos que iba a tardar tantos años esta causa, que la justicia iba a tener tantos avatares.

-¿Qué sintieron?

-Que la sociedad va a comprender todo lo que ya sabíamos. Nada me sorprendió lo de ayer (por el lunes 29 de agosto). La condena de Lucas Manuel Puig la viví todos los días y la voy a seguir viviendo todos los días de mi vida porque mi hija tiene afecciones psíquicas y físicas, eso es lo que deja el abuso sexual en un niño o en una persona. La gente ya sabe que Lucas Manuel Puig es un violador y se hizo justicia. Estos jueces tuvieron la capacidad de escuchar a las víctimas, anteriormente no tuvimos esa suerte. El que conoce la causa sabe que los chicos siempre dijeron lo mismo. Hoy pudieron decir lo mismo con otro significado.

-¿Cómo está su hija?

-Está muy bien por el hecho de haber declarado ante los jueces y que la hayan escuchado. El relato que contaron los niños fue con mucho dolor y le agradecieron al tribunal haber sido escuchados. Los jueces actuaron con mucha templanza. Es un antes y un después en la vida de ella que seguirá con atención psicológica.

-¿Cuántos años lleva de tratamiento?

-El 17 de marzo de 2010 hacemos la denuncia, ella comienza con terapia psicológica. En ningún momento pudo dejar de hacer el tratamiento. Y antes del comienzo del juicio empezó terapia psiquiátrica. La agresión que hemos sufrido como familia de las personas que siguen al docente. Ayer (por el lunes 29 de agosto) vinieron a nuestras casas, después de escuchar la condena, pasaron dos autos por el frente de nuestras casas gritando “se siente, se siente, Lucas inocente”. Ella vivió todos estos años con mucho temor. Afortunadamente la terapia la ayudó a convivir con ese dolor. Hace dos años fue operada de ovarios. El abuso sexual infantil destruye la psiquis y el cuerpo. Después de esto empezó un período de sanación, de dejar de tener miedo.

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-¿El daño sigue en el tiempo?

-Estuvo muchos años sin salir de casa, sin la vida normal de una chica de su edad. Nos pasó de encontrarnos en la calle con el hoy condenado, le dieron ataques de pánico, ella se paralizó, se orinó. Sigue durmiendo con la luz prendida. Ella no va a los baños en otros lugares. Hay pesadillas recurrentes. Las huellas del daño siguen en el tiempo. Ella en todas las instituciones en las que hizo sus estudios siempre contó lo que pasó. Fue dificultoso encontrar instituciones educativas que la acepten.

-¿Cómo fue la actitud del Colegio San Benjamín durante el proceso?

-La directora Noemí Basualdo me conoce desde que nací. Yo fui a ese colegio. No me había enterado de la denuncia que hubo en 2004. Mi hija mayor iba a ese colegio. La maestra siempre decía “hay problemas en casa será por la separación” (de su exmarido y padre de la nena). La maestra siempre le echaba la culpa a la situación familiar. No me daban bolilla. Veíamos que algo raro pasaba con la nena y no sabíamos qué era.

-¿Siente que la condena es reparadora?

-Creo que sí, pero desde el momento que la nena fue escuchada por ese tribunal de una manera tan atenta. Salió y dijo “me saqué una mochila de encima” y esta sentencia ejemplar será parte de su sanación.

-¿Si tuviera a Lucas Puig frente a frente, qué le diría?

-Lo quería escuchar. Preguntarle por qué lo hizo. Es una persona muy inteligente. Parece que él nunca hizo nada. No le guardo rencor, no soy una persona de armas llevar. Pese a que la justicia está tan vapuleada, yo creo en ella. Creímos todos que lo indicado era ir a la justicias y teníamos la certeza que le iba a aclarar a la sociedad que Lucas Manuel Puig es un violador de menores. En la declaración de mi hija, cuando hablaba del cuchillo, ella dijo “no quedó un agujero que no me chupara”. Yo quiero que pague por cada delito que cometió como la justicia lo dictaminó. Nos pareció muy importante la condena. Mucha gente con desconocimiento lo sigue defendiendo. Va a pasar muchos años presos.

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-¿Ya leyó el veredicto y la sentencia?

-Sí. Fue por dos casos específicos pero quedó probado por la declaración de otros padres que no quisieron denunciar para proteger a sus hijos. Hay más víctimas. Hay varios papás que declararon como testigos que contaron lo que sus hijos le narraron. Hay un apartado en la sentencia que habla de eso.

-¿Qué mensaje le gustaría dejar a la sociedad con su lucha de 12 años por justicia para su hija?

-Que no tengan miedo, que hay que denunciar, hay que tener fortaleza, hay que creerle a los niños cuando dicen “mamá me está pasando algo”. Hay que creerles, ellos no mienten, hay que llevarlos a profesionales, hay que contenerlos. No fue fácil, estuvimos muy solos estos 12 años. Fue terrible la sentencia de 2015 con la absolución por el beneficio de la duda porque dos jueces no supieron decir qué pasó. No fue fácil conseguir ayuda, no es fácil conseguir abogados que se sumen a estas causas, por eso nuestros agradecimientos a los doctores Flavio Gliemmo, Marcelo Botindari, Julio Beley, Martín Bolpe y a los que ya no están, Carlos Irisarri y Juan José Losinno. Dentro de la desgracia siempre nos hemos cruzados con buenos profesionales, tuvimos esa suerte.

-¿Cómo siguen ahora?

-Estamos formando una ONG, Infancias Rotas, nos pueden contactar por Facebook e Instagram. Estamos en los comienzos pero es muy difícil, somos poquitos pero hacemos todo a pulmón. No hay grupos de apoyos donde los papás podamos encontrar ayuda, si no tenes recursos no podes acceder a un tratamiento psicológico. La única manera de frenar estos delitos es ir a la justicia, nunca dejar de hacer la denuncia. Si en 2004 esos papás hubieran seguido con la denuncia tal vez nuestros chicos no sufrían. Hoy yo pienso a cuántos chicos salvamos a partir del año 2010 y a cuántos salvamos de ser violados con esta condena. Es muy duro saber que a tu hijo lo violaron.

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