Entre la lista anual de películas oscarizadas hay siempre una que marca la diferencia, que destaca sin alardes, que parece haberse colado allí por desliz. Este año ese lugar lo ocupa Los espíritus de la isla, filme con el que el británico Martin McDonagh vuelve a ser figura estelar de los premios de la Academia luego de Tres anuncios para un crimen (2017).

Ganadora del Globo de Oro a mejor película de comedia o musical y nominada a nueve Oscar, Los espíritus de la isla reúne por segunda vez a Colin Farrell y a Brendan Gleeson a 14 años de En Brujas (2008), el atractivo debut de McDonagh. Si allí la dupla componía a unos mafiosos de poca monta que se traicionaban a pesar de su camaradería en una urbe de juguete, en el actual filme interpretan a dos amigos de largo aliento que rompen relación sin motivo en una isla irlandesa durante la década de 1920.

Más específicamente, el lastimero Pádraic Súilleabháin (Farrell) se choca con la negativa tozuda de Colm Doherty (Gleeson) a seguir compartiendo charla y cervezas en el pub de siempre. La justificación de Colm es que él prefiere dedicar su tiempo a componer música y que Pádraic es, además, un “aburrido”.

Este último no se toma a bien el rechazo e intenta recomponer el vínculo con acciones que acaban escalando en distancia y violencia. Siobhán (Kerry Condon, de Better Call Saul), hermana de Pádraic, deviene empática mediadora en el conflicto junto con Dominic (Barry Keoghan), un muchacho que padece los abusos de su padre policía (Gary Lydon); de fondo, resuenan los ecos de la guerra civil irlandesa y así la fricción mínima se ve reflejada en la intolerancia mayor.

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Los espíritus de la isla pinta asimismo un marco folklórico irresistible en el que destacan personajes secundarios, como la oracular señora McCormick (Sheila Flitton), los acantilados pedregosos y los pubs de interior opaco. Gran parte del mérito le corresponde al director de fotografía Ben Davis, quien tuvo todo el tiempo del mundo para registrar el paisaje de las verídicas islas de Inishmore y Achill en la larga estadía que determinó la pandemia, a la vez coincidente con un verano de 2021 inusualmente luminoso en la región.

Fue en efecto el receso mundial por el coronavirus el que impulsó la concepción de Los espíritus de la isla, siendo que McDonagh se encontraba dejando atrás una relación y le pareció importante volcar el dolor de la ruptura en una película. McDonagh ya había escrito la idea del guion unos años atrás con destino escénico, siendo que la historia de amistad trunca iba a cerrar una trilogía de obras teatrales que el director y dramaturgo había situado en las islas Aran, de la costa oeste de Irlanda (las anteriores habían sido The Cripple of Inishmaan, de 1996, y The Lieutenant of Inishmore, de 2001).

Si bien la isla que seguía era Inisheer, al reescribir el guion en pandemia McDonagh prefirió situarlo en la imaginaria Inisherin, evitando de esa forma restringirse cinematográficamente a una locación. La narración fue a la vez pensada de manera exclusiva para que la actúen Farrell y Gleeson, quienes habían mantenido amistad con el realizador después de En Brujas y ansiaban poder rodar de nuevo con él.

Actores íntimos

“El hecho de que Colin y Brendan se quieran tanto y deban interpretar la situación opuesta, o que comiencen en ese lugar desde la perspectiva de Colin y todo se dirija a un lugar tenebroso y triste, fue increíble dado el cariño y el amor que sienten uno por el otro –le dijo McDonagh al sitio de cine Collider–. Todo esto se vuelve palpable en el filme desde el primer minuto. Habría sido imposible lograrlo con dos actores que no se prodigaran ese afecto”.

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Y agregó: “Todo consiste en verdad en la simpleza de contar la historia de una separación, y en ser auténticos en cómo mostrar el dolor que sale de ese hecho. Esa fue la esencia más que cualquier otra cosa. Capturar ese evento en yuxtaposición con la guerra civil irlandesa ayudó a evocar algunos ángulos metafóricos interesantes y a exhibir cómo un sencillo desencuentro puede conducir al horror, a la guerra y a actos imperdonables. Pero el disparador fue captar la tristeza de una ruptura”.

¿Qué implica que el fin de un vínculo se dé entre amigos? “A veces ese quiebre es peor que uno romántico. Podés elaborar una pelea romántica, podés entender por qué alguien no quiere seguir compartiendo un amor romántico con vos”, dice McDonagh.

“Pero el fin de una amistad es más duro. Va directo al núcleo de tu personalidad. Cuando un amigo te abandona, ¿quién sos después? ¿Cómo pasás a verte a vos mismo? Esas fueron algunas de las cuestiones interesantes que exploramos”, concluye.

Para ver

Los espíritus de la isla. Irlanda, Reino Unido, EE.UU., 2022. Guion y dirección: Martin McDonagh. Con: Colin Farrell, Brendan Gleeson y Kerry Condon. Duración: 114 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 16 años. En cines.

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