En Palermo, la Junta Comunal y una empresa acordaron transformar una plazoleta con juegos en una huerta administrada por un famoso restaurante. Organizaciones civiles y ambientalistas advierten que “no se cumplieron los procedimientos para que este convenio tenga validez” y piden que se frenen las obras. Todo esto, mientras se amenaza a huertas vecinales.
En las últimas semanas, el Gobierno de la Ciudad amenazó con multar y/o retirar dos huertas urbanas: en Chacarita y Santa Rita. En ambos casos, la movilización vecinal logró la continuidad de esos espacios, al menos por ahora. Al mismo tiempo, una huerta urbana avanzaba en la plazoleta Luna de Enfrente, en Palermo. Administrada por el restaurante Don Julio, fue instalada allí a partir de un convenio con la administración local. Una denuncia judicial y un pedido de amparo intentan detener la “destrucción” de ese espacio público y verde, de los que tanto escasean en la ciudad.
El Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), la Cátedra de Ingeniería Comunitaria, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas y la Defensoría de Laburantes presentaron una denuncia penal el viernes y una acción de amparo ambiental este lunes porque consideran que “la plazoleta Luna de Enfrente ha sido apropiada para el sponsoreo del restaurante Don Julio a través de una huerta urbana”.
Semanas atrás, la amenaza del desalojo cayó sobre la huerta vecinal de Roseti al 1000, en Chacarita. Impulsada por el colectivo El Reciclador y su referente, Carlos Briganti, fue defendida a costa de militancia barrial y se logró un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad para permanecer. Algo similar ocurrió la semana pasada en la huerta del barrio Santa Rita, instalada por vecinos y vecinas en César Díaz al 3400.
“Después de la amenaza de sacar la huerta y recibir las intimaciones, a los dos o tres días se apersonaron tres funcionarias de Higiene Urbana y se mostraron sorprendidas de las cartas de intimación porque según ellas ya estábamos en proceso de diálogo y en una etapa donde estábamos viendo de qué forma implementar las huertas en las veredas dentro de un marco de convivencia. Nos volvieron a ratificar que de ninguna forma iban a sacar la huerta. No estaban al tanto y no podían creer cómo llegaron esas cartas si estamos en proceso de diálogo. No estamos del todo confiados porque ya nos han dado su palabra sobre distintas cosas y no fueron consecuentes, pero en principio no van a continuar con las multas ni con la remoción”, contó Matías Lockhart, miembro del colectivo El Reciclador y uno de los impulsores de la huerta de César Díaz.