El inicio del despliegue de su escudo protector contra la radiación solar ha sido otro de esos momentos críticos dentro de la misión del telescopio espacial James Webb hasta llegar al punto del cosmos que será su hogar durante los próximos, al menos, 10 años: el punto Lagrange L2. Afortunadamente, ingenieros de la NASA han anunciado que el proceso de despliegue del parasol ha sido un completo éxito. Ya que está desplegado, el parasol protegerá al telescopio de la radiación solar.

Con esta barrera del tamaño de una cancha de tenis, Webb tendrá la sensibilidad para detectar las señales provenientes de los objetos más distantes del universo mientras está protegido por este protector solar gigante en forma de cometa, ya que el parasol actúa como una sombrilla de proporciones épicas que asegura que el observatorio se mantenga a la sombra para detectar toda suerte de señales infrarrojas de los confines del universo (está construido para soportar 110 ºC).

Cada una de las cinco capas del parasol se desdobló una a una durante dos días. Cada una de ellas es más fría que la de abajo, lo que permite que los instrumentos sensibles del telescopio operen a -266 ºC, la temperatura necesaria para observar en el infrarrojo, la longitud de onda en la que se especializan los instrumentos que se encuentran a bordo.

El telescopio espacial más poderoso jamás construido, despegó de la Guayana Francesa el 25 de diciembre y ahora se encuentra a más de la mitad de su punto orbital, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.

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Webb es un programa internacional dirigido por la NASA con sus socios, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Espacial Canadiense.

 

 

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