El candidato del Frente de Todos explicó su propuesta de subir las jubilaciones a partir de una baja de la tasa de intereses de las Leliq que se le pagan a los bancos.

«Un punto de interés de las Leliqs es igual al presupuesto de La Matanza. ¿A ustedes les parece justo?», sostuvo el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, ayer en su presentación en distrito más populoso del Conurbano de la mano de la intendenta y candidata a vicegobernadora, Verónica Magario, y de quien se postula para sucederla, Fernando Espinoza. «Entre los jubilados y los bancos, me quedo con los jubilados. Me importa nada el resto», remarcó el candidato ante el aplauso de una platea de comerciantes y empresarios pyme que acababan de relatar sus penurias en la era Cambiemos. En el entorno del candidato estaban satisfechos porque con su propuesta de bajar la tasa de las Leliqs y subir con ese ahorro las jubilaciones un 20 por ciento había conseguido finalmente instalar la discusión económica como tema de campaña en vez de la permanentes idas y venidas sobre lo que dijo tal o lo que dijo cual con la que busca enredarlo el Gobierno y los medios afines.

«Promovieron un sistema económico que no se preocupa por los que producen, les preocupa los que especulan», explicó Fernández, que no sólo no echó atrás por el revuelo que habían generado sus planteos sino que los puso como ejemplo de su propuesta: la de un modelo que apunta a promover el consumo y el desarrollo productivo frente al actual que, sostuvo, sólo plantea la especulación, la recesión y el desempleo. Incluso ironizó sobre esas reacciones: «A los únicos que les dan respuesta es a los especuladores. Se indignan, dicen ‘¡qué barbaridad, no quiere pagar las Leliqs!’ ¡No sean indecentes! ¡No sean inmorales! Se ofenden porque uno dice que a esta altura de sus vidas los jubilados tienen derecho a disfrutar de no pagar los remedios para sobrevivir en la ancianidad».

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El domingo a la noche, en el programa El Destape, Alberto Fernández explicó su idea de subir un 20 por ciento las jubilaciones como una de sus primeras medidas cuando llegue al poder, como manera de recomponer lo que los jubilados perdieron durante la gestión de Mauricio Macri. Cuando le preguntaron cómo financiaría esa suba, respondió: «Vamos a dejar de pagar los intereses de Leliq que está pagando la Argentina todos los días». Claramente se refería a las tasas actuales, cercanas al 60 por ciento. Pero la web clarin.com tituló que Alberto Fernández planteaba ir al default con un recorte de la frase: «Vamos a dejar de pagar los intereses de las Leliq». El mismo enfoque le dieron demás medios del grupo y copiaron otras señales afines al Gobierno durante el resto del día, por más que el propio Fernández y algunos economistas cercanos como Guillermo Nielsen y Arnaldo Bocco salieron a explicar que nunca había planteado dejar de pagar esas letras que tienen sólo los bancos y que se renuevan cada siete días, sino simplemente bajar las abusivas tasas que paga el macrismo.

En el acto de ayer, el ex ministro de Economía y candidato a gobernador, Axel Kicillof, quien habló antes que Fernández, dijo que se trataba de las tasas «más altas del mundo». «No tendría que ser Alberto sino el Gobierno quien deba dar explicaciones sobre estas tasas. Es un saqueo. La que no tienen ustedes la tiene alguien. Miren las ganancias del sector financiero», les dijo Kicillof a los atribulados empresarios pyme.

Mucho más cómodo en el terreno del debate sobre si alguien dijo Pindonga, Barreda o Venezuela, el oficialismo trató de elaborar su discurso ante el nuevo escenario que pone de relieve el desmanejo económico de estos cuatro años. Llamativamente fue otro ex ministro, el candidato a senador Martín Lousteau, el encargado de salir a responder y no el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien días atrás no hizo muy buen papel al retrucarle al candidato de Frente de Todos una discusión sobre el déficit a través de Twitter. Por un lado, Lousteau consideró las declaraciones de Fernández como «irresponsables e imprudentes» y también como «una promesa incumplible». Sin embargo, algo que no es inhabitual en Lousteau, coincidió en que «si hay que bajar las tasas de interés, eso se discute».

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Por la tarde, poco antes del acto en La Matanza, en el comando de campaña del Frente de Todos estaban satisfechos con la movida que les permitió al fin colocar la discusión económica en el escenario electoral, algo que hasta ahora no había conseguido pese a que Alberto Fernández ya había hablado de subir jubilaciones y darle medicamentos gratuitos a los jubilados. No es casual que varias de las propuestas más fuertes del discurso de Alberto Fernández estén dirigidas al sector pasivo. Más allá del reconocimiento a la pérdida del poder adquisitivo sufrida a partir de la reforma previsional y que prácticamente todo lo que perciben los jubilados va al consumo y sirve para reactivar la economía, también es importante que el grueso de los votantes de Juntos por el Cambio son las personas de mayor edad. Todo lo que el Frente de Todos pueda obtener de allí es ganancia doble.

Alberto Fernández realizó una visita a la Universidad Nacional de La Matanza junto a Magario, Espinoza y el rector Daniel Martínez, donde presenció una clase de tecnología, donde los alumnos desarrollan videojuegos y entornos de realidad virtual. El candidato aprovecharía la visita para criticar a la gobernadora María Eugenia Vidal sobre aquella desafortunada frase acerca de que los pobres no van a la universidad. El encuentro con comerciantes y pequeños empresarios tuvo el formato de charla, con los candidatos sentados en un sillón blanco sobre una tarima. Dos empresarios contaron, uno incluso con su voz quebrada, las dificultades que habían atravesado durante esta época. Luego hablaron Espinoza, Magario, Kicillof y Fernández.

Curiosamente, en la «capital nacional del peronismo», el candidato del Frente de Todos recordó la «ética de la solidaridad» que ponderaba el ex presidente Raúl Alfonsín. «Nadie es feliz en una sociedad donde uno crece y el resto está en la miseria, salvo los especuladores, que total se llevan su plata a las Bahamas, como el ministro de Economía», le tiró un dardo a Dujovne, en una pelea que toma temperatura y promete nuevos episodios.

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