Según un informe privado, existen «al menos 4.200 edificios, con una edad promedio de 40 años» en Capital Federal y unos 800 en el GBA. Evitar desastres.

En el marco de la conmoción que dejó el derrumbe parcial del edificio Champlain Towers, en Miami, un estudio privado sacó a la luz que en la región del AMBA existen alrededor de 5 mil edificios que «deben revisarse para evitar desastres» como el acontecido en Estados Unidos.

El dato fue dado a conocer por un relevamiento llevado a cabo por la ONG Defendamos Buenos Aires que, con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados, sostuvo que, en Capital Federal, existen «al menos 4.200 edificios, con una edad promedio de 40 años cada uno, que deben revisarse para evitar desastres como el de Miami», mientras que en provincia de Buenos Aires «los edificios en riesgo son 800».

«Los vecinos nos han alertado sobre importantes daños estructurales en la losa de hormigón, grietas y desmoronamientos en columnas y vigas y particularmente señales de deterioro en las paredes y pisos de los diferentes estacionamientos, que son al fin y al cabo el primer sostén de todo el edificio», explicó el director de la citada ONG, Javier Miglino.

Y continuó: «El informe de Defendamos Buenos Aires señala que en este momento hay 5 mil edificios con más de 30 años de inaugurados con peligrosas falencias que pueden conducir a derrumbes parciales y totales».

Las zonas más afectadas

Según el estudio, los barrios de la Ciudad con más deterioros edilicios son Recoleta, Barracas, Almagro, Liniers, Flores, Palermo, Villa Crespo y La Boca, en tanto que la zona norte y sur, al igual que algunos distritos del oeste, son las más afectadas en el Conurbano.

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Miglino relató que «en la Ciudad hubo derrumbes con muertos, heridos y daños por un valor de 5.000 millones de pesos, particularmente aquellos edificios que tienen entre 5 y 20 pisos. Del otro lado de la General Paz las cosas están un poco mejor pero igualmente hay edificios similares en malas condiciones que amenazan con peligro de derrumbes totales y parciales».

En total, en CABA la Agencia Gubernamental de Control (AGC), ya fue notificada por Defendamos Buenos Aires de al menos 4.200 edificios con una edad promedio de 40 años que deben revisarse para «evitar desastres como el de Miami, donde dos de los edificios del complejo Champlain Towers». Mientras que «en la Provincia de Buenos Aires los edificios en riesgo son 800», agregó el letrado.

Panorama distinto en la Costa

Por otro lado, arquitectos y especialistas de la provincia de Buenos Aires coincidieron en que «sería inviable» un hecho como el que ocurrió en Miami en los edificios de la Costa atlántica bonaerense, dadas las diferencias entre los suelos de uno y otro lugar.

El vicepresidente del Colegio de Arquitectos de la provincia de Buenos Aires, Claudio Moretto, remarcó que «las condiciones del suelo son totalmente diferentes en Miami que en nuestra costa, incluso hay diferencias edilicias entre Mar del Plata y Santa Teresita, ya que no tienen las mismas características».

Por su parte, el expresidente de Estudiantes de La Plata, Enrique Lombardi, autor de los proyectos de los estadios de Estudiantes, Independiente y Santiago del Estero alegó no conocer «en profundidad el suelo de Miami», aunque destacó «una condición similar y es que el salitre corroe y deteriora el hierro que forma las estructuras».

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«Hoy se construye distinto a lo que se hacía 40 años. En Miami a los tres metros se encuentra una capa de agua y por eso las fundaciones hay que hacerlas a 12 metros y con sistemas diferentes», agregó.

Bajo esta línea, Lombardi puntualizó que «es prematuro opinar, porque hoy se manejan muchas hipótesis y no sobre algo concreto». «Y una gran diferencia para marcar entre los suelos es que en Miami es arena con agua y en nuestra costa tierra con agua, lo que permite trabajar sobre una base mucho más sólida», sentenció.

Asimismo, el ingeniero Néstor Cipriano, también vinculado durante años a la construcción del estadio de Estudiantes, especificó que «existen tantas hipótesis como posibilidades concretas». «Las formas de construcción cambiaron, y mucho, en 40 años. El problema puede estar en el socavado de la arena de apoyo. Hay que llegar a un suelo resistente», analizó.

«Es muy raro que el origen del problema sea de una sola índole», coincidió el arquitecto Oliver Fagnani, quien indicó que generalmente los problemas van de la mano de dos o tres factores, que «en este caso podrían haberse alineado, y produjeron la catástrofe».

«Uno tiene su origen en el diseño del edificio, que involucra al arquitecto. Otro aspecto puede involucrar a la construcción del edificio, que esté mal ejecutada o que algún material no hubiera estado en condiciones óptimas. En este caso sería responsabilidad de la empresa constructora», indicó Fagnani.

El tercer aspecto está relacionado «con el uso y el mantenimiento» del edificio, según explicó. Pero en todos los casos, Fagnani resaltó que «los edificios siempre avisan mucho tiempo antes de colapsar. Van dando señales en su estructura -fisuras, grietas, roturas-, que ponen en aviso que algo no está bien».

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