El fallo recayó sobre Simón Francisco Ferreyra, ex jefe de vigilancia, quien fue hallado culpable del delito de torturas en perjuicio del preso Eduardo Alberto Ferraro, quien padecía una enfermedad crónica.

Un ex jefe penitenciario fue condenado a 8 años de prisión por haber torturado a un preso en su despacho de la Unidad Penal 23 de Florencia Varela, en un hecho ocurrido en abril de 2001, porque no quería que fuera atendido por médicos, a pesar de que padecía una enfermedad crónica.

El fallo recayó sobre Simón Francisco Ferreyra (de 56 años), ex jefe de vigilancia de esa cárcel, quien fue hallado culpable del delito de torturas, al término del segundo juicio oral realizado por el caso, ya que había sido absuelto en un proceso anterior que fue anulado por la Suprema Corte bonaerense.

Ahora, por unanimidad, el Tribunal Oral Criminal Nro. 5 de Quilmes condenó a Ferreyra por las torturas cometidas contra el preso Eduardo Alberto Ferraro, quien salió en libertad en 2005 y murió en 2009. No obstante, la fiscal Mariel Calviño había solicitado en su alegato 10 años de prisión para el ex penitenciario, que continuará en libertad hasta que el fallo quede firme. La misma pena había requerido su colega del primer juicio en el que Ferreyra salió absuelto, cuyo veredicto fue ratificado en la Cámara de Casación y luego revocado por la Corte provincial.

Los jueces Mónica RodríguezJuan Martín Mata y Gustavo Farina, dieron por acreditado que en 2001, Ferraro padecía asma crónica y que a raíz de ello sufrió varios ‘paros respiratorios’mientras estuvo en uno de los pabellones comunes de la prisión. Ante esa situación, el personal médico penitenciario recomendó que el detenido, que tenía buen concepto en los informes, quedara alojado en el sector de sanidad.

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Sin embargo, los jueces coincidieron con la fiscal Calviño en que el imputado quería sacarlo de ahí en oposición a la propia indicación médica.

El Tribunal destacó el testimonio de Juan Manuel De Rosa, uno de los médicos del penal, quien declaró en el segundo juicio que Ferreyra presionó para que regresara a un pabellón común. Además, precisó que en esa época la decisión de alojar a los detenidos enfermos quedaba a cargo del personal del Servicio Penitenciario Bonaerense y no de los médicos, lo que cambió años después. Según el hombre, el 26 de abril de 2001 Ferreyra llamó por teléfono a sanidad y la víctima fue llevada al despacho del ahora condenado, donde fue golpeada durante unos 15 minutos.

En el veredicto, los jueces tomaron en cuenta el testimonio del preso en la etapa de instrucción, cuando aseguró que Simón Ferreyra primero le dio algunas trompadas y luego lo golpeó con dos palos de madera.

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