La quema de documentos al interior del edificio avivó aún más la tensión
En un viaje a Dinamarca, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, denunció por su parte el «robo de propiedad intelectual por el Partido Comunista chino» tanto en Estados Unidos como en Europa. «El presidente Trump ya dijo suficiente al respecto», insistió Pompeo, quien amenazó con nuevas sanciones por cada instancia en la que Beijing «no se comporte» de acuerdo a los designios de Washington.
En la misma línea Marco Rubio, presidente republicano del comité de Inteligencia del Senado estadounidense, dijo que el consulado de China en Houston es «el corazón de una vasta red de espías y de operaciones de influencia del Partido Comunista chino en Estados Unidos». Según el senador, un gran aliado de Trump, el cierre de esa dependencia diplomática debería haberse decidido «hace tiempo». «Los espías tienen 72 horas para salir, bajo pena de ser arrestados», amenazó Rubio en su cuenta de Twitter.
Medios locales compartieron un video en el que aparentemente había funcionarios dentro del establecimiento quemando documentos. «Se huele el olor del papel quemado», dijo un transeúnte entrevistado por el canal local KPRC. En las mismas imágenes, se ve a los supuestos funcionarios apagando el incendio luego de haber impedido la entrada a los bomberos.
El gigante asiático respondió rápidamente a las acusaciones estadounidenses. «El cierre es una provocación política que viola gravemente el derecho internacional», denunció un vocero de la diplomacia china, Wang Wenbin. «China condena esta decisión escandalosa e injustificada», agregó el funcionario.
«Pedimos a Estados Unidos que se retracte de esta decisión errónea, o de lo contrario China tomará las represalias legítimas y necesarias», amenazó Wang, quien dijo además que el cierre del consulado «en un periodo de tiempo tan corto» supone «un aumento sin precedentes de las acciones que ese país ha llevado a cabo contra China».
La decisión de cerrar el consulado de Houston llega tras la inculpación en Estados Unidos de dos chinos acusados de haber intentado robar datos sobre el desarrollo de vacunas contra la covid-19 y vulnerar los sistemas de cientos de compañías occidentales. El secretario de Justicia, William Barr, anunció el martes la imputación de Li Xiaoyu, de 34 años, y de Dong Jiazhi, de 33, «dos piratas informáticos chinos que trabajaban con el ministro chino de Seguridad de Estado». Sin embargo, no fueron detenidos y en principio están en China.
Beijing también rechazó con énfasis esa denuncia. «El gobierno chino es un ferviente defensor de la ciberseguridad y siempre se opuso a los ciberataques», dijo Wang, quien pidió a Estados Unidos «cesar de inmediato con sus calumnias y su difamación».
«Durante un tiempo, Estados Unidos intentó culpar a China a través de la estigmatización y de ataques injustificados contra el sistema social chino. Acosan a los diplomáticos y al personal que trabaja en los consulados; intimidan e interrogan a los estudiantes chinos allí, y hasta confiscan sus dispositivos electrónicos. Incluso los detienen sin acusarlos», denunció el vocero de la diplomacia china y cara visible de la respuesta de la potencia asiática a la ofensiva estadounidense.
China y Estados Unidos llevan años inmersos en una escalada de tensión que va desde la guerra comercial hasta las restricciones a periodistas y medios. En los últimos meses el enfrentamiento elevó la temperatura debido a la pandemia de coronavirus, de la que Washington culpa directamente a Beijing. A eso se suma la entrada en vigencia de la nueva ley de seguridad para Hong Kong, que Estados Unidos considera un avance sobre las libertades civiles en la isla semiautónoma.