Republicanos y demócratas por igual se ven amenazados por la invasión. Varios aspectos de la postura tomada por Washington ante el conflicto cosechan apoyo a pesar de las diferencias partidarias.

Después de tres semanas, la guerra en Ucrania tal vez sea el primer tema en mucho tiempo que logra generar alguna especie de acuerdo entre los estadounidenses. En un contexto polarizado, en el que republicanos y demócratas ya tienen pocos puntos en común, varios aspectos de la postura tomada por Washington ante el conflicto cosechan apoyo a pesar de las diferencias partidarias y la agresión de Rusia es vista como una amenaza a los intereses del país norteamericano a lo largo del espectro político.

Casi la mitad de los adultos encuestados recientemente por el Instituto Pew aprueba la forma en la que la Administración de Joe Biden reaccionó ante la invasión rusa. La cifra debe haber caído bien en la Casa Blanca, que lleva meses viendo cómo la aprobación general del gobierno baja. Actualmente está en el 42 por ciento, solo 3 puntos por encima de la que tenía Donald Trump cuando terminó su presidencia.

Paquete de asistencia

Hasta ahora, la reacción estadounidense ha sido la de mantenerse en coordinación con sus aliados europeos de la OTAN, sancionar económicamente a Rusia y anunciar una asistencia en seguridad por más de mil millones de dólares para Ucrania, armas de defensa incluidas. Solo en la última semana, Biden anunció un paquete de asistencia por 800 millones de dólares que implicará la transferencia directa de material del Departamento de Defensa del país norteamericano al ejército ucraniano. También planea asesorarlo en la adquisición de defensas aéreas.

Biden insiste en que las tropas estadounidenses que están en Europa no intervendrán, sino que están allí para proteger a sus aliados. Esta posición también encuentra apoyos a nivel interno. Solo un tercio de los estadounidenses está a favor de una acción militar de Estados Unidos en Ucrania. Una amplia mayoría (el 77 por ciento) está de acuerdo con mantener las tropas en los países de la OTAN que estén cerca de Ucrania como respuesta ante el conflicto. Y, sobre todo, casi dos tercios se muestran en contra de que Estados Unidos intervenga militarmente. El riesgo de un conflicto nuclear es la principal preocupación en ese escenario.

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Cambio en los republicanos

Por ahora, es todo lo que Washington está dispuesta a mostrar como respaldo público a Ucrania. Las sanciones económicas a Rusia encuentran un amplio apoyo dentro de Estados Unidos, pero apenas un tercio de los estadounidenses considera que su país está brindando el nivel correcto de apoyo a Ucrania. El número contrasta con el 42 por ciento que cree que en realidad Estados Unidos debería estar haciendo más.

Los que parecen estar tomando nota de esos números son los republicanos, que cada vez más se muestran interesados en un apoyo a Ucrania, en especial después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hablara por videoconferencia ante el Congreso estadounidense. Hace solo dos semanas, una mayoría de congresistas republicanos había votado en contra de un paquete que incluía asistencia para Ucrania. En 2020, el partido se opuso al primer juicio político a Trump, a quien se acusó en ese momento de condicionar y retener asistencia a Ucrania. El panorama, dos años después, es distinto.

Atrás quedaron los primeros momentos de la guerra, en los que Trump esbozó un elogio hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, y lo llamó “genio”. Ahora, para la percepción interna de Estados Unidos, la guerra muestra sobre todo que Rusia representa una «amenaza importante» para los intereses del país. La encuesta del Pew arrojó que esa opinión aparece tanto en republicanos como demócratas por igual. En un año electoral, con las legislativas de noviembre como horizonte cada vez más cercano, no es un dato que los dos partidos se puedan permitir despreciar. En el trumpismo, esto tomó la forma de comentarios nostálgicos: Trump, argumentan, lo manejaba mejor a Putin.

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Guerra a la inflación

Es muy temprano para saber qué papel va a jugar la guerra en las próximas elecciones legislativas. A nivel interno, la mayor preocupación de los estadounidenses es actualmente la inflación. Presentada al principio como un fenómeno temporario, la suba de precios, en especial los de la nafta, ahora está instalada en la opinión pública. Para el Gobierno, esta suba está dada por los problemas en la cadena de suministros causados por la pandemia y las sanciones a Rusia la empeoraron.

Pero el próximo ciclo electoral todavía queda lejos y Washington está más enfocada en los movimientos en el tablero internacional que en los del interno. Sobre todo en el papel que puede jugar China, su principal rival geopolítico.

Palabra de Xi

Biden habló con su par chino, Xi Jinping, el viernes pasado. En un escueto comunicado, la Casa Blanca dijo que la conversación se enfocó en la “invasión no provocada de Rusia en Ucrania”, que Biden resumió las posturas de Estados Unidos y sus aliados sobre la crisis y que el mandatario resaltó su apoyo a una “resolución diplomática”.

La llamada, larga, de unas dos horas, mostró las dos preocupaciones actuales de la Casa Blanca sobre China. La primera y más urgente, la posibilidad de que Beijing envíe a Rusia material bélico. Sobre este punto, el Gobierno estadounidense sostuvo que Biden “describió las implicancias y las consecuencias si China envía apoyo material a Rusia mientras esta lleva a cabo ataques brutales contra ciudades y civiles ucranianos”.

La segunda preocupación, que la “operación militar” de Moscú le sirva al gigante asiático como ejemplo para su propio conflicto con la isla de Taiwán. “El presidente reiteró que la política estadounidense sobre Taiwán no ha cambiado y enfatizó que Estados Unidos continúa oponiéndose a cualquier cambio unilateral en el status quo”, agrega el comunicado del Gobierno de Biden.

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La opinión de Beijing fue que “todas las partes deben apoyar juntas a Rusia y Ucrania a realizar diálogos y negociaciones para que rindan resultados y conduzcan a la paz”. “Estados Unidos y la OTAN también han de realizar diálogos con Rusia para desentrañar el quid de la crisis de Ucrania y aliviar las preocupaciones de seguridad tanto de Rusia como de Ucrania”, agrega el comunicado chino, más detallado.

Agenda cargada

Biden pasa este fin de semana fuera de la Casa Blanca, en el estado de Delaware, por el que fue senador. Lo espera una semana de más contactos internacionales, en especial con sus aliados de la OTAN. El miércoles estará en Bruselas, para asistir a una cumbre extraordinaria de la alianza. El foco estará puesto en las acciones del conjunto en respuesta al ataque ruso a Ucrania. Aprovechará, dijeron desde el Gobierno, para reiterar el compromiso de Estados Unidos con la alianza, después de años de choques entre los países europeos y la gestión de Trump.

En Europa también asistirá a una cumbre del Consejo Europeo y una reunión del G7 solicitada por Alemania, dos eventos que estarán centrados principalmente en las sanciones económicas a Rusia.

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