Esta idea se refleja muy elegantemente en esta gráfica. Las bandas coloreadas nos muestran la velocidad de las partículas de un gas en función de la temperatura de ese gas. Además, tenemos los planetas y lunas principales del sistema solar colocados según dos criterios: la temperatura y la velocidad de escape en su superficie. La velocidad de escape no es más que la velocidad mínima que necesita cualquier objeto (o partícula) intentando escapar la gravedad de un planeta para, efectivamente, conseguirlo.

Observando detenidamente la imagen podremos ver, fijándonos primero en los planetas y satélites representados, que los objetos más masivos tendrán una velocidad de escape mayor. Será más difícil abandonar Júpiter o Saturno que la Tierra, pero mucho más fácil abandonar Mercurio, Calisto o Plutón. Por otro lado, los cuerpos más cercanos al Sol tendrán una temperatura mayor. Mercurio será el más caliente, seguido de Venus (porque aquí estamos considerando la temperatura media de su atmósfera, que es muy alta en la superficie, pero menor en capas superiores), la Tierra y Marte. La Luna será ligeramente más fría que la Tierra (por carecer de atmósfera), pero mucho más cálida que Ganímedes, Titán o Eris.

Fijándonos ahora en las bandas coloreadas veremos que los gases más ligeros (hidrógeno y helio) tendrán velocidades mayores que otros más pesados para una misma temperatura. Por tanto, esta gráfica da respuesta a nuestra pregunta: la Luna no podría tener una atmósfera compuesta de gases más ligeros que el xenón. Pero entendamos por qué.

Como vemos, los planetas gigantes no tienen problemas en retener al helio y al hidrógeno. Durante su formación acumularon suficiente masa como para retener estos elementos y por eso a día de hoy abundan en su atmósfera. La Tierra y Venus sin embargo, son considerablemente menos masivos y pueden retener metano, amoniaco y agua, compuestos relativamente ligeros (con masas moleculares de 16, 17 y 18 gramos por mol, respectiva y aproximadamente), pero no hidrógeno y helio.

Mirá También:  La atmósfera de Júpiter no es homogénea

Marte, con un 15 % de la masa de nuestro planeta, sólo puede retener moléculas de oxígeno y nitrógeno (32 y 28 gramos por mol), aunque por poco. Es por este motivo que su atmósfera está principalmente compuesta de dióxido de carbono (44 g/mol). El nitrógeno, al ser más ligero, habrá escapado poco a poco de su superficie, mientras que el oxígeno habrá reaccionado con sus rocas, oxidando el terreno marciano.

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