El presupuesto para el sistema universitario público se reduce drásticamente en términos reales y el presidente Javier Milei veta el alivio económico que proponía aumentar las jubilaciones mediante una nueva fórmula de movilidad. Mientras tanto en el mundo financiero, baja el riesgo país y suben las cotizaciones de las acciones de empresas y de los títulos de deuda argentinos, tanto del sector privado como del público.
El mercado no apuesta al desarrollo científico-técnico nacional ni al bienestar de las mayorías, sino que celebra y capitaliza los severos ajustes en curso sobre jubilaciones, educación y obras públicas, que comprometen tanto el desarrollo humano como la infraestructura nacional.
Este auge refleja el optimismo del mercado frente a la consistencia del gobierno en profundizar la redistribución de recursos a favor del sector privado empresarial, bien sea reduciendo sus tributos o desregulando los principales instrumentos del Estado para que las empresas prevalezcan sin una contraparte social a través del Estado. Un ejemplo claro es la mayor facilidad para despedir personal sin justa causa.
El mercado opera a corto plazo, maximizando sus beneficios, reduciendo salarios reales y, cuando es necesario, fugando ganancias a la espera de una flexibilización del cepo cambiario.
Cuando las principales calificadoras de riesgo reducen el indicador de riesgo país, celebran que el gobierno logre sostener políticamente el desfinanciamiento de la ciencia, la educación y los jubilados, al tiempo que transfiere esos recursos al sector empresarial privado concentrado y abandona funciones clave del Estado. Como expresó el presidente en su discurso reciente en la UIA: “Vinimos a achicar el Estado para agrandarles el bolsillo a ustedes”.
Paralelamente, las PYMEs, dependientes del mercado interno viven una realidad distinta, sufren los efectos de la fuerte recesión provocada por el ajuste fiscal y monetario desde diciembre de 2023.
Reforma fiscal regresiva
El 13 de diciembre de 2023, a pocos días de asumir, el gobierno de Javier Milei incrementó el impuesto PAIS del 7.5 al 17.5 por ciento, y el 2 de septiembre de 2024 lo redujo nuevamente al 7.5 por ciento para las importaciones de bienes.
El gobierno sostiene que esta reducción era una promesa de campaña. Sin embargo, también prometieron que el ajuste económico recaería sobre la «casta», algo que no se ha cumplido, ya que el peso del ajuste recae mayormente sobre los trabajadores asalariados y los sectores más vulnerables.
Milei, como diputado, votó a favor de eliminar el impuesto a las ganancias sobre los salarios. No obstante, como presidente, reintrodujo su aplicación mediante la Ley Bases.
La reducción del impuesto PAIS, que implica una caída significativa en la recaudación fiscal, no necesariamente se traducirá en una baja en los precios de los bienes importados. Esta contracción del tributo, que en mayo de este año recaudó 563.100 millones de pesos, no solo desfinancia al Estado, sino que aumenta las ganancias de los importadores.
El equipo económico planea compensar esta caída en la recaudación con un aumento del impuesto a las ganancias sobre los salarios para mantener el equilibrio fiscal. Además, la reducción del gasto público mediante la quita de subsidios al transporte y la energía ha generado aumentos en esos servicios, afectando directamente a los consumidores.
Las empresas de transporte, al recibir menos subsidios y enfrentar una caída en la demanda, podrían reducir tanto las frecuencias como la calidad de sus servicios.
Esta medida, además, podría reducir la competitividad de la industria nacional frente a los productos importados, que ingresarían al mercado interno a precios más bajos.
“En plena democracia, se ejecutó la renuncia a la soberanía nacional, la traición a los derechos laborales y el desmantelamiento de los servicios públicos”, comentaba Eduardo Galeano en Patas Arriba: La escuela del mundo al revés, refiriéndose a las realidades de América Latina.