Ayer a la mañana, Mauricio Macri anunció un paquete de medidas económicas entre las que estaba el congelamiento del precio de los combustibles durante 90 días. A la tarde debió retroceder, presionado por las empresas petroleras y atado de manos por el FMI. De ese episodio, como de muchos otros, surge una pregunta que es imprescindible responder.

Che, pero quién carajo gobierna?”. El hombre, militante radical jugado aún hoy con Cambiemos en La Plata, miraba azorado la pantalla del televisor donde el zócalo decía que congelamiento del precio de las naftas anunciado esa misma mañana por Mauricio Macri en conferencia de prensa no iba a poder ser. La pregunta parecía dirigida al cronista que anoche compartía la mesa con él pero en realidad era un grito al cielo, de esos que salen muy de adentro cuando la desesperación se hace retórica.

El hombre no entendía la secuencia. “Tomamos la decisión de congelar el precio de las naftas por los próximos 90 días”, había asegurado el presidente Macri esa misma mañana, como parte del paquete de medidas económicas del gobierno para paliar la situación provocada por la corrida del dólar después del resultado de las PASO.

La disparada del dólar – con su consecuencia en los precios de los productos básicos y síntomas de desabastecimiento especulativo – era el tema de conversación entre el militante radical y el cronista que compartían la mesa en el bar platense. La cosa giraba alrededor de si la disparada la había provocado el propio gobierno para poder argumentar la desconfianza del mundo en el maldito populismo kirchnerista – como había sostenido el presidente, entre sacado y medio dormido, la mañana del lunes – o era cosa de José Mercado (se sabe, José Mercado es el comandante en jefe de las tropas del capital especulativo), que había decidido rajarse a la moneda verde con sus siderales ganancias.

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En eso estaban el radical y el cronista cuando apareció el zócalo provocador en la pantalla de la tele. El congelamiento del precio de la nafta que había decidido el gobierno ya no estaba decidido porque las petroleras se le habían parado de manos. De una medida presidencial había pasado a ser una aguachenta búsqueda de “acuerdo con las empresas del sector”. Es decir, nada.

Luego del anuncio matutino, el gobierno incluso había hecho trascender – como presión o como muestra de una firmeza que demostró carecer – que si las empresas se rebelaban podría llegar a aplicar la Ley de Abastecimiento. Una amenaza vana, porque no puede hacerlo, atado de manos por las condiciones impuestas por el FMI, organismo que además le exige que aplique retenciones que Macri no aplica presionado por las organizaciones de eso que se hace llamar “el campo”.

Pero, claro, el programa pactado por el gobierno con el FMI ya hace agua por todos lados.

En fin. Desagradecidas las petroleras, tan favorecidas por el gobierno en estos años, al punto de meter un ministro en el gabinete para negociar ellas solas de los dos lados del mostrador. Tan desagradecidas que ahora le sueltan la mano al presidente que la está pasando tan mal.

Entonces: “¿Che, pero quién carajo gobierna?” ¿Macri, las petroleras, el FMI o José Mercado?

Es cierto que Mauricio Macri la tiene realmente difícil en los próximos meses. Después de la aplastante derrota en las PASO, su gobierno perdió legitimidad y capacidad de maniobra. Y ni siquiera tiene a mano una salida institucional – al estilo del traspaso adelantado que acordaron Alfonsín y Menem en 1989 – porque, si bien las Primarias fueron un verdadero referéndum, no eligieron autoridades. Hasta el 27 de octubre – si no se adelantan las elecciones, lo cual es improbable – no habrá presidente electo.

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Macri es un candidato condenado a perder, pero también es el presidente. En esa doble condición da toda la sensación de no saber para dónde agarrar.

La dificultad de la situación es comprensible. Pero lo que es difícil de entender es el grado de improvisación e irresponsabilidad de un gobierno débil que anuncia una medida que no puede tomar. Eso suma más incertidumbre, más enojo y más hartazgo.

“¿Che, pero quién carajo gobierna?” es mucho más que una pregunta que exige respuesta. Desnuda también la sospecha fundada de que Mauricio Macri no gobierna la Argentina. Entonces, ¿quién?

Es una pregunta que da miedo, mucho miedo.

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