En los ámbitos locales -esto sería Luján- se dice que cuando lo detuvieron a punto de arrojar al río Luján una valija que llevaba dentro un cuerpo descuartizado dijo a los policías «soy escribano, sé de leyes». Lo detuvieron anoche, y efectivamente como él mismo lo había anticipado, es escribano, con registro en Morón, y tenía en su valija un cadáver, sobre el que dio fe de que era el de su jardinero, al que encontró robando dentro de su estudio.

Anoche, un patrullero de Luján se acercó a identificar al hombre que se encontraba en un auto estacionado en la zona del ex balneario municipal de Luján, detrás del restaurante “Recreo Colonial”, ubicado en el cruce de las calles Salveire y Mitre, a orillas del río Luján.

Al acercarse al auto plateado marca BMW, modelo 528, patente CRE834, los policías vieron a un hombre con las manos ensangrentadas y advirtieron que estaba por arrojar al río una valija en cuyo interior, luego de interrumpir el acto, encontraron un cadáver descuartizado.

Tras la sorpresa, los uniformados encontraron rastros de sangre y parte de los restos al borde del río. El sospechoso quedó detenido y fue identificado como Ricardo Ignacio Baladía, escribano, de 56 años y domiciliado en el partido de Morón.

En poder del escribano, se secuestraron 20.700 dólares y un DNI a nombre de Miguel Alejandro Pereyra (42) que, luego se determinó, era la identidad de la víctima, con domicilio en Castelar, aparentemente el mencionado jardinero.

A todo esto, alguna versión policial dijo a los medios que el escribano había declarado ante la policía que había matado a Pereyra a balazos porque lo descubrió robando dentro de su escribanía y luego lo descuartizó. Aunque está claro, dicha declaración no tiene validez ya que no se hizo en sede judicial, y no hay quien pueda dar fe, salvo el imputado.

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Como era previsible, Baladía quedó detenido a disposición de la fiscal Mariana Virginia Suárez, de la Unidad Funcional de Instrucción 10 descentralizada de Luján, y fue trasladado a los calabozos de la comisaría 1ª de ese partido. Suárez dispuso el secuestro del BMW, la preservación del sitio del hallazgo para el trabajo de los peritos de Policía Científica y un rastrillaje con buzos tácticos en la zona del descarte del cuerpo, para ver si se encontraban más restos.

También por orden de la fiscal Suárez, a primera hora de esta mañana se allanó la escribanía de Baladía, ubicada en la calle Almirante Brown 1085 de Morón, donde los investigadores encontraron manchas de sangre en varios ambientes y secuestraron un cuchillo y otros elementos de interés para la causa.

Un grupo de choferes de una remisería ubicada frente mismo a la escribanía declararon ante los policías que realizaban esta mañana el allanamiento que ayer les llamó la atención ver a Baladía con una hidrolavadora y cuando, en chiste, le dijeron si no les lavaba los autos, el escribano muy atento, les hizo el favor.

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