Conversaron sobre la propuesta que debatirá el Congreso. También empiezas a aparecer las primeras voces en contrario. El ministro Guzmán, presente en la reunión, comentó la oferta que les presentará a los bonistas en las próximas horas.

Por si faltaba algún dato para confirmar el apoyo de la Casa Rosada al proyecto elaborado por el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, y el titular de la comisión de Presupuesto, Carlos Heller, que crea un impuesto extraordinario a las grandes fortunas para ayudar a financiar la crisis sanitaria, este martes ambos fueron recibidos en Olivos por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán. En el encuentro pulieron la iniciativa que tendrá la particularidad de ser debatida en sesiones virtuales, cuya legalidad ayer se encargaron de validar los presidentes de las Cámaras, Cristina Kirchner y Sergio Massa.

Fernández siempre fue cuidadoso respecto a la iniciativa, dado que la creación de nuevos impuestos es una potestad que la Constitución Nacional le otorga al Congreso. Pero cuando el viernes pasado lo consultaron en la conferencia de prensa que dio en Olivos sobre el proyecto ideado por Máximo Kirchner, evaluó que resultaba atinado buscar alguna financiación a los gastos extraordinarios que la pandemia demandaba al Estado. Este martes quedó claro su apoyo.

La iniciativa mutó. Originalmente estaba destinada a gravar a las fortunas que habían sido blanqueadas en el jubileo dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri, en el que incluso ingresó su hermano Gianfranco. Pero rápidamente aparecieron voces asegurando que una ley de ese tipo sería inconstitucional. Por eso, luego la propuesta se centró en un impuesto extraordinario por única vez a las personas físicas y jurídicas con mayores patrimonios del país. La diputada Fernanda Vallejos detalló que se trataría de una alícuota del 1 por ciento a las 15 mil principales fortunas, lo que permitiría recaudar unos 800 millones de dólares. Que esa suma permitiría incrementar en un 50 por ciento la ayuda destinada a las provincias.

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Fernández recibió a Máximo y a Heller junto a Guzmán, quien les hizo un adelanto de la propuesta que le hará a los bonistas en las próximas horas. A partir de la cuestión de la deuda, hicieron un repaso de la crisis económica que envuelve al país, que ya era complicada desde antes, sin necesidad de una situación sanitaria inédita como la provocada por la aparición del coronavirus. De ahí que el bloque de diputados del Frente de Todos planteó la necesidad de una salida de emergencia, como la aplicación de un impuesto extraordinario a los sectores más pudientes.

Como era de imaginar, ya comenzaron a aparecer algunas voces en contrario. Algunos senadores conservadores que hacía mucho no se los escuchaba como el salteño Juan Carlos Romero o el santafesino Carlos Reutemann expresaron su desacuerdo. También el vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, sostuvo que más que crear impuestos se debía incentivar la inversión, sin explicar cómo conseguir fondos para atender la emergencia.

«Hay que proveer de más hospitales, más camas, más respiradores, más barbijos. Tiene que hacer llegar comida a los barrios más carenciados, y la lista es infinita», había explicado Heller acerca de las necesidades que debía atender el Estado que necesitaban de un financiamiento extra. El impuesto no tiene nada de alocado: en Europa varios economistas proponen una idea bastante similar.

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