Este martes, las firmas agrícolas Bunge y Viterra anunciaron su fusión en una empresa «líder en soluciones de agronegocios para satisfacer las exigencias del siglo XXI». Lo de líder no es marketing: son dos gigantes agroindustriales a nivel mundial. En Argentina, ambas integran el ranking de las diez principales exportadoras de cereales, oleaginosas y aceites del país. Las dueñas de los dólares. Por ley, el requerimiento será investigado por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) para evaluar si esta fusión pudiera afectar negativamente la competencia en los mercados y generar un perjuicio para el interés económico general. Por el tamaño del mercado en Argentina, especialistas entienden que será aprobada sin problemas.

Bunge les dará a los accionistas de Viterra 2000 millones de dólares en efectivo y 6200 millones en acciones de la empresa, que es una de las cinco grandes comercializadoras de granos a nivel mundial, lo que representa una contraprestación de aproximadamente 75 por ciento en acciones de Bunge y 25 por ciento en efectivo. Se espera que la fusión se cierre a mediados de 2024, sujeta al cumplimiento de las condiciones de cierre habituales, incluida la aprobación de los accionistas de Bunge y la recepción de las aprobaciones reglamentarias en cada país donde operan.

En Argentina, la Ley de Defensa de la Competencia establece que una operación de esta característica debe ser notificada como concentración económica para su análisis y eventual autorización a la CNDC, que realiza un análisis de las operaciones para evitar que haya firmas con poder de mercado con potencialidad para afectar negativamente la competencia y generar un perjuicio para el interés económico general.

El pedido de concentración ya entró a la CNDC, que emitirá en unos meses- dependiendo de la velocidad de respuesta al pedido de información de ambas firmas-  un Dictamen recomendando aprobar, condicionar, o bien, prohibir la operación de concentración económica. Analistas consultados por este diario no ven, a priori, ningún problema en la aprobación de la fusión ya que se trata de un mercado de productos por sí concentrados.

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Quién es quién

Continuadora del otrora gigante argentino Bunge & Born, la estadounidense Bunge conforma con ADM, Cargill, Dreyfus el ABCD de exportación de granos del mundo. Son las principales empresas comercializadoras de materias primas y debido a los procesos de verticalización y horizontalización de la cadena productiva en las últimas dos décadas, controlan el mercado de la soja en América Latina. Se encuentran amenazadas por la china COFCO. «Recurren a un uso estratégico de los medios de comunicación para desviar la atención del importantísimo papel que ejercen sobre las inversiones en tierras alrededor del mundo y, simultáneamente, para oponerse al aumento de la competencia de China en la agroindustria internacional», asegura un informe sobre «la búsqueda de China de recursos naturales en América Latina» que escribieron Felipe Freitas da Rocha y Ricardo Bielschowsky para la Cepal.

Viterra operaba hasta mayo de 2021 como Oleaginosa Moreno en Argentina. Entró al podio con la salida del negocio de Vicentin, socia de Glencore en Renova. Es que la empresa, originalmente de capital argentino, es controlada desde hace más de veinte años por el grupo de origen suizo Glencore.  Se transformó en la primera exportadora argentina de aceite y pellets de soja en los últimos dos años gracias a la llegada de un management nuevo.

Tiene una posición muy importante en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, Bahía Blanca, Necochea, porque tomó el negocio que era de Oleaginosa Moreno y quedó bien posicionada en girasol, cebada y trigo. En soja creció gracias al uso de instalaciones y a los trabajos a fasón que tomó de la que supo ser la cerealera más importante del país y ahora en concurso de acreedores Vicentin.

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«Se va a complementar bien con Bunge, que está más posicionada geográficamente de Buenos Aires al norte del río Paraná y Rosario y más concentrado en el negocio de soja y fertilizantes», explica Javier Preciado Patiño, el ex subsecretario de Mercados Agropecuarios de Agricultura durante la gestión de Julián Domínguez. «Es un desafío para el resto, para los Cofco, los Cargill, los Dreyfus, que van a tener un jugador más fuerte. Pero es un proceso que se está dando a nivel global para buscar la competitividad por la escala en un negocio que va indefectiblemente para ese lado», reflexiona.

«Viterra complementa nuestra huella de activos existente con su capacidad de manejo de granos y semillas blandas, al tiempo que expande nuestras capacidades de expansión en regiones y cultivos clave donde Bunge está actualmente subrepresentada», aseguró en un comunicado el CEO de Bunge Greg Heckman, que también dirigirá junto a  John Neppl, CFO de Bunge, la compañía combinada. La nueva firma operará como Bunge, con sede operativa en St. Louis, ciudad del estado norteamericano de Missouri.

El CEO de Viterra, David Mattiske, se unirá al Equipo de Liderazgo Ejecutivo de Bunge en el rol de Co-Director de Operaciones. Se espera que el Consejo de Administración de Bunge esté compuesto por ocho representantes nombrados por Bunge y cuatro representantes nombrados por los accionistas de Viterra.

Como parte de la transacción, Bunge asumirá 9800 millones de dólares de deuda de Viterra, que está asociada con aproximadamente 9000 millones de dólares de inventarios fácilmente comercializables de gran liquidez. Además, Bunge planea recomprar 2.000 millones de dólares de acciones de Bunge (el «Plan de Recompra») para mejorar el aumento del BPA ajustado.

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Las dueñas de los dólares

De acuerdo al ranking de exportadores de la Secretaría de Agricultura, en 2022 Bunge y Viterra concentraron el 61,4 por ciento de las exportaciones de aceite de girasol. Con la integración a Bunge, adquirirían una posición dominante en el negocio girasolero argentino. En el caso del aceite de soja, las exportaciones representaron un 31,2 por ciento del total. De repetirse las posiciones, quedarían en los siguientes puestos del ranking Cargill con el 17 por ciento del mercado, Molinos Agro (12 por ciento) y Aceitera General Deheza (AGD) con el 10 por ciento, entre otros. En cuanto al otro producto de valor agregado, la harina de girasol y soja, las exportaciones de las dos firmas en 2022 alcanzaron el 45,9 y 32 por ciento del mercado total, respectivamente.

En el caso de los granos, ambas pasarían a liderar – sin mucha sobra- el negocio de las exportaciones de trigo, cebada y soja. En maíz, sin embargo, Bunge no lograría sacarle el podio a ADM y estaría cerca los embarques realizados por Cargill, siempre teniendo en cuenta los registros de operaciones realizadas en 2022.

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