“Las manchas se agrandan durante las campañas”, solía decir José Manuel de la Sota. El fallecido exgobernador, que llevó al PJ al primer triunfo provincial en 1998, admitía en privado que para afrontar los procesos electorales, los gobernantes tienen ventajas por ejercer el poder, pero también la dificultad de hacerse cargo de los problemas, por ser oficialismo.

Martín Llaryora puede dar fe de eso. No gobierna la provincia, pero es el candidato a gobernador de la alianza oficialista Hacemos por Córdoba.

No hay constancia de que Llaryora haya escuchado aquella definición delasotista, pero actúa como si la tuviera presente. Decidió afrontar las principales problemáticas de la gestión schiarettista.

El martes pasado tuvo su bautismo como aspirante a suceder al gobernador Juan Schiaretti, ante la dirigencia peronista del interior.

En ese escenario, Llaryora no evadió los tres problemas (inseguridad, educación y salud) que hoy están en la agenda de críticas de la oposición.

El intendente de la capital provincial no es el responsable de resolver esos problemas. Pero sabe que su condición de oficialista lo obligará a debatir esas cuestiones en la campaña.

Llaryora decidió adelantarse a la embestida opositora. Planteó los problemas, con una estrategia que apunta al principal candidato opositor, Luis Juez.

Campaña. Luis Juez y Rodrigo de Loredo  dicen que harán una campaña corta y creativa. Por ahora, el candidato a gobernador de Juntos por el Cambio no mostró sus propuestas.  (Pedro Castillo / La Voz)
Campaña. Luis Juez y Rodrigo de Loredo dicen que harán una campaña corta y creativa. Por ahora, el candidato a gobernador de Juntos por el Cambio no mostró sus propuestas. (Pedro Castillo / La Voz)

El candidato a gobernador oficialista se muestra como un “hacedor”, por su gestión como intendente capitalino, y de afrontar los problemas, endilgándole al exintendente de Córdoba ser lo “peor del pasado”.

Fue la definición política más fuerte que escucharon los intendentes oficialistas del interior, y con el gobernador Schiaretti en la primera fila del acto: “Seremos nosotros los que resolveremos los conflictos en educación y salud y el problema de la inseguridad. Si no, quién, si los otros son lo peor del pasado”, apuntó a su principal adversario.

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Se sabe: el conflicto con los docentes está en conciliación obligatoria por dos semanas más. Los funcionarios schiarettistas creen que llegarán a un acuerdo antes del arranque de la campaña.

Llaryora no está ajeno a esa negociación. En la mesa chica oficialista habría volcado sugerencias para destrabar el conflicto en las escuelas.

Hay otra cuestión que figura en el primer lugar de las preocupaciones de los cordobeses. Y que seguramente será otro tema de discusión en la campaña: la inseguridad.

Mientras el Gobierno provincial exhibe casi a diario actos de entrega de móviles policiales, los robos aumentaron en las estadísticas oficiales. A la par de esa suba, también crece el malhumor social, un dato preocupante para cualquier oficialismo en campaña.

Hay números que no pasan inadvertidos para los peronistas. Aumentaron los robos callejeros en la Capital, especialmente por el accionar delictivo de los denominados motochoros.

La Policía puso énfasis en combatir esos arrebatos agregando el patrullaje de 30 policías en motocicletas, especialmente en barrio Nueva Córdoba.

“Los motochoros son producto de la situación social, pero también un síntoma del síndrome de brazos caídos de la Policía”, advirtió un funcionario provincial con experiencia política, que considera que los uniformados deben hacer muchas horas adicionales para mejorar sus magros salarios y eso repercute en su trabajo.

Hay algún sustento estadístico en esta visión. Según datos que trascendieron desde el Centro Cívico, en la Capital, en febrero, hubo un aumento del 9% en los robos respecto de enero, y pasaron de 3.900 a 4.250 casos.

La estadística no está discriminada. Son robos de todo tipo, no sólo arrebatos en las calles.

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El problema de la inseguridad aumentó en la ciudad de Córdoba y tuvo un leve descenso en el interior: de 1.638 en enero pasaron a 1.481 en febrero.

La mirada opositora

En la otra vereda, Juez le respondió con lenguaje político al ácido señalamiento de Llaryora. “Si dice que tiene las soluciones, se las hubiera pasado antes a su jefe político, que es el gobernador”, repitió en los últimos días el candidato opositor, apelando a la ironía, pero sin un plan concreto para combatir la inseguridad.

En Juntos por el Cambio aseguran que harán una campaña “breve, creativa y disruptiva”. A 70 días de los comicios provinciales del 25 de junio, aún no se conocen sus propuestas.

El argumento opositor es que la gente les presta atención a los candidatos un mes antes de las urnas.

La pregunta, por ahora sin respuesta, es si este argumento es real o cubre el vacío de la falta de proyectos.

Cruces, chicanas, problemas y datos que se debatirán en la campaña, que no se sabe si será “corta” y “disruptiva” como pregona la oposición. De lo que no hay dudas es de que será áspera.

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