Este panorama benigno, explican, se ha visto reforzado por acontecimientos recientes especialmente alentadores como la reanudación de las compras de dólares por parte del BCRA en octubre, a lo que contribuyó el blanqueo, a lo que se suma la reducción de la brecha cambiaria. “Esta convergencia representa un avance hacia la eliminación de los controles cambiarios y la unificación de los complicados mercados cambiarios”, opina el economista jefe para la región, Andrés Abadia. También destacan la baja del riesgo país a niveles del 2020, reflejando mayor confianza de los inversores, y la reversión del déficit fiscal crónico, logrando en setiembre el noveno superávit financiero mensual consecutivo.
Actividad económica, bajo una fuerte presión
“Sin embargo, estos logros macroeconómicos han tenido un alto precio social y económico: la actividad económica ha estado bajo una fuerte presión este año donde sectores clave, incluidos la construcción y el comercio minorista, se han visto gravemente afectados por el proceso de ajuste, con el consiguiente impacto negativo en los indicadores sociales (más desempleo, pobreza y pobreza extrema en niveles récord, y mayor costo de vida por eliminación de subsidios a los servicios públicos). No sorprende que el descontento social haya aumentado en los últimos meses”, relata Abadia quien considera que el Gobierno tiene que equilibrar la estabilización macroeconómica con la atención a las necesidades sociales de la población. De ahí que señale que “la reactivación de la economía y la creación de empleo serán cruciales para mitigar el impacto de las medidas de austeridad”.
La buena noticia, agrega, es que lo peor del ciclo económico probablemente ya haya pasado: la recuperación ha sido impulsada principalmente por los sectores primarios, pero la actividad en los subsectores clave y la industria también se está estabilizando. “Esperamos que la actividad económica mejore en los próximos trimestres, gracias a una menor inflación, el aumento de los precios de las materias primas y el aumento de los salarios reales”.
Si bien una estabilización gradual del mercado laboral también ayudará, la consultora pronostica una caída del 4% en el PBI en 2024 y un repunte del 3% en 2026. “La mejora de la confianza de las empresas y los consumidores también apunta a mejores tiempos por delante, compensando el riesgo señalado por el deterioro de los índices de aprobación de Milei, pero esperamos que pronto se consolide una tendencia alcista a medida que mejoren los números de actividad”.
Dólar: la apreciación cambiaria es insostenible en el largo plazo
Sin embargo, alertan, persisten los riesgos: “La falta de una mayoría favorable en el Congreso es una amenaza para la sostenibilidad política de las medidas económicas de Milei en el mediano plazo; el Gobierno podría enfrentar dificultades significativas para mantener su agenda de ajuste fiscal y desregulación económica”.
Además, recuerdan que Argentina sufre problemas estructurales que amenazan su estabilidad a largo plazo, y en ese sentido ponen énfasis en un problema clave: la sobrevaluación persistente del peso, que reduce la competitividad de las exportaciones, estimula las importaciones y contribuye al agotamiento de las reservas de divisas del país, entre otras cosas.
Ahora bien, son conscientes que “una fuerte devaluación del peso podría conducir a serios problemas sociales y costarle al gobierno políticamente, pero mantener una moneda artificialmente sobrevaluada es insostenible en el largo plazo”.
La amenaza constante del riesgo de default
Por ende, “la sostenibilidad del modelo económico de Milei siempre estará en entredicho, no por su capacidad o voluntad de abordar todos los problemas de Argentina, sino por el mal estado del país cuando fue elegido y el obstruccionismo de la oposición. Por ahora, el alto costo social podría hacer insostenible la continuidad de estas políticas si los indicadores sociales no mejoran pronto, a pesar de los destacados logros macroeconómicos hasta ahora”.
Mientras tanto, “la alta carga de deuda existente y el inestable escenario externo dejan a Argentina vulnerable, lo que significa que el riesgo de default sigue siendo una amenaza constante, aunque menor que cuando comenzó la administración Milei”.
Si bien las negociaciones en curso con los bancos privados y el FMI para garantizar el pago de la deuda, junto con la aprobación de Argentina por parte del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), subrayan los primeros frutos de una estabilización económica gradual y una mayor confianza de los inversores, “la sostenibilidad de las políticas de Milei dependerá de su capacidad para mantener un crecimiento económico sólido, mejorar las condiciones de vida de la población y fomentar la inversión, la productividad y la creación de empleo. Creemos que tendrá éxito, pero será un camino largo y complicado”, concluyen.