La brutal represión desatada por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires terminó con la muerte de un manifestante en pleno Obelisco porteño. La infantería se lanzó a la caza de un grupo de personas que participaba de una asamblea de las organizaciones MTRVotamos Luchar y Rebelión Popular. Varios de ellos fueron arrastrados y “golpeados a patadas” por efectivos policiales, quienes los mantuvieron tirados en el piso, boca abajo y mientras presionaban sus cabezas arrodillados sobre ellos. Una fotoperiodista que filmaba la represión y preguntaba los nombres a los detenidos advirtió que uno de ellos, al que estaban asfixiando, atravesaba un cuadro crítico: “¡Está morado, dalo vuelta ya, se descompensa, tiene un infarto!”, le gritó al policía, que recién ahí sacó la rodilla de la cabeza. Se trataba de Facundo Molares, también fotoperiodista, quien ya mostraba escasos signos vitales y terminaría muerto. “Falleció de un paro cardíaco un hombre que se encontraba manifestando en el Obelisco”, informó a través de un comunicado el gobierno porteño, intentando ocultar la responsabilidad policial. El mismo discurso que luego replicarían dirigentes y funcionarios de Juntos por el Cambio, empezando por Horacio Rodríguez Larreta y siguiendo por Patricia Bullrich.

Todo había comenzado ayer por la tarde, con militantes del Movimiento Teresa Rodríguez, de Votamos Luchar y de Rebelión Popular que organizaron una asamblea en la Plaza de la República para exponer sus cuestionamientos a lo que definieron como una “farsa electoral”, en referencia a los comicios del domingo. Pronto se acercó la policía. “Nos preguntaron si íbamos a cortar la calle o a marchar. Les dijimos que no, que estaríamos una hora y media, a lo sumo dos, y nos íbamos”, relató Delia, una de las manifestantes. La preocupación policial parecía centrada en si los manifestantes quemarían o no la urna de madera y cartón que habían llevado para pronunciarse en contra de las primarias. “Les dijimos que no, que no íbamos a quemar nada.”

La cacería

“Facundo había terminado de hablar en la asamblea y se retiró a un costado para prender un cigarrillo. Nosotros continuamos con la asamblea cuando nos dimos cuenta que los policías se le tiraron encima y los arrastraban”, continuó el relato Delia. Otra manifestante relató cómo Molares -quien cobró notoriedad en 2019, cuando fue herido y apresado en Bolivia durante el golpe de Estado- fue «tacleado» por un policía, mientras otros agentes se lanzaban sobre los demás militantes, empujando, golpeando y tirándoles del pelo. Los manifestantes cazados por la Policía de la Ciudad fueron puestos boca abajo en el suelo, al tiempo que uno o varios efectivos presionaban sobres sus cabezas con las rodillas y con el cuerpo encima. El resto de los policías armó un cordón para separar a los manifestantes que reclamaban su liberación.

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Los detenidos ya eran siete, entre ellos Molares. En un intento de registrar la represión con un video que luego subió a las redes sociales, la fotoperiodista Susana Maresca advirtió el crítico estado de Molares. “Cuando termina la asamblea se acerca la policía y se empiezan a llevar detenidos, golpear a mujeres y entre ellos a Facundo Molares y lo tiran contra el piso. Yo doy toda la vuelta porque había un cordón policial impidiéndonos ver y los que se llevaban los detenidos eran esos con camperita celeste, que son policías de la Ciudad pero no los de choque», describió Maresca. “Lo miro a Facundo cuando una chica de las detenidas grita ‘me estás ahogando’, entonces empecé a mirar a todos y a gritarles ‘decime tu nombre’. Ahí lo veo a Facundo que también lo estaban asfixiando y que no me podía responder”.

La periodista contó que «Facundo estaba todo morado». «Empiezo a gritar que lo dieran vuelta. Tardaron un rato, lo dieron vuelta. Para mí, él ya había fallecido, le había agarrado un infarto, tenía los ojos hacia afuera, reventados. Tardaron como diez minutos porque nadie sabía hacerle el auxilio. Empezamos a gritar que llamaran una ambulancia hasta que vino una policía y empezó a hacerle la asistencia y no funcionó claramente. La ambulancia tardó unos 25 minutos, media hora y cuando llegaron le hicieron esas cosas con electricidad y se lo llevaron así, colgando a la ambulancia y a la media hora anunciaron que había fallecido, pero estaba muerto hace un montón de tiempo”. Molares fue trasladado al hospital Ramos Mejía, donde se confirmó su muerte.

La lista del resto de los detenidos circuló rápidamente: Cejas Jimena; Machado Lucía; Machado Alicia; Ferreyra Horacio; Yaquet Rubén; y Loyola Hernán, que también fueron brutalmente golpeados y continuaban presos al cierre de esta edición. La abogada de la Correpi, María del Carmen Verdú, estaba en la tarea de asistir legalmente a los detenidos, quienes fueron trasladados a la Alcaidía 6.

Excusas y caranchos

El gobierno porteño informó la muerte de Molares con un escueto comunicado titulado “Falleció de un paro cardíaco un hombre que se encontraba manifestando en el Obelisco”. Allí sostuvo que “las causas del deceso se relacionan con un paro cardíaco producto de factores de riesgo” y que “el cuerpo fue trasladado a la morgue judicial para la autopsia correspondiente”. Esa sería la línea discursiva del oficialismo de CABA.

«Hoy en el marco de una manifestación con incidentes, falleció luego de una descompensación Facundo Molares. Lamento su muerte y extiendo mis condolencias a sus familiares», expresó el alcande Rodríguez Larreta, precandidato presidencial de JxC. Para que no quedaran dudas, brindó «completamente» su respaldo al «accionar de la Policía de la Ciudad» y dijo que la fuerza «actuó con profesionalismo conteniendo los hechos de violencia». E hizo su propio cierre de campaña electoral al elogiar al SAME por su intervención en el episodio, al destacar que «dio respuesta, como es habitual, cuidando siempre a los vecinos de la Ciudad».

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Patricia Bullrich salió a respaldar a su archienemigo en la interna PRO y justificó la represión: acusó al kirchnerismo de intentar “sembrar miedo y caos” en la previa de la elección y resaltó que la Argentina requiere “orden”. “Yo compito con Larreta el domingo, pero en esta circunstancia y en este momento estoy al lado de él y del Gobierno de la Ciudad para que no quieran involucrarlo en una represión de la policía que no tiene nada que ver”, enfatizó la precandidata. Y resaltó que Molares era un exintegrante de las FARC, la guerrilla colombiana, como si allí hubiera una razón para reprimir y matar.

No fue la única que apeló a ese argumento, repetido por varios medios de comunicación. La precandidata a vicepresidenta de Javier Milei, la negacionista Victoria Villarruel, se sumó: “Un terrorista argentino con pedido de extradición de Colombia por su accionar en las FARC y acusado por secuestro extorsivo, rebelión y terrorismo, mientras estaba protegido en nuestro país se dedicaba a hacer manifestaciones en el Obelisco. Facundo Molares Schoenfeld gozaba de su impunidad cuando en una protesta en el centro se descompensó y falleció. Terminemos con la impunidad de los terroristas y delincuentes”, lanzó la diputada de La Libertad Avanza.

Repudio generalizado

En contraste con las justificaciones esgrimidas desde JxC y la ultraderecha, múltiples organizaciones sociales, políticas, sindicales y organismos de derechos humanos, así como numerosos funcionarios y dirigentes, repudiaron la represión seguida de muerte en pleno centro porteño.

“Castigo a los culpables materiales y políticos del asesinato de Facundo Molares”, apuntaron las organizaciones de Unidad Piquetera, que convocaron a una movilización hoy, desde las 10, en el Obelisco “para exigir justicia por Facundo Molares, asesinado por la Policía de la Ciudad”.

El ministro Sergio Massa, precandidato a presidente por Unión por la Patria, se refirió al hecho -así como a la muerte de Morena Domínguez y otros casos- y reclamó que «la política de seguridad no puede estar sujeta al debate político electoral, debe ser una política de Estado» (ver nota aparte). Su rival en la interna oficialista, Juan Grabois, sentenció: “Demasiada muerte, demasiada crueldad, demasiada violencia”, sostuvo. “Mi solidaridad con la familia y compañeros de Facundo, muerto en manos de la Policía de la Ciudad”, dijo.

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La CGT repudió «con vehemencia los hechos que se sucedieron durante estos días», en alusión a las muertes de Morena Domínguez en Lanús y de Molares frente al Obelisco, y advirtió que «es momento de que la sociedad toda reflexione sobre las responsabilidades y las causas» de esos episodios y de «pensar hacia qué tipo de Argentina queremos ir».

“Desde la CTA de las Trabajadoras y los Trabajadores repudiamos enérgicamente el asesinato de Facundo Molares Schonfeld, producto de la represión de la Policía de Ciudad bajo el mando de Eugenio Burzaco, cuando se manifestaba en forma pacífica con un puñado de personas frente al Obelisco porteño”, señaló la central sindical. “Responsabilizamos a las autoridades del Gobierno de la Ciudad encabezados por Horacio Rodríguez Larreta, por el brutal accionar de las fuerzas de seguridad y exigimos el esclarecimiento del hecho y la condena de los responsables materiales y políticos”, agregó. La CTA Autónoma se pronunció en el mismo sentido contra «la brutal represión cometida por la Policía de la Ciudad contra el periodista y militante internacionalista que participaba de una manifestación pacífica».

“¡Fue un crimen de Estado! Facundo Molares fue asesinado por la policía. Repugnante la campaña que hacen intentando instalar que murió por una descompensación y no por la represión. Justicia por Facundo. Son los mismos que criminalizan la protesta y quieren más represión”, denunció el precandidato vicepresidencial del FIT Nicolás del Caño.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) repudió el accionar de la policía de CABA y remarcó: «Morir por participar en una protesta no tiene nada que ver con la vida democrática». «La muerte de Facundo tiene que esclarecerse. Las autoridades deben dar un mensaje claro y contundente de que esto no puede pasar en la Argentina», añadió.

La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) afirmó: «Repudiamos la violenta represión de la Policía de la Ciudad que asesinó a un compañero en el Obelisco. Acompañamos a la familia y allegados/as en este momento crítico. Se cruzó un límite intolerable». La Corriente Clasista Combativa apuntó contra «la violenta represión ejercida por la policía de Horacio Rodríguez Larreta» en perjuicio de «compañeros de otras organizaciones que se manifestaban pacíficamente y en donde producto del accionar de la Policía de la Ciudad resultó muerto Facundo Morales». El sindicato de prensa Sipreba rechazó también el operativo represivo que «causó la muerte del fotoperiodista Facundo Molares. Exigimos urgente justicia y reclamamos la liberación de todes les manifestantes». La Red Nacional de Medios Alternativos repudió «enérgicamente el asesinato a manos de la Policía de la Ciudad del periodista y militante Facundo Molares».

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