El pasado de nuestra galaxia, la Vía Láctea está pavimentado con muchos movimientos con otras galaxias, a veces mediante violentas colisiones al acercarse, chocar y ser destrozadas y devoradas por la nuestra. Ahora, un equipo de astrónomos del Instituto Politécnico Rensselaer expone, en su último estudio publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, que la más reciente de esas colisiones cósmicas ocurrió miles de millones de años después de lo que se pensaba, lo que apunta a que nuestra galaxia es bastante más joven de lo que creíamos.

Descubren que la última colisión de la Vía Láctea ocurrió hace muy poco tiempoMidjourney/Sarah Romero

El pasado de la galaxia

“Nos arrugamos más a medida que envejecemos, pero nuestro trabajo revela que ocurre lo contrario en la Vía Láctea. Es una especie de Benjamin Button cósmico, que se vuelve menos arrugado con el tiempo”, comenta Thomas Donlon, astrónomo del Instituto Politécnico Rensselaer y la Universidad de Alabama y autor principal de la investigación. «Al observar cómo estas arrugas se disipan con el tiempo, podemos rastrear cuándo la Vía Láctea experimentó su último gran colapso, y resulta que esto ocurrió miles de millones de años después de lo que pensábamos».

¿Cuándo tuvo lugar la última gran fusión? Los científicos creían que la última gran fusión de la Vía Láctea era bastante remota; hace entre 8.000 y 11.000 millones de años. Pero parece que fue mucho más reciente: hace menos de 3.000 millones de años. Esta reciente colisión la situaría mucho después de la formación de la Tierra.

Arrugas cósmicas

Gracias a los datos del telescopio Gaia, que es capaz de señalar con precisión la posición y el movimiento de más de 100.000 estrellas locales del sistema solar dentro del catálogo completo de cuerpos estelares en monitores, todo indica que la Vía Láctea habría canibalizado a una galaxia más pequeña en el pasado reciente (en términos cósmicos, claro) tras centrarse en las ‘arrugas’ de la galaxia, que se forman cuando otras galaxias chocan con la Vía Láctea. Midiendo las posiciones y velocidades de estas estrellas con gran precisión, Gaia puede detectar las arrugas, la huella de la última gran fusión. Al estudiar cómo se disipan estas arrugas, el equipo trazó la línea de tiempo de la última gran colisión.

«Para que las arrugas de las estrellas sean tan claras como aparecen en los datos de Gaia, deben haberse unido a nosotros hace menos de tres mil millones de años, al menos cinco mil millones de años más tarde de lo que se pensaba anteriormente», dijo Heidi Jo Newberg, coautora del trabajo. “Cada vez que las estrellas oscilan hacia adelante y hacia atrás a través del centro de la Vía Láctea, se forman nuevas arrugas de estrellas. Si se hubieran unido a nosotros hace ocho mil millones de años, habría tantas arrugas una al lado de la otra que ya no las veríamos como características separadas”.

Esta imagen visualiza nuestra Vía Láctea y el halo de estrellas que la rodea.SA / Gaia / DPAC / Donlon et al. / Stefan Payne-Wardenaar.

El equipo introdujo una nueva métrica llamada «causticalidad» en las simulaciones, que mide la desigualdad en la distribución del espacio de fase de las estrellas. Un valor alto de causticalidad indica una colisión más reciente, en la que las estrellas aún no se han mezclado por completo y, por contra, un valor de causticalidad bajo apunta a que la colisión es más remota. Luego, compararon las observaciones con datos de simulaciones y encontraron una coincidencia en una línea de tiempo de hace aproximadamente entre 1.000 y 2.000 millones de años. La alta causticidad observada en los datos de Gaia apunta a una fusión mucho más reciente.

«Si se hubieran unido a nosotros hace ocho mil millones de años, habría tantas arrugas una al lado de la otra que ya no las veríamos como características separadas», dicen los expertos. Por tanto, este descubrimiento sugiere que, en lugar de que estas estrellas se originaran en la antigua fusión Gaia-Salchicha-Encélado, deben haber venido de un evento más reciente denominado Fusión Radial de Virgo, que tuvo lugar hace menos de 3.000 millones de años.

Nuevos hallazgos del telescopio espacial Gaia indican que la Vía Láctea puede haber canibalizado una pequeña galaxia no hace mucho, cósmicamente hablandoMidjourney/Sarah Romero

«La historia de la Vía Láctea se reescribe constantemente, en gran parte gracias a los nuevos datos de Gaia. Nuestra imagen del pasado de la Vía Láctea ha cambiado drásticamente incluso desde hace una década, y creo que nuestra comprensión de estas fusiones seguirá cambiando rápidamente», dicen los investigadores.

Si se confirman, estos hallazgos podrían afectar significativamente nuestra comprensión de la formación de la Vía Láctea. Pero esto no significa que no haya pruebas de la fusión más antigua, ya que hay muchas estrellas que podrían estar asociadas a ambos eventos; unas relacionadas con la antigua fusión y otras con la más reciente. Y para los astrónomos, es todo un reto descubrirlo.

«La exploración futura revelará cuáles de estos objetos más pequeños que anteriormente se pensaba que estaban relacionados con una antigua Gaia-Salchicha-Encélado (GSE), en realidad están relacionados con una Fusión Radial de Virgo más reciente», concluyen.

El futuro de la galaxia no será muy diferente. La Vía Láctea está destinada a fagocitar sus dos galaxias satélite, la Gran y la Pequeña Nube de Magallanes que acabará siendo absorbidas por nuestra galaxia.

Las arrugas se identificaron por primera vez en los datos de Gaia en 2018Midjourney/Sarah Romero

Referencias: 

  • Thomas Donlon et al, The debris of the ‘last major merger’ is dynamically young, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2024). DOI: 10.1093/mnras/stae1264 
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