La capital haitiana, Puerto Príncipe, seguía este domingo sumida en una ola de violencia desatada por las pandillas armadas, frente a lo cual Estados Unidos anunció la evacuación de parte del personal de su embajada y reforzó la seguridad.

Hospitales bajo ataque, escasez de alimentos e infraestructuras bloqueadas llevaron a la ciudad a una situación humanitaria cada vez más precaria. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofreció para «arreglar» la crisis de inseguridad en Haití aunque no especificó de qué forma.

El fin de semana estuvo marcado por nuevos enfrentamientos entre la policía y las bandas criminales. Portavoces militares estadounidenses dijeron el domingo que realizaron «una operación para aumentar la seguridad de la Embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe». La sede diplomática señaló en la red social X que «el aumento de la violencia de las pandillas en las proximidades de la embajada y del aeropuerto llevó al Departamento de Estado a hacer arreglos para permitir la salida de personal adicional».

El jefe de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, y el presidente de Kenia mantuvieron una conversación sobre la crisis actual y «subrayaron su compromiso inquebrantable con el despliegue de una misión multinacional de apoyo a la seguridad» destinadas a «crear las condiciones de seguridad necesarias para la celebración de elecciones libres y justas», según un vocero del Departamento de Estado.

Población confinada

Philippe Branchat, jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), advirtió que «los habitantes de la capital viven confinados, no tienen adónde ir». «La capital está rodeada de pandillas armadas y peligrosas», afirmó Branchat para subrayar que «la inseguridad está por extenderse a escala nacional». Según la OIM 362 mil personas están actualmente desplazadas en Haití, una cifra que creció un 15 por ciento desde principios de año.

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Las pandillas, que controlan vastas áreas de la capital así como las vías de acceso que conducen al resto del territorio, llevan varios días atacando comisarías, tribunales y dos  cárceles de las que se fugaron cerca de la mayoría de los 3.800 presos. Esos grupos y una parte de la población exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, que está fuera del país. Según los últimos reportes Henry está en Puerto Rico. El gobernante debía dejar el cargo en febrero, pero en cambio hizo un acuerdo para compartir el poder con la oposición hasta que se celebren nuevas elecciones.

El Consejo de Seguridad de la ONU dio luz verde en octubre a una misión policial multinacional encabezada por Kenia, pero ese despliegue quedó estancado en los tribunales kenianos. Ante la violencia decenas de habitantes tomaron el sábado una oficina de la administración pública en Puerto Príncipe, con la esperanza de encontrar refugio en ese lugar.

El viernes hombres armados atacaron el palacio de la presidencia y la comisaría de Puerto Príncipe, confirmó el coordinador general del sindicato de la policía haitiana. Varios atacantes murieron, según la misma fuente. Por otra parte cinco personas secuestradas en febrero en Puerto Príncipe, entre ellas cuatro misioneros, fueron liberadas este domingo.

Riesgos de salud y hambruna

El gobierno decretó el estado de emergencia en el departamento del oeste que incluye a Puerto Príncipe, así como un toque de queda nocturno de difícil aplicación por parte de las fuerzas del orden, que ya se ven desbordadas. Frente al estallido de violencia, la Comunidad del Caribe (Caricom) convocó a representantes de Estados Unidos, Francia, Canadá y de la ONU a una reunión el lunes en Jamaica.

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La atención sanitaria está seriamente afectada con «hospitales que fueron atacados por pandillas y que debieron evacuar al personal sanitario y a los pacientes, incluidos los recién nacidos», según la OIM. La ONG Mercy Corps alertó de los riesgos para el aprovisionamiento de alimentos en el país más pobre de América.

«Con el cierre del aeropuerto internacional, la poca ayuda que recibe Haití en la actualidad podría no volver a llegar», y «si no se accede a esos contenedores, Haití pronto tendrá hambre», advirtió Mercy Cops. De continuar la «parálisis» en Puerto Príncipe en las próximas semanas, «cerca de tres mil mujeres embarazadas corren el riesgo de no poder acceder a los cuidados de salud esenciales», alertaron varios representantes de la ONU la semana pasada.

La oferta de Bukele

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofreció este domingo para solucionar la crisis de inseguridad y violencia provocada por los grupos armados en Haití. «Podemos arreglarlo. Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir», escribió Bukele en la red social X, en un mensaje en inglés que fue luego replicado por la Secretaría de Prensa de la Presidencia. Sin embargo el presidente salvadoreño no dio ningún detalle de qué haría para resolver la situación de Haití.

Bukele fue reelegido como presidente de El Salvador en febrero con el 85 por ciento de los votos, un apoyo que cosechó gracias a la «guerra» contra las bandas criminales que le devolvió la tranquilidad a las calles. El mandatario lanzó en marzo de 2022 una ofensiva contra estos grupos bajo un régimen de excepción que redujo a mínimos históricos los asesinatos. En octubre pasado el jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América latina visitó El Salvador y habló con Bukele sobre el posible apoyo del país centroamericano a una misión internacional en Haití.

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