Israel bombardeó este sábado la Franja de Gaza de norte a sur en una fase ampliada de su guerra de dos meses contra Hamás, horas después de que Estados Unidos ejerciera su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a su aliado de una exigencia mundial de cese al fuego.

Trece de los 15 miembros del Consejo de Seguridad votaron el viernes a favor de la resolución que pedía un alto el fuego humanitario inmediato, que fue bloqueado por Washington mientras el Reino Unido se abstuvo.

Desde el fracaso de la tregua la semana pasada, Israel ha ampliado su campaña terrestre a la mitad sur de la Franja de Gaza con el asalto a la principal ciudad meridional, Jan Yunis. Simultáneamente, ambas partes informaron sobre un importante aumento de los combates en el norte.

Los habitantes de Jan Yunis declararon que las fuerzas israelíes estaban ordenando a la población que se retirara a otro distrito situado justo al oeste de las posiciones asaltadas a principios de semana, lo que sugiere que podría ser inminente un nuevo ataque.

La gran mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza ya se vieron obligados a abandonar sus hogares, y muchos huyeron varias veces. Los combates se extienden por todo el territorio, por lo que los residentes y las agencias de la ONU afirman que ya no hay ningún lugar seguro al que ir, aunque Israel lo niega.

Israel impidiò que los gazatíes huyan por la principal ruta norte-sur a lo largo de la estrecha franja y, en su lugar, los desvía hacia la costa mediterránea.

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Familias del norte de Gaza publicaron mensajes en Internet suplicando a los equipos de emergencia que se adentraran en la ciudad para rescatar a los seres queridos que seguían atrapados allí.

Israel lanzó su campaña para aniquilar a los líderes de Hamás en Gaza después de que los combatientes del grupo islamista apoyado por Irán irrumpieran en la valla fronteriza de Gaza el 7 de octubre, matando a 1.200 personas y capturando a 240 rehenes en un asalto a ciudades israelíes.

Washington informó que pidió a Israel que haga más de lo que hizo hasta ahora para proteger a los civiles en la próxima fase de la guerra. Esta semana, el Secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que había una «brecha» entre las promesas de proteger a los civiles y el resultado sobre el terreno.

Sin embargo, Washington sigue apoyando la insistencia de Israel en que un alto el fuego sólo beneficiaría a Hamás.

Ezzat El-Reshiq, miembro del buró político de Hamás, condenó el veto estadounidense por «inhumano». En tanto, el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, afirmó en un comunicado: «Un alto el fuego sólo será posible con la devolución de todos los rehenes y la destrucción de Hamás».

La Casa Blanca dijo el viernes que Israel podía hacer más para reducir las víctimas civiles y que Washington compartía la preocupación internacional por la situación humanitaria en Gaza.

«Ciertamente, todos reconocemos que se puede hacer más para tratar de reducir las víctimas civiles», declaró a la prensa el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

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