El ex gendarme Guillermo Víctor Cardozo, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, seguirá detenido en el penal de Ezeiza luego de que la Justicia le rechazara el arresto domiciliario. Se sumó así a la lista de genocidas que fracasaron en su intención
de obtener el beneficio, con presentaciones realizadas ante la pandemia del coronavirus.

La Cámara Federal de Casación Penal resolvió rechazar el pedido de la defensa de Cardozo, cuyo planteo se basaba en que el represor se encuentra de los grupos de riesgo más vulnerables al contagio del coronavirus, al tener 74 años y dificultades respiratorias, más otras enfermedades.

La Cámara habilitó la “feria judicial extraordinaria” que rige desde el 20 de marzo último a partir de la declaración de emergencia sanitaria para tratar el planteo, pero lo declaró inadmisible al evaluar informes según los cuales la salud de Cardozo está “amparada, protegida y supervisada” por la Dirección de Sanidad del Servicio Penitenciario Federal.

Para rechazar la prisión domiciliaria los camaristas Diego Barroetaveña, Ana Figueroa y Carlos Mahíques analizaron que “las autoridades competentes en la materia aseguraron la posibilidad de mantener plenamente vigentes los protocolos de prevención de contagio y propagación de la pandemia”.

En diciembre de 2010 Cardozo y otros represores fueron condenados a perpetua por delitos de lesa humanidad por su accionar, entre febrero de 1977 y enero de 1979, en el denominado “Circuito ABO” (Club Atlético, Banco y Olimpo), por el que pasaron centenares de detenidos y desaparecidos.

Hasta el momento se tramitaron 104 solicitudes de domiciliaria de genocidas que utilizan la pandemia como excusa. De esas 104 se resolvieron 58: en 17 casos se otorgó la morigeración y se habilitó la detención domiciliaria, mientras que en los 41 restantes fueron denegadas.

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La Comisión Provincial por la Memoria rechazó las decisiones de los tribunales que habilitaron la prisión domiciliaria para los genocidas. «Ningún contexto ni situación particular, por más delicada que sea, puede desconocer la gravedad de los crímenes cometidos durante la última dictadura militar. En la gravedad de estos crímenes imprescriptibles se encuentran las razones que nos hacen exigir que la cárcel sea la única casa para un genocida. Ese es el mejor aislamiento social para ellos», advirtió el organismo. 

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