La primera reacción, en caliente, fue armar un pelotón de fusilamiento. A través de su cuenta personal de Twitter, Javier Milei descargó su furia desde Israel reposteando un listado de los diputados “traidores” que hicieron caer el proyecto de ley ómnibus, y también otro que señalaba a los gobernadores de Córdoba y Santa Fe, Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro, como responsables de su fracaso. El círculo más cercano al Presidente, en la tarde de este miércoles, se animaba a dar por terminado todo tipo de diálogo con ellos y con otros mandatarios provinciales a los que, durante las primeras semanas de gestión, un sector de la Rosada aspiraba a contar como aliados potenciales.

Como parte de esa ruptura en ciernes, podría rodar la cabeza del titular de ANSES, Osvaldo Giordano, espada del cordobesismo. Otro de los síntomas del aislamiento político en el que empieza a sumirse el Gobierno tras la derrota legislativa es que se reflotó la idea de gobernar por decreto. En la Rosada no descartan implementar a través de nuevos DNUs varias de las medidas contenidas en los artículos que fueron rechazadas por el Congreso, una idea que ya anidaba en los despachos de Balcarce al menos desde diciembre pasado como plan B en caso de que la megaley no pasara el filtro.

Las «bases», por decreto

“Hay muchas otras maneras de llevar a cabo el plan de Gobierno e implementar varios de los artículos de la ley, desde DNUs hasta decretos simples y resoluciones”, resumían al respecto en la Rosada, donde ayer le bajaban el precio a la idea de reflotar el proyecto ómnibus con una consulta popular. De todos modos, esos decretos se limitarían a los puntos que no tienen que ver ni con los capítulos fiscal, penal y de la reforma política, entre otros, que sí o sí necesitan la aprobación del Congreso. Ese fue uno de los temas que estuvo sobre la mesa en la reunión que mantuvieron en Casa de Gobierno el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, el ministro de Interior, Guillermo Francos, el asesor estrella Santiago Caputo y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.

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En resumen, la idea es mandar vía decreto todos los puntos del paquete que puedan ser implementados a sola firma desde el Ejecutivo. Varios funcionarios ya fueron abriéndole la puerta a esa posibilidad. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en la noche del miércoles que tras el fracaso de la ley, «ahora hay que ir por otro camino». El vocero presidencial, Manuel Adorni, se sumó en la mañana del miércoles al planteo y aseguró que el Presidente aplicará su programa «con las herramientas que la Constitución le permite (SIC)».

El ministro sin cartera, Federico Sturzenegger, había dicho en diciembre pasado en una entrevista con Bloomberg que tanto el primer mega DNU como el proyecto de «bases» eran «apenas un 40 por ciento» del programa de «reconfiguración de la estructura del poder económico en Argentina». Su primera criatura ya tuvo un fuerte rechazo en la justicia, sobre todo en el apartado de la reforma laboral. Por eso está por verse cuánto del paquete rechazado de la megaley puede seguir ese camino sin tropezarse otra vez con la misma piedra.

«No me interesa»

Consumado el fracaso legislativo, fue el diputado libertario Carlos D’Alessandro quien adelantó que el proyecto de Bases “va a ser retirado por el Ejecutivo” y que el Gobierno “no piensa enviar ninguna ley durante 2024″, es decir, que va a prescindir del Congreso. Mas tarde, el propio Milei confirmó la novedad en una entrevista en TN y aseguró que no le interesa que «se siga tratando» el proyecto en Diputados. De paso, la acusación de traición a los gobernadores salió de su propia boca. «El motivo por el cual ayer fue saboteado el proyecto es porque las partidas discrecionales a las provincias cayeron en un 98%, lo cual explica la traición de los gobernadores, que te dicen que quieren el cambio siempre y cuando lo suyo no se toque», dijo.

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“Recibimos noticias desde el Ejecutivo de que no piensan enviar ninguna ley durante 2024, por lo cual entiendo personalmente que esta ley ómnibus va a ser retirada por el Ejecutivo”, explicó D’Alessandro en declaraciones radiales. El resto de los proyectos del oficialismo, dijo, quedarán en la iniciativa de cada diputado o senador de LLA, como quedó ya claro con la presentación del proyecto que pretende revertir la legalización del aborto.

¿Ruedan cabezas?

La bronca del Ejecutivo tras la derrota estuvo dirigida, además de hacia Llaryora y Pullaro, a los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz, de Neuquén, Rolando Figueroa y de Jujuy, Carlos Sadir. Pero con el cordobés, la tirria es personal. Al punto que en la noche del miércoles circulaba con fuerza la renuncia de Giordano pero también de otros dirigentes ligados al mandatario cordobés que ostentan cargos en la función pública, como el presidente del Banco Nación, Daniel Tillard y el secretario de Transporte, Franco Mogetta, además de los funcionarios Fabián López y Luis Giovine, de Infraestructura, que quedó bajo el ala del ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo.

Para Milei, su presencia en el gabinete es como tener al enemigo «traidor» dentro de su propia casa. Así lo dejó en claro cuando en medio de una catarsis vía Twitter, compartió un posteo que pedía despedir a Giordano “inmediatamente, por traidor», dado que su mujer, la diputada de Hacemos Coalición Federal, Alejandra Torres, votó en contra de las facultades delegadas. «Me causa mucho dolor que a esta altura de la historia sigamos pensando que por ser “mujer de” no podemos tener opinión y criterio propio…», le respondió la diputada al Presidente a través de su propia cuenta.

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La pelea de frente con los gobernadores complica la tarea de construcción de puentes que intentó con fuerza pero sin mucho éxito el ministro de Interior, Guillermo Francos. Aunque criticó a los diputados que «habían acordado una cosa y después votaron otra», el ministro intentó bajar un cambio a la confrontación. «Yo no me siento traicionado por nadie», se despegó.

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