Con el diario en la mano, un comisario vuelve a repasar el pronóstico del tiempo.

La iluminación en una oficina del segundo piso de la Jefatura de Policía de Córdoba se hace más tenue a medida que el cielo se va cerrando de nubes.

En el despacho están reunidas algunas autoridades de distintas unidades especiales: Infantería, Servicio Especial de Operaciones Motorizadas (Seom), Policía Caminera, Caballería y Canes.

La ansiedad se siente en el aire, pero hay que esperar la llamada.

Desde hace más de ocho meses, agentes de Sustracción de Automotores, junto con pesquisas judiciales, vienen siguiendo los pasos de otra banda dedicada al robo de vehículos en Córdoba.

El rastreo comenzó a partir de indicios que arrojaron los procedimientos vinculados a causas anteriores.

Luego las cámaras de la Policía fueron el instrumento para seguir y vigilar a los sospechosos.

Había que trabajar con sigilo y paciencia. Un paso en falso podría alertar a los delincuentes y generar la fuga, arruinando todo el trabajo.

“No se trata de atrapar perejiles”, dice un comisario. Y agrega: “Hay que saber quiénes son, cómo se organizan, quiénes son los cabecillas y, recién ahí, hacer el operativo, para poder atrapar a todos. De lo contrario, los elementos que logren escaparse, van a crear otras organizaciones, y el problema se multiplica”.

Entre lo secuestrado a la banda llamó la atención los cuños para falsificar números de chasis.
Entre lo secuestrado a la banda llamó la atención los cuños para falsificar números de chasis.

Una banda que complejizó su tarea

Al principio, los investigadores creían que perseguían ladrones que abrían coches y robaban objetos de su interior.

Operaban fundamentalmente en los barrios del primer círculo que rodea al Centro de la ciudad de Córdoba, como Alta Córdoba, Nueva Córdoba, General Paz, Alberdi.

Sin embargo, con el transcurrir de las semanas, la pesquisa determinó que al grupo se habían sumado otros delincuentes que volvieron más compleja la actividad.

Mirá También:  La recaudación de abril creció por debajo de la inflación y desde el Gobierno le apuntaron al campo

Ahora contaban con el respaldo de un cerrajero, con conocimientos tecnológicos que les proveía herramientas para inhibir alarmas o hacer arrancar vehículos con computadoras.

También tenían una chofer de un vehículo de alquiler, que simula hacer un viaje pagado, pero lleva a algunos de los delincuentes por la ciudad, buscando vehículos para robar.

Ya no solamente rompían vidrios y robaban pertenencias del interior de los autos, fundamentalmente neumáticos de auxilio.

Según la causa, aprendieron a “levantar” autos de la calle, fundamentalmente de puntos con gran aglomeración de autos, como playas de centros comerciales u hospitales.

Con el paso del tiempo, empezaron a falsificar la documentación para venderlos en el interior de la provincia. Una empleada de una gestoría supuestamente tenía la tarea de cambiar la numeración de los autos y borrar los rastros.

En algunos lavaderos de la ciudad, autos y motos robadas eran escondidos a la espera de que dejaran de ser buscados por sus propietarios. Es lo que se llama “enfriarlos”.

Mientras tanto, en otro taller de la periferia de la ciudad, otros integrantes de la organización usaban cuñas de fabricación artesanal para alterar el grabado de números de chasis y motores. “Hace mucho que no veíamos cuñas, por suerte tenemos peritos que saben identificar las falsificaciones”, dice un experto uniformado.

Con lo recaudado por la venta de los vehículos robados, según la causa, los miembros de la banda compraban electrodomésticos; una forma indirecta de lavar el dinero mal habido.

Una lluvia de allanamientos

Son 21 sospechosos.

Sobre el escritorio, en el centro de la oficina de los investigadores, policiales están los documentos que ordenan sus capturas. La fiscal Claudia Palacios ordenaba también 43 allanamientos en diferentes puntos de la ciudad de Córdoba.

Mirá También:  Tremendo accidente y milagro en la Ruta 6: un fumigador pasó por arriba a un patrullero

Un refucilo iluminó la oficina, y llegó el primer trueno.

Los policías miraron por la ventana y, esta vez el clima, no era un accidente, sino un aliado.

El operativo que se había programado para las próximas semanas, se adelantó justamente por la lluvia.

La presunción era que, con el diluvio, iba a ser más fácil hallar a todos los acusados en sus domicilios.

Fue así que los pesquisas policiales coordinaron rápidamente una serie de operativos que incluyó varias divisiones de la Policía.

Tradicionalmente, son los agentes de calle, quienes nombran a los operativos.

Saliendo de la Jefatura de Policía, el cielo inspiró a uno de los oficiales: “Relámpago azul”, pensó el alto oficial. Y así bautizó el operativo.

El procedimiento se concretó el miércoles y culminó con las 21 detenciones.

Además, se incautaron siete autos, tres armas, notebooks, tablets, varios pendrives, pesos, dólares, documentación, 152 cuños y dispositivos “ECU” (utilizados para abrir y dar arranque a los autos).

La fiscal los acusa por asociación ilícita y estafa, entre otros delitos.

La causa está lejos de estar concluida.

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *