La ONG Defendamos Buenos Aires planteó un «fraude» cuando los inquilinos inmigrantes después de varios meses de renta convierten el lugar «en un aguantadero que vende e incluso produce drogas» o hasta «lo desvalijan»

Unas 850 causas penales fueron labradas entre enero y septiembre de este año contra extranjeros que, simulando ser estudiantes, alquilaron departamentos para robar otros dentro del mismo edificio y, además, para llevar a cabo otras actividades ilegales.

El dato fue dado a conocer por medio de un trabajo en conjunto de la ONG Defendamos Buenos Aires y el Estudio Miglino y Abogados, los cuales realizaron una Encuesta Mensual de Inseguridad, en la que se abordó el tema los extranjeros que alquilan departamentos para delinquir, tanto en Capital Federal como en la provincia de Buenos Aires.

De esta manera, desde que comenzó el año hasta septiembre, hubo 850 causas penales en el que dichos extranjeros simularon ser estudiantes para robar en otros departamentos, así también para dedicarse a la venta de drogas, estafas en la venta de productos por sitios de venta directa por internet, entre otros ilícitos.

«El fraude comienza cuando llegan al inmueble, luego de haber leído un aviso en Internet o un diario de papel. Una o dos personas, que simulan ser estudiantes universitarios que vienen a cursar una carrera o un postgrado en alguna de las universidades porteñas o bonaerenses, se ganan la confianza del propietario, pagan el mes adelantado, el depósito e, incluso, varios meses en concepto de garantía ya que no tienen bienes en el país y se mudan», inició el director de Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino, quien continuó: «Ahí comienza la pesadilla para el propietario y los vecinos porque en pocos días el departamento se convierte en un aguantadero que vende e incluso produce drogas».

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Según Miglino, entre los barrios más afectados de la Capital Federal se encuentran Barrio Norte y Belgrano, zonas que «han sido virtualmente atacadas por bandas de venezolanos, colombianos y dominicanos que, luego de hacer el cuento del estudiante extranjero, en poco tiempo colocan un prostíbulo en el lugar».

«Otros delitos que cometen los extranjeros tienen que ver con la venta de notebooks, tablets, pasajes de avión, entre otros, a través de internet. Como la gente pide un domicilio físico para pasar a retirar el producto, brindan el lugar alquilado donde entregan cajas vacías, productos rotos o robados y pasajes falsos; exclusivamente en el lobby del edificio y siempre con poco tiempo, de manera tal que, cuando el comprador se cerciora de que ha sido estafado, vuelve furioso pero como no sabe desde cual departamento proceden los estafadores, termina haciendo un escándalo que deben afrontar los vecinos», detalló el director de Defendamos Buenos Aires.

Por otro lado, también precisó que, en general, algunos de estos delincuentes «optan por alquilar un departamento para lo cual obtienen la llave de entrada del edificio», y así «dedicarse a robar todos los departamentos posibles que, durante el fin de semana o feriados, quedan vacíos».

«Por último están aquellos delincuentes que se presentan como personas de recursos mínimos que, sin embargo, como quieren estudiar en una universidad porteña, optan por alquilar una habitación dentro de un departamento grande o una casa. Grande es la sorpresa del propietario, cuando luego de un tiempo en la casa y habiendo ganado la confianza del dueño, se quedan solos porque éste requiere hacer un trámite o visitar a un familiar y, en ese momento, los delincuentes no tienen más que conseguir un vehículo para desvalijar el domicilio, llevándose incluso muebles, mascotas y plantas», añadió Miglino.

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Finalmente, realizó una serie de consejos para evitar estos tipos de ilícitos. De esta manera, el director de Defendamos Buenos Aires sugirió que se debe «investigar a los «estudiantes» para ver si son tales».

«En qué casa de estudios cursarán, de qué país provienen e, incluso, un certificado de antecedentes penales de su país y de la República Argentina, así cómo solicitar un informe al consulado sobre la autenticidad del pasaporte y documentación que presenta el supuesto estudiante», enumeró al tiempo que concluyó: «De ese modo se puede llegar a evitar una verdadera pesadilla con graves consecuencias judiciales y patrimoniales, tanto para el propietario como para los vecinos del edificio».

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