El aporte que deberá hacer el sistema bancario para salir de la crisis. Las regulaciones que prepara el Frente de Todos. De las Leliq a los créditos.

El modelo económico de especulación financiera del macrismo termina con un fracaso tan estrepitoso que el próximo Gobierno tendrá espacio político para cortarlo de raíz. Alberto Fernández lo anticipa cuando dice que su administración pagará el aumento a los jubilados con los intereses de las Leliq. La plata hay que ponerla a trabajar, es el concepto que está detrás de esa afirmación. Pero a trabajar en sentido clásico, de movilizar recursos para que haya crédito a la producción, el consumo y la economía real, no como ha sido bajo la experiencia de Cambiemos, donde la valorización de los capitales generó un caudal de ganancias extraordinario para bancos, inversores extranjeros y rentistas de todo tipo, mediante tasas de interés arriba del 70 por ciento y devaluaciones permanentes.

El equipo de economistas que acompaña al candidato del Frente de Todos estudia un paquete de medidas en la nueva dirección. Una de ellas es establecer regulaciones al sistema bancario para que vuelva a prestar a las pymes y a la industria a tasas subsidiadas, de modo que vaya orientando los fondos que hoy inmoviliza en títulos del Banco Central (Leliq y pases) al crédito productivo. El giro seguramente será resistido por el establishment financiero, pero su instrumentación supone una condición básica para empezar a salir de la depresión que castiga a la Argentina hace más de un año y medio. Medidas de ese tipo no son una novedad, sino que ya se aplicaron con éxito hasta 2015.

“Pensamos que el sistema bancario está en condiciones de reasumir un papel activo en la recuperación del crecimiento”, sostiene en este sentido el último informe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), que dirige Mercedes Marcó del Pont. La ex presidenta del Banco Nación y del Banco Central tuvo como mano derecha en ambas gestiones a dos integrantes principales del equipo de Alberto Fernández, Matías Kulfas y Cecilia Todesca. Kulfas fue director del Nación y gerente general del BCRA, en tanto que Todesca fue la jefa de Gabinete del Central con Marcó del Pont.

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“A diferencia de lo ocurrido en los primeros años después de la implosión de la convertibilidad, en la actualidad el sistema financiero está líquido, solvente, con elevada rentabilidad, bajos niveles de riesgo de crédito y de descalce de monedas entre depósitos y préstamos”, describe el informe. “Tales fortalezas pueden ser aprovechadas en el diseño de una estrategia macroeconómica integral que vuelva a desplazar el eje de la acumulación desde la esfera financiera hacia la productiva”, completa.

El paso de un sistema bancario focalizado en ganar fortunas con los movimientos del dólar y las tasas de interés a otro sistema donde su función principal sea dar créditos a las pymes y a las familias demandará una fuerte tarea en materia de regulación. El próximo gobierno tendrá en parte el camino allanado porque el propio Macri debió aplicar controles que antes despreciaba cuando la crisis le explotó en las manos. Como a la ortodoxia una vez más se le quemaron los papeles, el margen político para la heterodoxia se agranda.

Además, los bancos han generado colchones de rentabilidad que superan marcas históricas. Así lo destaca el informe de FIDE. “Párrafo aparte merece la cuestión de la elevada rentabilidad que exhibe el sector: a junio el ROE (Return on Equity, indicador que mide la rentabilidad financiera) ascendía al 41 por ciento”, señala. Esas ganancias se acumularon mayormente por “los rendimientos exorbitantes que generan las colocaciones de los bancos en el Banco Central”, advierte Marcó del Pont. La dinámica que se generó con las tasas de interés “le otorga al sistema financiero una rentabilidad extraordinaria, seca la plaza de crédito productivo y constituye un riesgo enorme para la economía, por el canal entre los plazos fijos en pesos y la demanda por atesoramientos de dólares de las personas humanas. Esta lógica es la que debería modificarse rápidamente”, alerta.

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En resumen, el objetivo será empezar a volcar fondos que hoy los bancos destinan a las Leliq y pases en el Central a reactivar el canal crediticio para las empresas y los consumidores. “La situación actual de liquidez que presenta el sistema bancario triplica los niveles vigentes al fin de la convertibilidad. Como es sabido, esa liquidez hoy se encuentra estacionada fundamentalmente en las Leliq, pero, en un contexto de remonetización de la economía, esos recursos deberían reorientarse hacia la recomposición del canal del crédito. Hoy la relación crédito/PIB se ubica en los niveles más bajos desde 2004”, argumenta el informe. En esa línea es que Fernández dice que hay que usar la plata de las Leliq para aumentar las jubilaciones, utilizando el financiamiento a la producción como un mecanismo para volver a “encender la economía”.

Sin embargo, para llegar a ese punto es necesario encarar previamente temas más urgentesEl primero es poner un freno efectivo a la fuga de divisas, no como ocurre con las regulaciones vigentes, que resultan poco menos que un colador. La situación actual es mucho más crítica que la que existía en 2011 cuando se fijaron las primeras regulaciones para la compra de divisas, pero se la enfrenta con límites más endebles. La razón principal es que Macri no quiere asumir el costo de endurecer el cepo cambiario antes de las elecciones. Esa actitud temeraria ha sido una constante durante su gobierno, con los resultados conocidos.

“Vale recordar que la gestión anterior decidió regular la fuga de capitales en octubre de 2011 -para evitar una devaluación o salir a tomar deuda para financiarla-, cuando la situación de estrangulamiento externo era bastante menos crítica que la actual. La demanda de dólares para atesoramiento era un 24 por ciento más baja que en el presente y el nivel de deuda externa en relación al PIB se encontraba en mínimos históricos, con un ratio del 39,4 por ciento, muy lejos del 96 por ciento que registran las últimas cifras oficiales”, detalla Marcó del Pont.

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Por lo tanto, la conclusión es la siguiente: “Desde nuestro punto de vista, para recuperar mayor grado de maniobra será necesario perfeccionar las regulaciones para limitar la fuga de capitales y hacerlas consistentes con el objetivo de priorizar el uso de los dólares en la producción, la inversión y la cancelación de la deuda”.

La otra cuestión clave asociada al cuidado de las divisas es la reestructuración de la deuda. En este caso el concepto que guiará las negociaciones de Fernández es “crecer para pagar”. Marcó del Pont advierte que pasar a un acuerdo con el FMI plagado de condicionalidades, como sería el que se denomina de “facilidades extendidas”, sería una limitación para los objetivos de crecimiento y distribución del ingreso que se plantea el Frente de Todos. Sugiere, en cambio, pactar un nuevo stand by que descomprima el calendario de pagos pero otorgue libertades para una política autónoma.

Salir del círculo vicioso del modelo de valorización financiera que lleva a la Argentina cada vez más abajo y empezar a recrear las condiciones para la recuperación de salarios y jubilaciones, aumento del consumo, la producción y el empleo requiere que los bancos, en lugar de obtener ganancias fáciles con tasas siderales, pongan la plata a trabajar.

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