Un cruce de declaraciones a propósito de la toma de tierras en el Conurbano, junto con las repetidas diferencias en torno a la apertura de la cuarentena en la Capital, dejó otra vez en evidencia el muy mal momento de la relación entre el oficialismo y la oposición, que ya se tradujo en un impasse en el trabajo en la Cámara de Diputados. Finalmente, tras una reunión por zoom, Juntos por el Cambio resolvió que lunes o martes presentará un amparo en la justicia para impugnar la última sesión, luego de que montaran un show para tratar de impedirla cuestionando que no sean presenciales. «Tienen una posición bastante absurda, nosotros renegociamos la deuda externa que nos dejaron de manera remota», respondían desde Gobierno. «El consenso no puede ser que hay que hacer lo que quieren ellos o no se hace nada», agregaban desde el bloque del oficialismo en Diputados. 

«Macri y Vidal habían anunciado que iban a hacer viviendas y nada de eso pasó. En cuatro años no pusieron ni un ladrillo», lanzó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en referencia a las críticas que recibe el Gobierno por la toma de tierras en el GBA. También le reclamó al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que hiciera cumplir los protocolos que habían acordado para la reapertura de bares y restaurantes en la Ciudad, donde el viernes a la noche quedaron registradas imágenes de descontrol. Las recriminaciones de Cafiero, en especial a lo referido a la toma de tierras, generaron la reacción del macrismo. «Es un relato con mentiras», lo acusó el jefe del bloque de diputados del PRO, Cristian Ritondo. Luego salieron varios otros. En Gobierno insistían. «Siempre hablan como observadores, no se hacen cargo del desastre que dejaron», agregaban.

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En la Casa Rosada resaltaban lo sucedido en los últimos días para marcar las diferencias entre los opositores con responsabilidades de gestión con lo que pasa en Diputados. «La verdad es que con los gobernadores se trabaja bien», comentaban cerca de Alberto Fernández. Los radicales Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés no sólo estuvieron en Olivos para aplaudir el acuerdo con los acreedores por la deuda sino que invitaron al Presidente a visitar Jujuy y Mendoza, que hoy son los dos distritos del país que tienen su estructura sanitaria más comprometida por los brotes de contagios. Fernández evalúa la posibilidad de viajar esta semana aunque la última palabra la tendrán los médicos. Algo parecido sucede con los intendentes del PRO bonaerense que el jueves participaron del acto de lanzamiento del plan de seguridad, para el que sólo desparramaron elogios. 

Nada que ver con los hechos del Congreso. En Gobierno hablan de una «impronta libertaria» que busca imponer el macrismo que lleva a la dirigencia opositora a cometer errores como los que tuvieron los gobernadores Morales y Suárez al abrir antes que nadie algunas actividades y ahora pagar las consecuencias, lo mismo que actualmente empuja a Rodríguez Larreta. En Diputados, eso se traduce en una llamativa militancia en contra de la virtualidad en tiempos de incesante crecimiento de los contagios.

En el bloque del Frente de Todos no dejaban de llamar la atención sobre el hecho de que hubieran llegado a un acuerdo con Ritondo, Mario Negri y Maximiliano Ferraro sobre la posibilidad de sesionar en un lugar más grande para que toda su bancada participara de manera presencial, para luego cambiar de opinión a los pocos minutos. La conclusión fue que Macri les ordenó no acordar nada, lo que confirmaría que el ex presidente conserva el liderazgo de la oposición siempre llevándola hacia las posturas más radicalizadas. «No creo en lo de los halcones y palomas. Por ahí en algún momento muestran diferentes estrategias, pero son todos lo mismo. Sino no aceptarían esas órdenes de Macri y de Patricia Bullrich», sostenían desde el bloque oficialista.

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Los legisladores opositores ayer tuvieron una reunión -curiosamente por zoom- con dos constitucionalistas para definir qué hacer respecto a la última sesión, que pese a todo se llevó a cabo y en la que se aprobaron dos proyectos con los que estaban de acuerdo. Resolvieron presentar un amparo en la justicia contencioso administrativa argumentando que la sesión no es válida porque está vencido el acuerdo para el funcionamiento virtual. En el bloque opositor admitían que desde el escandalete no habían tenido más contactos con el oficialismo pero no descartaban que lo hubiera en estos días. «Un amparo se puede levantar», adelantaban. Subrayaban la buena relación personal de Ritondo con Sergio Massa y Máximo Kirchner, que habilitaba la posibilidad de un acercamiento en cualquier momento.

El diálogo, obviamente, en algún momento se dará. Lo que no se vislumbra es cuál podría ser el punto de acuerdo, fuera de todas las posibilidades que ya se barajaron en la larguísima reunión de labor parlamentaria pasada. Una por una, esas posibilidades fueron descartadas por el macrismo. «Dicen el teatro Colón o el CCK, que son lugares cerrados como el Congreso, es casi lo mismo. Nosotros le decimos que vamos a una cancha del Conurbano», dicen con malicia desde el Frente de Todos. Le ofrecen que todos los diputados del macrismo que lo deseen participen de manera presencial. Difícil entender porqué no lo aceptan.

En el macrismo insisten en que pueden seguir con el sistema mixto, pero si hay un acuerdo por escrito de sacar del temario tres puntos esenciales: la reforma judicial, la movilidad jubilatoria y el presupuesto 2021, que en diez días aterrizará en el Congreso. En el Gobierno no aceptan que la oposición sea quien digite el temario y plantean seguir adelante con el apoyo de los otros bloques, que les permite un quórum ajustado. Con todo, en los dos sectores aseguraban que no tenían como objetivo mantener el conflicto. Planteaban como un punto común, por ejemplo, el interés de sacar la reforma al Fondo del Anses que beneficia a los gobernadores. Y, llamativamente, también podía avanzar algo el impuesto a la riqueza, que esta semana comenzará a discutirse en comisión. «En nuestro bloque hay algunos que lo apoyan», reconocían en el macrismo. Habrá que ver si otra vez no aparece alguien que los hace cambiar de opinión.

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