La histórica sequía que sufrió el campo ya impacta en los negocios y en la vida cotidiana. Las caídas en las ventas de maquinaria agrícola y en los comercios son manifestaciones de los menores ingresos que provocó la baja en la producción agropecuaria.

La otra “sequía” que sufre la Argentina, la de dólares en el Banco Central, también está produciendo sus efectos en la economía y en la vida política.

Este panorama se completa con una inflación que ingresó en una peligrosa dinámica desde que se conoció que los precios subieron 7,7% en marzo.

“Temo un fogonazo inflacionario; sería una catástrofe para la población”, dijo ayer el gobernador Juan Schiaretti.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) protagonizó esta semana un papelón, al intentar modificar el calendario de difusión del índice de abril para evitar el arrastre electoral en las cinco elecciones provinciales del domingo 14.

Finalmente, el dato se conocerá el viernes 12, como estaba fijado en el calendario anual. Quizá el Gobierno quiso ocultar que los alimentos subieron más de 10% en abril, lo que impacta en el nivel de pobreza.

Sequía en el campo

La venta de maquinaria agrícola cayó 4,8% el mes pasado en la comparación interanual, mientras que la de cosechadoras retrocedió 18,2%. Si la cosechadora se usó poco este año, aguanta otro período.

El ingreso de los productores cordobeses retrocederá unos 7.000 millones de dólares en relación con el de la cosecha 2021/22, según cálculos del sector.

Cuando hay menos plata, los gastos se recortan. La baja en la venta de maquinaria agrícola es un primer botón de muestra, al cual se agregarán las caídas de ventas de vehículos y departamentos.

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También el comercio minorista siente el sacudón. Las ventas registran un descenso en los últimos 11 meses en la comparación interanual.

La situación se replica en la ciudad de Córdoba. La cámara sectorial lanzó una alerta por la pérdida de rentabilidad.

Cuando eso sucede, el comerciante puede llegar a cerrar el local y despedir a sus trabajadores, justamente en el sector que más empleo genera.

Otra de las actividades con demanda intensiva de trabajadores es la minería. Grandes empresas internacionales anunciaron el parate de sus proyectos en el mediano plazo, por las dificultades para operar en el mercado de cambios y remitir utilidades.

La minería demanda grandes inversiones en infraestructura y en equipos, las cuales son prácticamente inalcanzables por compañías nacionales.

¡Ay, los dólares!

Sin el aporte de dólares genuinos por parte del campo y otras actividades, el Gobierno imagina que la situación se aliviará este invierno con el desarrollo del gasoducto Néstor Kirchner.

Incluso, prevé venderle gas a Chile y a Brasil con la extensión de ese trazado, pero nadie explica con certeza de dónde saldrán las inversiones para esos ambiciosos proyectos.

Lo concreto es que las gestiones de Sergio Massa y de Alberto Fernández tienen, por ahora, más espacio en los medios que en hechos concretos.

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Alberto Fernández 
Fernandez
Sergio Massa Cristina Fernández Kirchner
Foto Federico Lopez Claro
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Foto Federico Lopez Claro

El Presidente volvió de Brasil con varias palmadas de Lula da Silva, pero sin la certeza de que los industriales brasileños aceptarán enviar insumos y bienes cotizados en reales.

¿Qué entidad les garantizará esos pagos, que en definitiva implica tener dólares para comprar los reales?

El aporte de dólares contantes y sonantes quedó limitado a un aporte extraordinario del banco de los Brics, que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, para lo cual debería modificar sus reglamentos para prestarle a un país no socio.

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Lo más concreto que aparece en el horizonte es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) adelante los aportes del segundo semestre. Una parte de ellos se usaría para contener la demanda de billetes en el mercado local.

Difícil, pero ello exigiría –por contrapartida– la decisión de avanzar en la reducción de gastos y en alejar a China de los negocios argentinos.

¿Asumirá el Gobierno esos compromisos?

¿Qué hacer?

Las familias y las empresas están desesperadas. Los analistas aconsejan que, en la medida de lo posible, se abastezcan de insumos que requieran para su actividad inmediata.

Esto supone, por caso, realizar por adelantado las compras de alimentos e insumos en supermercados o en comercios de cercanía.

Sin embargo, la inflación es como un correcaminos difícil de alcanzar. En la carrera, van perdiendo los salarios y las jubilaciones.

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