“Isla”: término técnico que describe la situación de una zona geográfica que, ante un evento de colapso energético generalizado, puede “desengancharse” del apagón general y utilizar su luz propia. Es lo que hizo Ticino, una localidad de dos mil habitantes, que el miércoles se desacopló del sistema interconectado y pasó a abastecerse de la planta local, que genera energía a partir de la cáscara de maní.

No es tan simple, ni tan rápido, ni aplicable a todas las situaciones de eventual colapso que podrían afectar al país, pero se puede. Esa será la conclusión de los técnicos de Epec a la consulta del ministro de Servicios Públicos Fabián López, quien de manera pública y por escrito, les pidió que estudien la factibilidad de operar en isla.

Tres cosas hacen falta para eso: contar con un volumen aceptable de generación propia; controlar de manera integrada y pronta la generación, el transporte y la distribución y la decisión política de “abrirse” del sistema interconectado para pasar a “vivir con lo propio” mientras dure el apagón. Los tres puntos se cumplen en Córdoba. Curiosamente, no hacen falta autorizaciones específicas de Cammesa ni de la Secretaría de Energía de la Nación.

Más allá de las suspicacias políticas que en Córdoba genera el término “isla”, un eventual desacople expondría la fragilidad de sistema general, que funciona al límite. Dejaría expuestas a las provincias que poco y nada hicieron en materia energética y que viven del aporte del resto, como Buenos Aires. Las comparaciones, por supuesto, serían muy odiosas.

“Ha pasado dos veces en los últimos cuatro años: una falla arrastra por falta de capacidad de aislamiento a todo el sistema y nosotros creemos que, teniendo generación, tenemos que estudiar la factibilidad de desengancharnos”, sostiene el ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba, Fabián López.

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López reniega del afán independentista que se le podría adjudicar a la cruzada. Pero ese ADN local, esa aspiración constante de diferenciarse del resto, de marcar que el interior pujante y productivo puede hacer punta siempre está: imagínese el lector medio país sin luz y en Córdoba, todo normal. Estaría la mesa servida para que los peronistas locales, cuestionados históricamente por cobrar una energía cara, cuestionen en tándem el populismo energético del Gobierno, que por un incendio en pastizales se quedó sin luz hasta la Patagonia. Fueron los mismos gobiernos peronistas (José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti) los que acuñaron el término “cordobesismo” y cada tanto pasan por ahí, como para ahondar la huella.

Epec: central eléctrica de Pilar. (La Voz)
Epec: central eléctrica de Pilar. (La Voz)

En medios nacionales resuena el spot de Schiaretti en el que contrapone el subsidio al empleo que paga Córdoba, mediante el Programa Primer Paso, con los planes sociales de Nación, que se cobran con intermediarios y sin la obligación de trabajar. Hasta habla de un proyecto que le pega en los talones a la industria petrolera, la patria chica del kirchnerismo: la posibilidad de instalar un quinto surtidor en las estaciones de servicios, como para que cualquier automovilista cargue con un corte mayor de biocombustibles. No tiene petróleo, pero Córdoba tiene biocombustibles que pueden suponer una alternativa.

En el Gobierno provincial sostienen que Epec es la única empresa del país que genera, transporta y distribuye: todo en manos de un único actor, que además es el Estado provincial. Eso, que por décadas fue una mochila costosísima para el fisco y los usuarios de la empresa “integrada”, hoy asoma como una oportunidad única. Quién lo hubiera dicho.

Lo que se haría

La Provincia cuenta con un parque de 17 generadores propios (más los privados), 130 estaciones transformadoras y 5000 kilómetros de red propia. Está finalizando la obra de un nuevo centro de operaciones de control de redes de alta, media y baja tensión. Con lo que tiene (y algunas adecuaciones menores) podría cubrir del 70 al 80% de la demanda en un día caluroso como fue el miércoles pasado, o el total del consumo si se repitiera un corte como el del Día del Padre del 2019.

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“Técnicamente sí es posible el desenganche y el día del colapso del miércoles ya estábamos en condiciones de hacerlo”, explica el ingeniero Jorge Dean, gerente de distribución de Epec.

El problema del miércoles es que, si Córdoba “entraba en isla”, cuando se energizara el sistema de 500 kW tendría que haber apagado todo para entrar otra vez en la frecuencia de 500. Si bien no hay permisos verticales que pedir, sí hay que avisar: el día del apagón, Epec comunicó a Cammesa que iba a desengancharse y cuando hacen lo mismo con Transener, la transportadora les informa que en 15 minutos empezaba a energizar el sistema, por lo que se decidió esperar.

Décadas atrás, cada provincia generaba lo propio y esta fue una de las razones que explican el polo industrial que se gestó en Córdoba desde los años ‘50: había energía. Hoy todos los generadores de energía ponen en una “bolsa común” que se llama Sistema Argentino De Interconexión (Sadi): funcionan en bloque, con excepción de Tierra del Fuego, que no está integrada.

Después del corte masivo del Día del Padre se analizaba dividir todo en tres subsistemas aislados, de modo de controlar por bloques las situaciones de emergencia, pero no se avanzó.

A estas horas, está claro que Córdoba se puede desenganchar, pero con una ventana de corte inicial de dos a tres horas, ya que si las centrales salen de servicio de manera preventiva, el reinicio lleva dos horas. Luego se energizan las líneas de alta tensión, con eso se energizan las Estaciones Transformadoras y a partir de ahí se energiza la demanda, siempre vigilando los parámetros para mantener la estabilidad.

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Se está estudiando la factibilidad de implementar una Desconexión Automática de Carga, de modo que, ante la situación de inestabilidad, Córdoba se desenganche, no paren sus centrales y sea casi imperceptible el pase a la isla.

“El hecho de que podamos energizar todo el sistema no significa que podamos tomar toda la carga del momento”, advierte Claudio Puertólas, gerente general de la empresa.

Eso dependerá de la demanda del momento (el miércoles hacía mucho calor, aunque no era pico de consumo) y de la disponibilidad del parque generador. Por caso, la Central de ciclo combinado de Pilar cuando para por mantenimiento, por 40 días aporta la mitad de los 400 MW que genera en la normalidad.

Tampoco la isla funcionaría si la falla sucediera en una central generadora propia o si se repitiera lo que pasó en el 2010, cuando salió de servicio la Estación Transformadora de Malvinas Argentinas, pero apunta a lo que hoy es la mayor debilidad del sistema: el transporte.

Entre 1992, cuando se creó un nuevo marco energético pos privatizaciones y 2013, la capacidad acumulada de transporte se amplió 99%, pero desde 2013 a la actualidad apenas se agregó 5% de red.

Sí se invirtió en estaciones transformadoras (para bajarla de alta a media tensión y luego a baja), que hasta 2013 había trepado al 98% respecto de 1992 y ahora está en 161%.

Sin embargo, agregar capacidad de transformación sobre líneas existentes apenas disimula el problema y hasta lo agrava porque cuando se quiere agregar energía a la red, no hay cómo llevarla.

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