En medio de la conmoción y las movilizaciones por el ataque a la vicepresidenta Cristina Kirchner, el viernes pasado asumió la comisión normalizadora en la CGT Regional Córdoba, que tomó el control de la centra local, que en la última década estuvo en manos de José “Pepe” Pihen.

Horacio Otero, delegado normalizador de la CGT nacional, puso en funciones al triunvirato que integra la comisión normalizadora: Rubén Urbano (UOM), Edgar Luján (Camioneros) y Héctor López (Atsa-Salud).

Para dar participación a más gremios, Otero anunció que al triunvirato normalizador se le sumarán otros cinco sindicalistas que colaborarán en el objetivo de consensuar una nueva conducción de la Regional de la ciudad de Córdoba.

Pablo Chacón (Comercio); Leandro Arévalo (expendedores de combustible); Gabriel Suárez (Luz y Fuerza); Emilio Gramajo (Aoita) y Hugo Zárate (sindicato de médicos), son los secretarios de la comisión normalizadora.

Este modo, la CGT nacional terminó con el proceso de intervención de la Regional Córdoba, que durante la última década condujo Pihen, quien nunca mantuvo un buen vínculo con la central obrera nacional.

Para Otero no se trata de una intervención, ya que según él, Pihen y los integrantes de la anterior conducción tenían los “mandatos vencidos”.

En su condición de delegado normalizador, Otero aseguró que ahora se iniciará una etapa de diálogo con todos los gremios cordobeses para intentar consensuar una nueva conducción la Regional local, que tenga un vínculo directo con la CGT nacional.

Una de las novedades de la comisión normalizadora es la participación de Gabriel Suárez, titular de Luz y Fuerza, que hasta hace poco tiempo integraba otra CGT no reconocida por la central nacional: la CGT Nacional y Popular Rodríguez Peña, que lidera Mauricio Saillén (Surrbac).

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Interna

El proceso de normalización de la Regional Córdoba, que estará concluido cuando asuma una conducción elegida por los gremios, se dio en el marco de una fuerte pulseada entre Pihen y Rubén Urbano y Pablo Chacón, referentes del Movimiento de Trabajadores de Córdoba (MTC). Este último grupo tenía el apoyo de la CGT nacional.

Los dos dirigentes locales impulsaron el desplazamiento de Pihen con dos argumentos: es un dirigente de un gremio estatal (SEP), y que además se acogió al beneficio de la jubilación.

Pihen y un grupo de gremios locales resistieron la intervención de la Regional Córdoba y pidieron que la normalización se concrete en un plenario en el cual participen y voten todos los sindicatos cordobeses.

Desde la CGT nacional nunca accedieron a este pedido, con el argumento que la mayoría de los gremios que respaldan a Pihen no son confederados, es decir, no tienen representación en la central obrera nacional.

Pihen y los gremios que lo acompañan amagan con armar una CGT paralela, que no tendrá el reconocimiento del triunvirato que conduce la central nacional. El legislador tiene el apoyo del PJ y del Gobierno provincial.

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