En «El nudo materno», la escritora estadounidense Jane Lazarre anuncia que le interesa desarmar «la mística de la maternidad» y, desde ese punto de partida, desgrana sus primeros tiempos como madre, sus contradicciones y desafíos que no solo la llevan a reflexionar sobre esa experiencia sino también a abrir el plano sobre las condiciones en las que se desarrollan las acciones de cuidado desde las diferencias generacionales y de clase.

Lejos de las generalizaciones, la novelista y ensayista narra sus días a cargo de su primer hijo recién nacido sin perder de vista su perspectiva: la de una artista, con temperamento intenso, de clase media, sin dinero para contratar asistentas a tiempo completo y sin una habitación donde aislarse, según define en el prefacio.

En esta entrevista con Télam, la autora analiza la circulación de esta obra publicada por primera vez en 1976 y traducida ahora por la editorial española Las afueras y repiensa las formas de leer las crianzas en el contexto contemporáneo.

-Télam: ¿Cómo piensa la relectura de este libro a la luz del desarrollo de los feminismos en el mundo?
-Jane Lazarre: Fue una halagadora sorpresa descubrir que mis memorias sobre la maternidad, escritas hace más de 40 años, generaban nuevas resonancias entre las madres jóvenes de España y ahora también en las de América del Sur. Con el estado de conciencia actual sobre la opresión del patriarcado, incluso en los Estados Unidos, y en concomitancia con la creciente resistencia de las mujeres de distintas áreas -el movimiento MeToo, el creciente número de mujeres en el gobierno aquí (aunque fue una gran decepción el no tener una mujer candidata a presidenta), los muchos libros publicados por mujeres escritoras y poetas (una vez más, en un número insuficiente)- todas estas realidades me llevan a pensar que las voces en torno a la experiencia de la maternidad, cuando son honestas y claras, son más importantes que nunca. La maternidad es una experiencia humana quintaesencial, que abarca emociones y situaciones variadas, empezando por las experiencias del embarazo y el parto, siguiendo con la todavía no muy extensamente descripta experiencia de ser madre de hijos adultos. En la voz de las madres, el modelo de amor maternal es una historia esencial que forma parte de nuestro entendimiento del amor en todas sus formas.

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-T: En el prefacio advierte que hay patrones insoportables en relación a la mística de la maternidad y que el libro, de alguna manera, se gestó para intentar desarmar esos patrones. ¿Qué la modificó después de la escritura del texto?
-J.L.: Este libro fue escrito cuando yo tenía treinta y pico y acababa de tener a mi segundo hijo. Ahora tengo 76 y soy abuela, claramente he sido transformada de distintos modos en estos años, por la escritura de este y otros trabajos que abordan el tema de la maternidad, en ocasiones sobre ser una madre blanca de hijos negros, y también sobre ser una hija, huérfana de madre, dado que mi madre murió cuando yo era pequeña. Estos fantasmas, mis sueños, mi escritura y mis relaciones han sido, como los de otras mujeres, infundidos con aspectos del amor maternal y de su pérdida. Las opresiones y liberaciones de la ‘mística’, las posibilidades de usar esta experiencia de toda una vida como recurso para el arte y la transformación personal, todo esto empezó con la experiencia de escritura de «El nudo materno».

-T: ¿Cuáles son los temas centrales para pensar la maternidad hoy?
-J.L.: Hay dos grupos de necesidades básicas. Por un lado, el apoyo social y político a las madres, casadas o solteras, especialmente a las que son pobres y trabajan. Esto significa servicios de salud gratuitos, días libres para el cuidado de los niños pequeños, igual paga para madres que trabajan y mucho más. Por el otro, más libros, películas y formas de expresión artística que aborden las verdaderas, complicadas y variadas historias de madres: una amplia aceptación de que la maternidad es una experiencia transformadora, que cambia a la mujer en muchas maneras: inesperadas, expansivas y a menudo difíciles, desde la naturaleza de la ambición hasta la comprensión de las variedades y capas del amor. Todo esto por supuesto incluye poder, no simplemente para las mujeres, sino poder feminista.

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-T: ¿Qué lecturas sobre la maternidad rescata que la hayan impactado?
-J.L.: La lectura de Tillie Olsen, como lo cuento en mi introducción a la edición española que Las afueras publicará próximamente de «Tell me a Riddle»,. Ella y Grace Paley fueron las únicas escritoras norteamericanas que escribían sobre maternidad en términos literarios y con honestidad cuando tenía veinte años y me convertí en madre. Después muchas escritoras empezaron a escribir sobre el tema en géneros bien diversos. Adrienne Rich en poesía y en Of Woman Born. Sara Ruddick en Maternal Thinking, que explora la relación entre la razón y la emoción en el contexto de la historia filosófica y las políticas de maternidad (que por cierto tiene un maravilloso capítulo sobre las madres). La gran novela sobre maternidad de Toni Morrison, «Beloved», pero en realidad mucho de su trabajo desde «The Bluest Eye» hasta «Mercy» incluye muchos relatos sobre maternidad. Siempre regreso a «To the Lighthouse», de Virginia Woolf, al personaje de la madre Mrs. Ramsay y a la figura de la hija, la artista Lily Brisco, para recordar las profundidades de la nostalgia y la pérdida, del amor y el arte que se entrelazan en la experiencia de la maternidad. En inglés hubo un renacimiento de obras que abordan la maternidad. La poesía de Rita Dove; en psicología y psicoanálisis, Nancy Chodorow; en crítica literaria, «The Madwoman in the Attic», de Susan Gubar y Sandra Gilbert, entre muchas otras. Sigo explorando no solo los trabajos de mujeres de todo el mundo que están escribiendo sobre la maternidad sino también los de mujeres y hombres que están escribiendo para redefinir la experiencia y las identidades de la masculinidad y de género.

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