El sacerdote católico Néstor Monzón será juzgado a partir del jueves. Enfrenta pedidos de prisión de hasta 16 años

El cura Néstor Fabián Monzón será juzgado desde este jueves por abuso sexual gravemente ultrajante contra dos menores de edad, a una de las cuales le contagió una enfermedad venérea. Los hechos investigados a partir del relato de la niña, que fue el primero, tuvieron lugar en 2015, en Reconquista, cuando la pequeña dejó de jugar para acercarse a su mamá y contarle lo que había sucedido. El fiscal Alejandro Rodríguez pedirá una pena de 12 años de prisión, mientras que la querella solicitó que el sacerdote sea condenado a pasar 16 años tras las rejas. Monzón llegará a las audiencias de juicio en libertad. Tras el testimonio de unos 70 testigos y peritos, el fallo del tribunal compuesto por Claudia Bressan, Santiago Banegas y Martín Gauna Chapero se dará a conocer el 17 de diciembre. «Tenemos todas las pruebas para que haya una condena», aseguró Andrea, madre de una de las víctimas. Las familias están siendo acompañadas por más de cincuenta organizaciones que aseguran que «les niñes no mienten».

Luego de que la semana pasada se conocieran las altas condenas contra sacerdotes abusadores del Instituto Próvolo, de Mendoza, la Justicia santafesina también lleva a juicio un caso que conmocionó a la provincia entre 2015 y 2016, cuando se conocieron las acusaciones contra el sacerdote de 50 años, en ese entonces al frente de la capilla María Madre de Dios. La acusación que hicieron los fiscales del Ministerio Público de la Acusación fue por el delito de «abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser ministro del culto religioso y por haber dañado la salud de la víctima».

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Quien estará sentado en el banquillo de acusados es el cura Monzón, imputado por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante contra una niña y un niño, que son primos, y tenían apenas 3 años cuando ocurrieron los hechos. Aunque estuvo 60 días en prisión preventiva, el religioso fue puesto en libertad con restricciones y en esas condiciones llegará a juicio. «La parte de los testimonios será a puerta cerradas», adelantó Andrea, sobre lo que se decidió para resguardar a las víctimas.

La mujer recordó que todo comenzó con el relato de la nena. «Me acuerdo que era jueves, a fines de noviembre. Ella estaba en su rincón de juegos en el living, dejó todo y se acercó a contarme mientras yo estaba cocinando», recuerda Andrea sobre las primeras palabras que encontró la niña para exteriorizar lo sucedido. En el juicio, una de las pruebas serán testimonios en cámara Gesell.

El sacerdote fue denunciado el 23 de diciembre de 2015. Luego de los estudios médicos pertinentes, se comprobó además que el acusado contagió de una enfermedad a la pequeña, por lo que la carátula de la causa sumó otro agravante. En tanto, en abril de 2016 se agregó la denuncia referida al primo de la pequeña, en el mismo hecho.

En su momento, el caso también generó un incidente con una abogada que le pidió al cura que borrara las conversaciones que tenía en su celular. El Ministerio Público de la Acusación imputó a la abogada del Obispado, Gabriela Contepomi, por presunto «encubrimiento agravado» a Monzón y la acusó de «haberlo ayudado a hacer desaparecer pruebas». La evidencia es una escucha telefónica en la que ella le dice al cura: «Borre todo», como publicó este diario por esos días.

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Les niñes no mienten

«Destacamos la importancia y el valor de la denuncia realizada por los familiares de les niñes, la constancia en estos años de espera más allá de los atropellos recibidos por ciertos sectores de la Iglesia católica», expresaron desde la agrupación feminista Colectiva Savia, en un documento de apoyo a los familiares de las víctimas. «Fueron 4 años de espera por parte de las familias de las víctimas y la sociedad toda, con ansias de que esta vez no vuelva a imponerse la turbia influencia eclesiástica que concluye, históricamente, con la impunidad de los curas abusadores», señalaron.
«Una vez más, aparece en el ojo de la tormenta, con gravísimas acusaciones por pederastia, un cura de la Iglesia católica. Y, una vez más, la Iglesia demostró poner su poderosa parafernalia en acción para cubrir al supuesto abusador». Por eso, afirmaron: «Les niñes no mienten». Y les expresaron: «Yo sí te creo».

Las familias también son acompañadas por la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico. El representante legal de la organización, Carlos Lombardi, dijo a este diario que las familias suelen vivir estas instancias con «mucha expectativa». Y señaló: «Ojalá que la Justicia dicte la sentencia que tiene que dictar». Al mismo tiempo, apuntó a que «el que no está dando respuestas es el poder político, que sigue pegado al poder religioso».

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