El 1º de septiembre de 2022 a las 20.52 Fernando Sabag Montiel –mimetizado entre una multitud– accionó la pistola a centímetros de la cabeza de Cristina Fernández de Kirchner. El joven, hoy detenido, fracasó en su intento de magnicidio, pero a partir de ese momento comenzó un proceso –esta vez con cierto éxito por parte de algunos jueces– que busca impedir el esclarecimiento del atentado, sobre todo en lo referido a la responsabilidad de los autores intelectuales y económicos de este crimen. Este viernes se cumple el primer aniversario y, como hace un año, las expresiones de repudio a la violencia y de solidaridad con CFK se concentraron en los sectores políticos y sociales referenciados en lo que hoy es Unión por la Patria, entre ellos el binomio presidencial Sergio Massa y Agustín Rossi. Como hace 12 meses, la candidata presidencial de JxC, Patricia Bullrich, mantiene un silencio que la acerca más a una conducta asimilable con la complicidad que con la indiferencia. Lo mismo hizo el libertario Javier Milei. Dos actitudes que contribuyen a este año de impunidad que vive la vicepresidenta en particular y la Argentina en general.

Cristina Kirchner prefirió no hablar en este primer aniversario, pero si publicó dos tuits. El primero de ellos era para reproducir el video que produjo La Cámpora sobre los días previos al ataque, el momento de intento de asesinato y los discursos que ella realizó donde desgranaba los motivos del atentado y desbarataba el intento de hacer pasar a los acusados –además de Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo– por loquitos: «No eran indignidados, eran gente pagada por empresarios que se identificaban con el gobierno anterior», se la escucha decir a CFK en el acto de la UOM donde hizo su primer discurso tras el atentado. Incluso allí la vicepresidenta cuestionó la decisión judicial de no unificar la investigación de los «copitos» y los integrantes de «revolución federal». El segundo video que CFK retuiteó fue el de Juan Grabois que publica un video donde profundiza la tesis desarrollada por la vicepresidenta y sus abogados.

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En la ciudad de Paraná, Entre Ríos, la Unión Industrial Argentina festejaba el día de la industria. Uno de los participantes fue precisamente Sergio Massa que, durante su discurso, recordó que el año pasado no hubo festejo porque se había producido el atentado contra CFK. Desde allí envió su solidaridad con la vicepresidenta que luego reiterará en un tuit: «A un año del atentado a @CFKArgentina, quiero expresar mi solidaridad con ella y su familia en un día tan difícil, insistir en el reclamo de justicia y repudiar la violencia política en todas sus formas y expresiones. Creo en una Argentina unida, en paz y sin odios, en la que todos y todas trabajemos para sacar el país adelante», expresó.

Horas antes se expresó Rossi, que dijo que atentado «mostró la cara más extrema de una violenta campaña de persecución judicial y mediática, estigmatización y odio que se propuso, sin éxito, amedrentarla y eliminarla de la escena política». En ese sentido, el candidato a vice de UxP afirmó que «seguimos exigiendo a la justicia que ponga fin a la impunidad y determine la responsabilidad de los culpables. Hoy, más que nunca, reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la democracia frente a todo intento de debilitarla y avasallarla».

En similares conceptos se expresaron Carlos Heller y Juan Carlos Julio, líderes del partido Solidario: «La complicidad de sectores de la actual oposición política con funcionarios judiciales, con empresarios y poderes mediáticos viene de larga data en el país, pero se condensó en esta última etapa oscura de la Argentina», en la que «al intento de asesinato de la vicepresidenta le continuó una práctica visible de encubrimiento e impunidad».

Por otra parte, los dirigentes de PSOL afirmaron que «la bala no salió pero podría haber salido. La intención de eliminar a otra u otro sólo porque piensa distinto contradice los principios más básicos del pacto democrático inaugurado en 1983».

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El presidente Alberto Fernández se limitó a utilizar las redes sociales para expresar su posición. «Fue un hecho de enorme trascendencia que generó una gran conmoción social y alteró la convivencia democrática», dijo primero. Luego indicó que la investigación judicial avanzó «con singular lentitud», que dejó pruebas importantes de lado y postergó «toda indagación que permitiera conocer quiénes fueron los instigadores y autores intelectuales del hecho». Por último señaló que «cuando cumplimos 40 años de democracia, la Argentina debe preservar su institucionalidad».

El Partido Justicialista, en tanto, reclamó a la justicia «que avance rápidamente en determinar y condenar a todos los responsables, materiales e intelectuales» del intento de magnicidio contra CFK. En un comunicado el partido señaló que el atentado contra la vicepresidenta «fue una muestra de las consecuencias de la persecución y el hostigamiento que se impulsa hacia su figura y las ideas que representa desde algunos medios de comunicación y espacios políticos». Destacó además que «el Poder Judicial sigue en deuda para avanzar en la investigación de las conexiones entre los ejecutores del atentado y ciertos actores económicos y políticos vinculados a la oposición».

El ministro del interior, Eduardo de Pedro, sostuvo que no se puede «naturalizar una serie de hechos que son preocupantes y que reflejan un verdadero retroceso para el conjunto de los argentinos y las argentinas». Advirtió que «la democracia está en riesgo» y destacó «la falta de repudio por parte de algunos dirigentes, pero más preocupante es que a un año de lo ocurrido, un Poder Judicial cada vez más opaco y desprestigiado no haya explicado qué pasó y quiénes fueron los responsables».

La presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, «Cristina fue y sigue siendo atacada en su carácter de mujer, de madre, de militante, de referente política y social. Esos ataques, sustentados en la naturalización del odio y la deshumanización del adversario político que ciertos sectores decidieron utilizar como instrumentos de poder en el marco de la disputa política, encontraron en el intento de magnicidio su expresión más cabal», definió.

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Por su lado, el gobernador Axel Kicillof, indicó que «pasó un año de impunidad con un partido judicial que se ha dedicado a encubrir y no investigar este hecho, cuando sobran indicios y elementos para comprender cuál fue el mecanismo detrás de este acto». Por último, Fernando «Chino» Navarro del Movimiento Evita, dijo que la justicia está en deuda porque «nos debe una investigación seria y efectiva. Cuidar el orden democrático poniéndole límite a las expresiones extremas de odio debe ser un compromiso no solo de la sociedad, sino de los tres poderes republicanos».

Movilizaciones

El aniversario del intento de magnicidio no sólo fue repudiado a través de declaraciones. También hubo expresiones callejeras. Organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos, feministas y de adultos mayores se manifestaron para exigir verdadera justicia.

Por un lado hubo una actividad que se denominó «circuito de la impunidad» y que fue organizado por La Cámpora, Nuevo Encuentro, Peronismo Militante, Kolina, Frente Patria Grande y organismos de derechos humanos como H.I.J.O.S. y La Hebe, entre otros. Consistió en realizar un «señalamiento» diferentes edificios como el ubicado en avenida de Mayo al 900 donde se encuentran las oficinas del instituto de Patricia Bullrich y donde el diputado Gerardo Milman, «llevó a sus secretarias para que un perito informático borrara sus celulares antes de que pudiera peritarlos la Justicia».

En tanto, agrupaciones de jubilados nucleados en UxP se concentraron frente a las oficinas de la vicepresidenta en el Senado de la Nación. Mientras, la Asamblea Feminista de la Ciudad de Buenos Aires, que nuclea a agrupaciones alineadas en el peronismo y autónoma, se congregó frente al Palacio de Justicia, donde funciona la Corte Suprema, con la consigna «Con violencia política no hay democracia. Feminismos con Cristina».

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