La Oficina Anticorrupción (OA) denunció maniobras de ocultamiento de una posible coima y lavado de dinero en las declaraciones juradas de Mauricio Macri de 2014 y de 2015. Se trata de 19 millones de pesos de inversión en el Edificio Ciudad Molina, a través de un fideicomiso llamado Caminito, donde el expresidente se quedó con 28 unidades (13 departamentos y 15 cocheras) 24 días después de otorgar como jefe de gobierno porteño un combo de excepciones impositivas específicamente destinadas a una zona de Barracas, donde se veía beneficiado ese emprendimiento inmobiliario. Además, pagó un precio irrisorio: 898 dólares el metro cuadrado en un lugar donde el valor habitual y actual es de 3 mil dólares. La diferencia es lo que el organismo sospecha que sería parte del «dinero espurio».

La presentación de la OA, que dirige Félix Crous, es la ampliación de una denuncia por lavado y evasión impositiva que apunta a Macri, que tramita desde el año pasado, está a cargo del juez Marcelo Martínez de Giorgi y tuvo como punto de partida anomalías vinculadas al cuestionado «fideicomiso ciego», donde el exmandatario supuestamente puso todos sus bienes y negocios mientras duraba su paso por la Casa Rosada, lo que él presentó como un gesto de transparencia. La descripción de los hechos guarda lógica con sus premisas: «En la Argentina para ganar plata hay que evadir impuestos», dijo Macri.

Uno de los puntos más escandalosos de aquella denuncia mostraba que él podría ser el verdadero nombre detrás de una firma llamada Latin Bio –que tiene como beneficiaria a su esposa, Juliana Awada— y que se usó para hacerle envíos por 54 millones de pesos desde 2017. De ahí surgió la sospecha de evasión tributaria. La denuncia inicial incluía la aspectos de la operatoria del llamado «Fideicomiso Caminito».

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Hallazgos

Las irregularidades halladas ahora en las declaraciones juradas de Macri son consideradas por quienes llevan adelante esta investigación como parte de las evidencias que podrían demostrar la hipótesis de pagos ilícitos y lavado de dinero. En la declaración de 2014 consignó haber ingresado al Fideicomiso Caminito, decía que el origen de los fondos era «venta de activos» pero ponía que su inversión había sido igual a cero. Al cerrar el período repitió lo mismo. En una nota que su contador, Mauricio Edgardo Szmulewiez, presentó en 2016, explicó que habían puesto ese valor porque estaba exento del impuesto sobre bienes personales. En la declaración jurada correspondiente a 2015, presentada el 24 de mayo de 2016, un mes antes de la nota del contador, volvió a señalar su participación en el proyecto inmobiliario pero agregó que había invertido en el fideicomiso 19.613.505 pesos. Lo había hecho mucho antes, el 19 de julio de 2013. A la inversión le puso, en esa declaración jurada, un nombre que era distinto al original y «jurídicamente inexistente»: «Oficinas Caminito».

Según la OA primero hubo una omisión y luego una contradicción. Había optado, dice, «por el falso argumento de la consignación de los importes correspondientes al impuesto a los bienes personales en la declaración jurada de 2014, el que fue torpemente desechado para la declaración jurada del año siguiente, en la que Mauricio Macri debió declarar el importe invertido como consecuencia de que el 12 de abril de 2016 suscribió el Contrato de Fideicomiso Ciego de Administración que exponía su participación en el Fideicomiso Caminito».

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Todo indica que apostó a que el paso del tiempo disimulara el ardid. Eso refuerza, para el organismo, «la hipótesis del ocultamiento de una suma de dinero espurio como contraprestación por el dictado de exenciones impositivas que se sumó al aporte reconocido por Mauricio Macri al Fideicomiso Caminito», según dice el escrito al que accedió Página/12. 

Buenos negocios  

La historia es así: cuando Macri era jefe de gobierno porteño mandó a la Legislatura un proyecto de exención del pago de ABL, impuesto a los sellos e ingresos brutos por diez años en la zona donde se proyectaba el llamado «Distrito de las Artes», en parte de Barracas. La norma se aprobó y luego Macri firmó el decreto 240/13 para implementarla. Fue el 26 de junio de 2013. Sólo 24 días más tarde adhirió al Fideicomiso Caminito para el proyecto del viejo edificio de Alpargatas que llamaron «Molina Ciudad», que se veía favorecido por la eximición de impuestos. Fue adquirido por Ges Fiduciaria S.A., de empresarios con vínculos con el macrismo. Uno de sus directivos, Fernando Barenboim, había comandado Irsa, de fuertes negocios con el gobierno porteño.

Macri, entonces, se quedó con las 24 unidades que de acuerdo a la pesquisa tienen un valor 333,93 por ciento superior por metro cuadrado que el que puso él. Durante todos estos años y mientras duraron su presidencia y el fideicomiso ciego, en la OA dicen que usufructuó las propiedades, por ejemplo con alquileres, y que recién hace muy poco escrituró todo.

El juez Martínez de Giorgi por ahora se dedicó a pedir con parsimonia informes a la AFIP, también a la propia OA y a la Inspección General de Justicia (IGJ), que había denunciado las primeras irregularidades a partir de analizar el fideicomiso ciego, donde se advirtió que Macri tenía «acciones preferidas» de una empresa agropecuaria, Agro G, que había ocultado, y que fue lo que le habría permitido acceder a los dividendos de Latin Bio, empresa de biocombustibles. Esa firma tenía como beneficiaros en los papeles a Awada y Alejandro Jaime Braun Peña, vinculado a Socma y primo del exjefe de gabinete, Marcos Peña. Al final en el fideicomiso ciego había mucha información relevante sobre los grandes negocios del expresidente. La cuestión será si algún juez lo quiere ver.

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