«Está sentada con nosotros la persona más importante del día», presentó Luis Novaresio a Sergio Berni al comienzo de Animales Sueltos, cuando el conductor todavía se regodeaba con la perspectiva de que el ministro de Seguridad de la Provincia continuara su show callejero en los estudios. Y el show siguió, pero en una dirección diferente a la esperada por los periodistas.

En el medio, la irrupción del mediático funcionario en un retén de la Policía Federal había despertado reacciones furiosas en la Casa Rosada y también en la Casa de Gobierno de La Plata. Como hasta ahora,  quedó en manos de Axel Kicillof el manejo del tema. Seguramente no lo hizo mal porque, por la noche, el Berni que apareció en la televisión había cambiado su guión. A su manera, siempre bien metido en su personaje grandilocuente y entretenido, se alineó con el discurso que comparten los gobiernos nacional y provincial.

Todo hace suponer que, por ahora, lo ocurrido es «un tema superado». Por ahora porque es evidente que, más allá de los compromisos que toma, a Berni muchas veces le gana su personaje. 

El segundo show del día

«Noooo, lo que pasó esta mañana es algo que nos pasa todos los días a aquellos que estamos en las calles resolviendo los problemas. Una anécdota más. Había una ambulancia que necesitaba pasar, y una vez que la ambulancia pasó se resolvió el problema y ya estamos mirando los que vienen…» Hasta allí llegó cuando Novaresio lo interrumpió con un casi desesperado «¿habló con las autoridades del gobierno nacional?», pero solo cosechó más decepciones. 

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«Síiiiiii, pero son cosas de todos los días. Me parece que no sse puede hacer semejante elucubración de algo de todos los días. Usted cuando hace el programa, no me va a decir que no tiene discusiones con los periodistas, con los camarógrafos, capaz que no se ven porque no salen en cámara, pero es lo más normal del mundo», le respondió Berni que enseguida llevó la conversación a un terreno menos polémico, la evolución del coronavirus en la provincia.

«Hoy empezó el frío y la experiencia mundial muestra que eso empeora el cuadro», aseguró antes de desarrollar una personal visión sobre los efectos de la temperatura en las fosas nasales que concentró definitivamente la atención de Novaresio. 

Después se concentró en explicar la gravedad del virus «en todo el mundo», puso como ejemplo el furioso rebrote en La Florida, Estados Unidos, y se preocupó por elogiar especialmente la labor de Alberto Fernández «que nos permitió transitar estos cuatros meses aliviados de pacientes, haber reforzado el sistema de salud y esperar no solo el avance de la vacuna sino, con los propios científicos argentinos, la introducción de los tratamientos con plasma».

Sin perder impulso, aprovechó la pregunta de si había renunciado para, tras descartarlo, seguir los elogios a sus superiores esta vez en la figura de Kicillof, dejando clara su subordinación a las políticas provinciales. Cuando Novaresio quiso poner sobre el tapete el «riesgo» de una explosión social en la Provincia, Berni destacó los planes de ayuda tanto del gobierno nacional («que llegan a 29 millones de argentinos») como los provinciales y los de los intendentes. «Hay un estado muy presente», dijo, antes de contextualizar la situación en la «crisis económica y social» que plantea la pandemia en todo el mundo, aunque resaltó que en Argentina el cuadro ya había sido agravado por las políticas del gobierno anterior. Contó que no ve «desesperación» pero que ahora están deteniendo gente que roba sin antecedentes, «delitos de supervivencia» los llamó, los que muestran «la profundidad de la crisis». «Así que yo no creo que este sea el último esfuerzo, es el primero dentro de todos los que habrá que hacer para poner el país de pie, algo que no tengo dudas que vamos a hacer», agregó.

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También se cuidó de no hablar mal de Sabina Frederic, lo que ya es un clásico. Cuando le preguntaron por qué hace «más de cien días» que no se reúne con ella aseguró que no hacía falta, ya que con la ministra de Seguridad nacional «juegan de memoria».

Cuando Maximiliano Montenegro le preguntó quién lo bancaba, apuntando a una supuesta tensión entre albertistas y cristinistas, se esforzó por evaporar cualquier sospecha. «Quién me banca? Treinta años en la gestión pública. Puedo hacerlo bien, puedo hacerlo mal, pero me parece que es una mirada equivocada pensar que hay intereses políticos de terceras personas jugando en que pase o no una ambulancia«, explicó antes de evitar repetir, como se  desvivieron por lograr los periodistas, que él responde políticamente a Cristina Kirchner. «No tiene nada que ver», enfatizó. 

También se negó a opinar sobre otros funcionarios. «El gobierno no es un club de amigos, fíjese cómo terminamos cuando por cuatro años nos gobernó un club de amigos del colegio (cardenal Newman, dijo en referencia al macrismo). En nuestro gobierno viene el Presidente, el gobernador, una línea política y un compromiso con la sociedad. Y uno toma un compromiso y actúa bien o mal, y eso lo decide el gobernador, y uno lo respeta porque esa es su función». El mismo cuidado mostró cuando le preguntaron por su relación con Alberto Fernández y con el gobernador Axel Kicillof.

Encima, tuvo tiempo para contar que hace cuatro meses que no ve personalmente a su madre y que cuando, en un reciente intercambio, le preguntó cómo se sentía, ella le dio una lección. «¿Cómo yo me voy a sentir mal, yo, que tengo 85 años, que estoy en una casa cómoda con televisión, con internet, si pienso en Ana Frank que estuvo meses escondida en un sótano para que no la maten? Yo sé que puedo estar cuatro, cinco, seis meses en casa pero que vamos a salir adelante», fue la respuesta de su madre.

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