Por la ejecución de un balazo de Nicolás Vázquez, la justicia pide prisión perpetua para un ex comisario de la policía bonaerense.

Pidieron la prisión perpetua para un ex comisario de la Policía bonaerense en los alegatos del juicio que se le sigue por la ejecución de un balazo en el cuello de Nicolás Vázquez, un joven al que acusó de haber robado una camiseta de fútbol de un local del centro comercial de Lanús, en un hecho de gatillo fácil registrado en septiembre de 2013.

El pedido fue formulado por la fiscal Viviana Giorgi ante el Tribunal Oral Criminal Nro. 3 de Lomas de Zamora para Héctor Alejandro Amarilla (de 60 años), quien durante la investigación de la causa escapó y estuvo cinco años prófugo de manera sospechosa, pese a figurar en la lista de personas más buscadas del Ministerio de Seguridad de la Nación y por el que se llegó a ofrecer una recompensa de 500.000 pesos.

Luego de tres postergaciones, el debate llegó a su fin y en los alegatos, tanto la Fiscalía, como la abogada Marina Pirro (en representación de la familia de la víctima), solicitaron la pena máxima para Amarilla, quien está imputado por el delito de «homicidio doblemente agravado por alevosía y por su condición de funcionario policial».

En tanto, la defensa del ex comisario pidió la absolución o que sea encuadrado como un «homicidio culposo», que tiene estipulado penas de entre 1 y 5 años. También al formular su alegato, de manera subsidiaria, la fiscal Viviana pidió 30 años de cárcel por «homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego», de no contemplarse la perpetua. Ahora, el Tribunal decidió pasar a un cuarto intermedio para el próximo miércoles, cuando en horas del mediodía, se de a conocer el veredicto.

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Héctor Amarilla, por entonces titular de la comisaría 2da. de Lanús, mató de un tiro a Carlos Nicolás Vázquez (18), en la jornada del 25 de septiembre de 2013 en la esquina de 9 de Julio y Oncativo, cuando dijo que el joven había querido sustraer una prenda de un comercio, en el que cumplía funciones de seguridad privada y salió a perseguirlo, para ejecutarlo extrajudicialmente.

Tras cometer este episodio de violencia institucional, en medio de la investigación en la que contó con cierta protección, al pedirse su captura no pudo ser localizado. Entonces, logró permanecer prófugo hasta febrero de 2019, cuando se determinó que se encontraba en un domicilio familiar de la localidad de Rafael Calzada. Según trascendió, el ex comisario había huido a Paraguay, pero cuando su hija tuvo un bebé, quiso conocer a su nieto y allí pudo ser atrapado.

Si bien en principio se dio por cierta la versión de Amarilla, en relación a un robo con una pistola, persecución y enfrentamiento armado, recién un año más tarde, con el cambio de fiscal en la causa, se determinó que se habría tratado de un hurto y posterior ejecución.

Los familiares de Nicolás Vázquez siempre denunciaron que se trató de un hecho de gatillo fácil y las pericias demostraron que el ex jefe policial se había efectuado un balazo en una pierna para sostener que actuó en legítima defensa.

Buscando engañar a los investigadores, Amarilla entregó su arma reglamentaria y otra de procedencia ilegal, que intentó hacer pasar como perteneciente al joven asesinado. Y cuando su maniobra quedó al descubierto, resultó exonerado de la fuerza y allí, al estar en libertad pese a la gravedad del delito que se le imputaba, pudo fugarse y mantenerse oculto durante cinco años.

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