Miles de manifestantes volvieron a tomar las calles en Israel este viernes en una nueva manifestación masiva en contra de la reforma judicial del Gobierno, cuya primera parte fue aprobada el lunes en el Parlamento israelí, la Knesset.

Las movilizaciones fueron custodiadas por un numeroso operativo de seguridad implementado por las autoridades policiales, cuyos agentes no intervinieron en acciones represivas debido a que no hubo incidentes ni cortes de tráfico en las grandes autopistas, como ocurrió en otras ocasiones. Los miles de asistentes dispararon bengalas al aire y emitieron cánticos en apoyo a la democracia, reseñó Europa Press. El jefe de la Policía israelí, Kobi Shabtai, había prometido que las fuerzas de seguridad iban a permitir el desarrollo de las protestas que no causaran violencia ni perjudicaran el orden público. «La Policía de Israel es apolítica y trabaja para todo el público mientras mantiene sus valores», indicó Shabtai.

Paralelamente se conoció un informe de los servicios de Inteligencia del Ejército que advirtió al primer ministro, Benjamín Netanyahu, de las posibles consecuencias para la seguridad nacional del controvertido proyecto y destacó que Irán y el partido miliciano chiíta Hezbollah lo consideran como «un punto histórico de debilidad» para el país. «Si bien las discusiones previas se centraban en ataques ‘tácticos’ de disuasión, la comunidad de Inteligencia está ahora preocupada por las significativas vulnerabilidades en las capacidades generales de disuasión de Israel a causa de la crisis», indicó.

El jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, respaldó las conclusiones del informe durante un encuentro mantenido recientemente con Netanyahu, según recoge el diario israelí Haaretz. A ello se suma que el Ejército advirtió el martes que su capacidad de combate podría verse dañada si los reservistas cumplen con su amenaza de no presentarse en protesta hacia el proyecto.

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El intento de reforma judicial superó una importante barrera esta semana con la aprobación en la Knesset de la conocida como «cláusula de razonabilidad», que impide que los tribunales usen los estándares judiciales de sensatez para analizar las decisiones del Gobierno. La votación, que fue boicoteada por la oposición, originó una inusual crítica de Estados Unidos en un comunicado de la Casa Blanca, que advirtió sobre la fragilidad política de la aprobación parlamentaria y las consecuencias de las protestas callejeras.

El panorama se completa con los resultados de una encuesta de opinión publicada por el medio local Israel ha-Yom, según la cual sólo el 19% de los israelíes tiene una opinión positiva sobre el trabajo del gobierno de Netanyahu, mientras que el 62% tiene una opinión negativa. Incluso entre los partidarios del Likud, el partido de Netanyahu, las opiniones negativas superan a las positivas -41% y 33% respectivamente- según reprodujo la agencia de noticias Ansa.

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