Otra vez, la violencia urbana y su peor costado, el homicidio, vuelven a ser discutidos en una sala de audiencias en los Tribunales de Córdoba.

De no mediar ninguna sorpresa, cinco jóvenes comenzarán a ser juzgados en pocos días acusados de haber integrado la patota que, a golpes, terminó matando a un joven a la salida de un boliche en la zona del ex-Mercado de Abasto, en la mismísima Capital provincial.

La víctima recibió, en dos oportunidades, trompadas, pedradas y patadas en plena calle. Mientras agonizaba en el piso, incluso, sufrió el robo de varias pertenencias. Finalmente, murió en una cama de la terapia del Hospital de Urgencias.

Se llamaba Nelson Ariel Bustos, tenía 40 años y era padre de una nena. Con su familia vivía en barrio Alberdi, en Córdoba. La familia hoy está completamente destruida.

El homicidio ocurrió en la madrugada del 30 de agosto de 2015 en inmediaciones del puente Alvear, en la ciudad de Córdoba.

A poco de cumplirse siete años del crimen, se viene el juicio contra los cinco acusados en la Cámara 3ª del Crimen y no será un proceso simple.

Por el contrario, se prevé un fuerte debate judicial: los jóvenes llegarán acusados por homicidio preterintencional. Todos están en libertad y así llegarán al banquillo.

En un primer momento, los cinco sospechosos habían sido acusados por homicidio simple e, incluso, llegaron a estar detenidos.

El caso tuvo dos fiscales. Cada uno, mantuvo esa acusación.

Sin embargo, luego de un extenso derrotero judicial y de numerosas presentaciones y peritajes, las cosas cambiaron y la causa fue recaratulada con una figura penal más benévola: el homicidio preterintencional.

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Esta figura legal se refiere a cuando una persona golpea a otra con la intención de lesionarla, pero no de causarle la muerte; lo que finalmente sucede. Dicho de otra forma; es matar “sin querer”.

El ejemplo que se enseña en mucha facultades es el caso de aquella persona que golpea a otra, esta cae, pega contra la vereda y fallece.

¿Quería matarla en verdad o pegarle? Allí, el debate.

Los acusados son: Jorge Luis Bernis (27), Matías David Corzo (28), Jeremías Daniel Benavídez (27), Jonathan Darío González (26) y Jonatan Franco Quipildor (28).

Todos los imputados negaron los hechos y adujeron inocencias.

La familia de la víctima será parte querellante.

Restará ver qué postura tendrá el fiscal de Cámara Marcelo Hidalgo.

Hay un punto no menor en toda esta historia: según los peritos, la víctima tenía una patología cardíaca.

Según los forenses, contaba con un corazón más grande que lo normal.

Otro elemento resaltado por los pesquisas de la morgue es que la víctima había consumido alcohol y cocaína, momentos antes.

La discusión no es menor: el homicidio simple tiene una pena de ocho a 25 años de cárcel.

El preterintencional va de tres a seis años.

Brutal episodio callejero

El episodio ocurrió en la madrugada del domingo 30 de agosto de 2015 cerca del puente Alvear y la Costanera de Córdoba.

Eran las 4.30 cuando, por causas que no están claras, un numeroso grupo de jóvenes comenzó a insultar y lanzar botellazos contra tres amigos. Entre estos tres estaba el propio Nelson Ariel Bustos.

Según la investigación, cada grupo volvía de eventos diferentes.

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No está claro qué fue lo que detonó semejante enfrentamiento.

Hubo una primera escaramuza que duró poco.

Luego apareció un móvil policial y los uniformados disolvieron el enfrentamiento sin problemas.

Bastó que el móvil se marchara de ese lugar, para que la violencia otra vez se encendiera y comenzara la segunda y peor parte.

Testigos y hasta las filmaciones de cámaras de seguridad muestran de qué manera la patota mayor volvió a perseguir al grupo menor.

En esas circunstancias, Bustos no pudo correr más y se frenó.

Alto y corpulento, pero sin aire, intentó hacer frente a la pandilla.

En segundos, fue rodeado y recibió una andanada de golpes.

“Se abusaron, eran como seis, le pegaron patadas y trompadas por todos lados”, contó un testigo.

Sus dos amigos también fueron golpeados, pero pudieron huir.

Bustos cayó al piso y no reaccionó más. Mientras yacía en el pavimento, le robaron cosas del pantalón.

La pesquisa de los fiscales Raúl Garzón y luego Claudia Palacios se basó en filmaciones y testigos.

“Bajar” la acusación

No tardaron los sospechosos en ser identificados y atrapados.

Sin embargo, las novedades llegaron desde la morgue judicial.

Sucede que los forenses remarcaron que la víctima tenía un padecimiento cardíaco previo lo que, sumado al consumo de alcohol y cocaína, habrían sido causales para que finalmente muriera tras la golpiza.

“El corazón de Bustos, el cual era patológico, sumado a la presencia de estos tóxicos en sangre ya mencionados (N.R.: alcohol, cocaína y marihuana), más la situación de estrés vivida en el momento del hecho, puede ser propenso a ocasionar isquemias y arritmias, determinando un fallo de bomba agudo que equivaldría a la insuficiencia cardiorrespiratoria”, explicó, durante la investigación, el forense Moisés Dib, quien trabajó con su par Luis Defagot.

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Los forenses señalaron que, si bien Bustos presentaba traumatismos, no se observó “ninguno que tenga entidad suficiente para producir la muerte por sí misma”.

De allí que los cinco acusados fueron liberados y sus imputaciones por homicidio simple bajaron a homicidio preterintencional.

¿Y el robo?

¿Qué pasó con el robo a la víctima?

Pasaron siete años y ese delito prescribió.

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