Dolores Etchevehere detalló cómo sus hermanos presionaron al juez para que revoque su fallo

El juez Martín Furman, quien le había concedido a Dolores una casa de la sucesión, revirtió la decisión el sábado luego de que los Etchevehere ingresaron violentamente a la vivienda durante el acto de posesión.
«Primero me negaron la tierra, y este sábado me negaron la vivienda, a mí y a mis hijos. Eso es lo que hicieron mis hermanos durante once años sin que los hechos tomen estado público. Ahora está todo a la vista», dijo en diálogo con Página/12 Dolores Etchevehere, luego de que el magistrado Martín Furman, a cargo del Juzgado Civil y Comercial Nº 7 de Paraná, revocara este sábado el fallo que él mismo había dictado en el que concedía a Dolores la posesión de una casa de la sucesión en la ciudad de Paraná. El sorprendente cambio de posición del juez –el mismo día que se había hecho efectiva la medida–, según contó Dolores, se dio tras una nueva situación violenta protagonizada por sus hermanos, encabezados por Luis Miguel Etchevehere, el ex ministro de Agroindustria de Mauricio Macri. Esta vez irrumpieron en la casa por la ventana cuando ella tomaba la posesión y tuvieron una acalorada conversación con el juez en el living del inmueble. Cuando salieron, Furman ya había cambiado de posición y, sin respetar el debido proceso, anuló su dictamen. El 21 de diciembre Dolores Etchevehere presentó una medida cautelar en el juzgado donde tramita el juicio sucesorio para solicitar igualdad de condiciones a sus hermanos Sebastián, Juan Diego y Luis Miguel Etchevehere, además del uso y goce de un inmueble de la sucesión en Paraná, junto a un ingreso en su calidad de socia-heredera. El 23 de diciembre el juez Furman dictó un fallo en el que reconoció a Dolores como víctima de violencia económica y le otorgó la posesión del inmueble para que lo utilice como vivienda junto a sus hijos. Además, el fallo obligaba a sus hermanos y a su madre a indemnizarla por el uso exclusivo que hacen del acervo hereditario. Esto era muy importante ya que, hasta el momento, Dolores no había podido ejercer sus derechos de heredera.

Luego de conocer el fallo, según explicó Dolores en diálogo con Página/12, «la diligencia fue cumplida a la perfección. Saqué un turno, me dieron hora, designaron a un oficial de justicia y un cerrajero. El sábado ingresamos a la propiedad, se constató que la vivienda estaba vacía, ingresó el juez para hacer la inspección ocular, le mostré, incluso, efectos personales de cuando era chica que estaban allí, me leyeron el acta de posesión, firmé y me dijeron: ‘en este momento le entrego la posesión de la vivienda'». Hasta ese entonces todo parecía avanzar sujeto a derecho. Pero de pronto, los hermanos de Dolores, que ella denomina «los Etchevehere corruptos», ingresaron a la casa de modo brutal, insultando y gritando. «Se metieron por la ventana en la casa de la que me había dado la posesión hacía minutos el oficial de justicia. Estaba con mi hija menor de edad que escuchó como me decían de todo. La policía, una vez más, y entiendo que por las órdenes del gobernador Gustavo Bordet, no dijo nada», detalló. «¿Quién gobierna hoy la provincia de Entre Ríos?», se preguntó Dolores y agregó: «el Gobernador Bordet impide que se cumplan las resoluciones judiciales, ¿por qué a mi me detuvieron en Casa Nueva por intentar resistir y a mis hermanos no?».

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Según contó Dolores a este diario, luego de la irrupción violenta de sus hermanos, y de manera completamente informal, el juez decidió sentarse en el living del inmueble y llamar a los abogados de las partes «para hablar». Es decir, Furman decidió armar una especie de «mediación» que duró cerca de cuatro horas para «tratar de llegar a un acuerdo». «¿Cómo puede ser que se siente para buscar un acuerdo de esa manera informal si ya había dictado un fallo?», se preguntó Dolores.

Si bien ella en ningún momento ingresó a la sala dónde estaban debatiendo el fallo ya realizado, ella pudo ver cómo su madre y sus hermanos se metían constantemente en la sala para insultar y gritar: «Leonor Barbero ingresaba al living, decía de todo a los gritos; otro de mis hermanos entraba e insultaba, salía y se ponían a discutir cosas jurídicas». Se hizo la noche y Dolores cansada, vulnerada, y junto a su hija, esperaba fuera de la casa. Mientas, podía ver como los efectivos policiales se iban de a poco hasta quedar tres. «En un momento el juez salió, ni me saludó, habló con los policías que quedaban y quedó uno solo. Furman se subió al auto y dijo: ‘me voy al juzgado a redactar algo'», contó. Un rato después, y el mismo día que se había hecho efectiva la sentencia, furman la revocó. «Yo quedé ahí, a las diez de la noche, completamente vulnerada y sin tener a dónde ir», dijo Dolores indignada.

El abogado constitucionalista Eduardo Barcesat explicó en diálogo con Página/12 que anular una sentencia sin dictar una revocatoria es «absolutamente nulo». «Tiene que haber un interés de un afectado para que pueda plantear una revocatoria», agregó. En lo sucedido con los Etchevehere durante el sábado por la tarde noche, no hubo ningún tipo de presentación formal. Para Barcesat, el juez Furman, «sin una presentación formal no pudo haber hecho eso». «Pudiera ser que los hermanos hubieran hecho una presentación y en función de eso dictar una revocatoria de su propia resolución. Pero no que, motus propio, por una conversación, la revoque, porque eso carece de conflicto de intereses de alteridad», señaló. Según el abogado, ese no es un proceso que pueda darse en una jornada: «tendría que haber una revocatoria, darle traslado y recién después resolverla. Así como está, es nula», puntualizó.

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«Primero me negaron la tierra, y este sábado me negaron la vivienda a mi y a mis hijos. Eso es lo que hicieron durante once años sin que los hechos tomen estado público. Entre lo sucedido en Casa Nueva y lo del sábado, quedó todo a la vista», resaltó Dolores. «Que me den una porción de tierra para producir junto con el Proyecto Artigas es lo mínimo que debe suceder. Hay un proceso judicial que debe ocurrir, pero mientras tanto tengo que estar en igualdad de condiciones porque sino ellos logran quebrarme», puntualizó.

«El Poder Judicial de Entre Ríos no cumple su función y tampoco con lo que él mismo dicta. El Poder Ejecutivo, en este caso Bordet, impide que se cumplan las resoluciones judiciales. A mi me pusieron 150 efectivos en el medio del campo en Casa Nueva y cuando quise resistir una orden judicial me llevaron presa. Este sábado en Paraná hubo siete policías que se fueron hasta quedar uno solo y a mis hermanos, que entraron por la ventana e insultaron a un juez en la cara, no solo no los detuvo nadie, sino que se sentaron a negociar con el juez para anular la sentencia», denunció Dolores.

Otra pregunta que resuena contantemente en los pensamientos de ella es: «¿Quién gobierna hoy la provincia de Entre Ríos?». «No se respeta ningún poder y a los Etchevehere corruptos no los eligió el pueblo entreriano. Pareciera que en esta provincia todo se arregla con un teléfono. Es de extrema gravedad y tiene que haber una autoridad superior que intervenga porque acá no hay garantías de nada», subrayó.

Según Juan Grabois, uno de los abogados de Dolores, «no por nada son los Etchevehere. Gobierne quien gobierne, mandan. Gobernadores, dueños de los diarios, dueños de la tierra, de las vacas, de los puertos. Padrinos de la justicia. Quien pudiera. Llega toda la artillería. La madre, los hijos, algún adlater de traje. A los gritos, como siempre. ‘Puta’, ‘vaga’, todo delante de su hija. Son patrones, los ricos no piden permiso y ellos son ricos, asquerosamente ricos. Conocen su poder. Son impunes».

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El pecado original

“¿De qué viven mis hermanos desde la muerte de mi padre? De la herencia de él, de las sociedades, de las rentas de bienes, de la venta de la hacienda, de retiros en negro de las SA, de la venta en negro de miles de cabeza de ganado ¿Por qué soy la única que me he visto en complicaciones económicas desde el día uno? Respuesta fácil: porque me excluyeron de todo tipo de administración y contacto con los bienes del sucesorio”, detallaba Dolores en el escrito judicial que presentó al juez, que, previo al apriete de sus hermanos, había decidido concederle la casa en Paraná.

«Acá hay un pecado original. Mis hermanos y mi madre falsificaron mi firma para poder administrar de forma fraudulenta el acervo hereditario», denunció en conversación con Página/12 Dolores. «Los Etchevehere corruptos, cuando mi padre murió, le pidieron al juez que la administradora sea Leonor Barbero, mi madre. Ese documento fue firmado por Luis Miguel, Sebastián, Juan Diego Etchehvehere, Leonor y también aparece una firma mía falsificada», puntualizó. «Eso fue lo primero que denuncié hace once años. Está en el expediente, junto a mi firma falsificada. Fue el comienzo, tomaron de facto la administración de la sucesión. Cuando me enteré hice la denuncia, pero fue como si nada. Administraron los bienes estos once años y me excluyeron completamente».

«El pueblo algún día se va a cansar. Se va a cansar de tanta injusticia, de tanta desigualdad, de la complicidad y la cobardía de la política con tanto saqueo, con tantos Lewis, con tantos Etchevehere», subrayó Grabois. Luego agregó que «se va a cansar de no poder tener un terreno de 200 metros cuadrados mientras la tierra se extiende como el océano en este país, se va a cansar de no poder comer pan ni carne en el país de las vacas y el trigo, de que cuatro vivos manden para afuera la riqueza que genera el trabajo de toda la sociedad, que quiebren las empresas y descarten a los trabajadores, que incendien los pastizales, desmonten el bosque nativo, fumiguen los pueblos».

Dolores afirmó que el Proyecto Artigas sigue firme y que «con tan solo dos meses el proyecto tiene unos pulmones tremendos». «Vamos a seguir, no solamente por mí, sino por todas las mujeres y por todos los que luchan».

Tomado de Página/12

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